A la par de la competencia de acordeoneros, durante el Festival Vallenato se da otro duelo, el de los whiskies. Y Old Parr, este año, se declara victorioso porque, según un estudio de Nielsen, de Colombia, de cada cinco botellas de whisky premium (12 años) que se consume en la Costa Atlántica, 4 son de Old Parr.
Por eso, este año van a lanzar la botella de Old Parr Superior, en el mercado colombiano. Y el mejor lugar para hacerlo es el Festival de la Leyenda Vallenata 2008 (del 30 de abril al 5 de mayo). Los vallenatos tendrán, pues, la primicia, porque los demás colombianos solo podrán degustarlo a partir de julio, en almacenes de cadena, restaurantes, bares y discotecas.
Esto me hizo recordar un artículo que escribí en abril del 2005, como antesala al Festival de entonces, titulado ‘Chivas en el Valle de Old Parr’, en el que además de la pelea de marcas se ilustraba la forma como la cultura vallenata fue apropiandose del producto escocés como algo propio de sus parrandas. Lo reproduzco aquí, porque al leerlo, vi que en mucho, todavía está vigente.

‘Chivas en el Valle de Old Parr’ (24 de abril de 2005)

La leyenda del inglés más longevo, Thomas Parr, llegó a Valledupar en forma de whisky. Allí se mezcló con el calor de las parrandas y se convirtió en protagonista. Actualmente, Chivas Regal pelea por meterse en el mundo del vallenato.

La parranda estaba oscura. Rafael Escalona era un muchacho al que le faltaban años para componer la Elegía a Jaime Molina, porque Molina estaba a su lado, junto con un grupo de parranderos. Uno de ellos era Roberto ‘El turco’ Pavajeau, con una botella en la mano que hacía un ruido "como de campanitas". Lo alumbraron un poquito y pudieron ver el clavo que nadaba dentro.
"¡Este whisky está ‘chimbiado’! –dijo ‘El Turco’-. Yo no tomo más". Escalona dijo lo mismo. Pero Molina cambió la historia: "Sírveme un trago de ese, que para ser un buen cadáver hay que morir joven". Se la bebieron igual.
Es una leyenda más del vallenato y su cultura de parrandas. El whisky es un ícono de las fiestas de una región tan ganadera que no cultivó caña para hacer ron.
Todo comenzó con el contrabando. Y este, por la fiereza con que los indios chimilas defendieron su territorio en La Conquista. Eran tan indómitos que la zona de La Guajira quedó libre de aduanas españolas y de recibir el trago que venía de las Antillas inglesas. De la Guajira bajó hasta el Valle de Upar. El mismo camino del acordeón cuando llegó, pero siglos antes.
Los parranderos más bravos crecieron viendo correr ríos de whisky, afinando el oído, para la música, y el gusto, para distinguir entre tragos. "El whisky era más barato que el aguardiente o ron –dice el cajero Pablo López al recordar parrandas de juventud–. En el año 50, el que llegó fue el "Caballito blanco" (White Horse). Después vinieron el "Caselores" (House of Lords), El Monje y El Robertico. Y más adelante el Ballantine’s y los más finos: El Old Parr, el Buchananan’s , El Sello Negro y El Sello Rojo".
Hoy reina el Old Parr, que tomó el nombre de Thomas Parr –nacido en  Inglaterra en 1483 y muerto 152 años después, en 1635–. Su propia leyenda dice que vivió diez reinados ingleses y tuvo un hijo a los 120. A su llegada a la zona, los parranderos lo rebautizaron: "El viejo Parra" y se lo bebieron con gusto.
"Hace unos 30 años que tiene renombre aquí", dijo ‘El Turco’ Pavajeau.
Otros, como el escritor David Sánchez Juliao calculan que ‘El viejo Parra’ se apoderó de las parrandas en fechas cercanas a la creación del Festival de la Leyenda Vallenata.
"Las parrandas se hacen con un buen sancocho, un buen whisky y un buen conjunto vallenato”, afirma Pablo López. Así se crea la atmósfera para referir cuentos regionales que involucran la bebida.
"¿Sabe que al Passport le dicen ‘pasprú’? –agrega López-. Porque te da el  ‘pasprú’ cuando caes borracho. Y cuando uno toma Passport cae".
El Old Parr también ha desencadenado historias. Alguien le vio a la botella similitudes con la figura de una respetada valduparense: María Namen.
Dicen los parranderos que cuando lo supo, se puso "rabiosa". Pero ahora, un cantinero de la ciudad entiende perfectamente cuando le dicen: "Dame una ‘María Namen’.
Y como Old Parr viene en varias presentaciones, la botella chiquita tomó el nombre de ‘Aileen Pérez’ y se puede pedir una mediana diciendo: "Quiero una ‘Cielo Gnecco’".
Sin embargo, Chivas Regal quiere conquistar Valledupar. "Es, junto con Barranquilla, una de las plazas donde más se consume whisky en Colombia", afirma Eduardo Gaitán, gerente de la marca, en Pernod Ricard. Por eso, de un par de años hacia acá, el público vallenato presencia una divertida rivalidad publicitaria entre las dos marcas. 
"La pelea estuvo fuerte el año pasado –recuerda Carlos Quintero, periodista de Maravilla Estéreo–. Chivas Regal prácticamente se tomó el aeropuerto para recibir a la gente que llegaba a recoger sus maletas con un vaso de whisky en las rocas”.
Se dice que Old Parr "se sintió picado" y decidió dar un paso más. Puso su degustación en la plataforma de aterrizaje justo cuando un alto ejecutivo de Chivas se bajaba de un avión.
Gaitán, de Chivas, ni lo afirma ni lo niega. Dice que el año pasado (2005) en el aeropuerto hubo hasta tres degustaciones diferentes y el que llegara podía tomar de las tres.
Un sondeo entre artistas y parranderos demuestra que a Chivas le va a tocar duro. No en vano a la zona de Valledupar y sus alrededores le dicen "El Valle de Old Parr". 

PARRANDEROS  Y SU WHISKY

Pablo López
Cajero
"El único que toma Sello Rojo es el doctor Alfonso López, porque dice que no lo ‘chimbean’. Pero lo que pasa es que es muy ‘codo’ y no le gusta gastar. En sus fiestas da Sello Rojo por bajar costos. Yo lo conozco bien porque he parrandeado con él desde chiquito".
David Sánchez Juliao
Escritor
Cita un texto que hace parte de El flecha 2: "Había en Valledupar un señor tan aficionado al Old Parr que construyó, con un tanque en el techo de su casa, un ‘oldparr-ducto’. No era más que abrir un grifo que había instalado en los espacios del kiosko de palmas del patio, y salía del ‘oldparr-ducto’ lo que ellos en Valledupar consideran el whisky más local".
Jorge Oñate 
Cantante
"El mío es el Old Parr. Otros toman Buchanan’s. A veces me han metido de esos whiskys chimbos y dan dolor de cabeza".
Darío Pavajeau
Parrandero
"Tomamos whisky en las parrandas porque los demás tragos producen calor. Es más suave, más fácil de digerir y el que menos guayabo da".