Retomo aquí una nota sobre Las Chicas de Canela, cuatro jovencitas que son el fenómeno musical en Texas (Estados Unidos) y que se disputan con los vallenatos el Grammy de la categoría Vallenato/Cumbia. Se publicó hace dos domingos en EL TIEMPO.
La categoría se llama Vallenato cumbia y en ella entra toda música que se parezca a estos dos géneros, aunque la hagan japoneses. Confiados en la fortaleza del vallenato en el mercado interno, en Colombia se creía que la categoría de vallenato en el Grammy sería una competencia entre colombianos. Subestimamos a la cumbia extranjera y ahora, a pocas semanas de la entrega del premio, los nominados por el vallenato tiemblan ante un grupo gringo de origen hispano: Las Chicas de Canela.
«Somos cuatro chavas -dice Lissi Juárez, la única mexicana- que estamos juntas hace año y medio. Las otras tres eran famosas en otra banda. De pronto, vieron que había demasiado talento en el grupo, así que formaron el suyo y me llamaron. Yo era corista de Jennifer Peña y armamos Las Chicas de Canela».
Lissi vive en Houston, donde se entregarán los Grammy Latinos este año. Sus compañeras son de Corpus Christi (Texas), y allí son el fenómeno del año.
Aunque están sorprendidas de haber quedado con su cumbia en una categoría en la que predomina el folclor colombiano, no se sienten tan distantes del vallenato o, al menos, de lo que entienden por él.
Con vallenato de Monterrey
Su productor, Ricardo González, las reunió a comienzos de año para grabar. Querían mantener la línea de cumbia norteña que ya manejaban y, a la vez, innovar. Esto coincidió con el lanzamiento del acordeón ‘Rey del Vallenato’ -de la firma Hohner-. Y como Hohner patrocinaba a Cynni, quien tocaba el acordeón norteño, la fábrica le dio uno y le dijeron que hiciera algo con él. «A Cynni ya le gustaba desde antes el sonido del vallenato», cuenta Lissi.
Pero no se refiere al vallenato colombiano, sino al que han hecho en Monterrey (México) figuras como Celso Piña, inspirados en grabaciones que llegaron allá y echaron raíces en esa región desde los años 60. Hacia allá miró Cynni a la hora de grabar. Debutaron con la única canción no original del álbum: Mil horas, de La Sonora Dinamita. Y gustó entre la comunidad texana. El disco Esta noche fue inscrito en el Grammy dentro de la categoría vallenato/cumbia. Y pese a que el suyo no es lo que entendemos como vallenato, el álbum calificaba dentro de los estándares del genérico latinoamericano que hoy es la cumbia. El comité de revisión del Grammy lo tomó así y junto con el disco de las Chicas de Canela fueron admitidos, entre los inscritos, varios de características similares.
La lista de nominados salió en septiembre. Se esperaba que no fuera una categoría para alquilar balcón, puesto que en materia de vallenato el único disco realmente fuerte era Solo clásicos, de Peter Manjarrés. No había un Silvestre, un Celedón, un Jorge Oñate o un Iván Villazón. En cambio estaban ‘El Toba’ Zuleta, Gussi y Beto, El Combo de las Estrellas y Las Chicas de Canela, a las que nadie en Colombia conocía.
Los nominados analizaron sus posiciones. Descubrieron que su competencia se volvía internacional. Comentaristas vallenatos se rasgan las vestiduras, considerando que la presencia de las texanas tenía algo de ignorancia de la Academia. Otros han vuelto a insistir en separar la cumbia del vallenato en los galardones, discusión que en la Academia Latina se dio el año pasado y se descartó.
Desde Houston, Lissene Juárez admite que su presencia tiene algo de extraño: «Lo juro, a nosotras nos pasa exactamente lo mismo. A veces sentimos que estamos entrando en una terna que se la estamos robando a los colombianos. El temor es porque nosotras somos nuevas y la gente estaba esperando ver una cumbia o un vallenato colombiano, primero que nada. Pero estamos contentas de haber llegado hasta aquí, no queremos robarle el premio a nadie. Más bien, nos sentimos honradas de compartir con ellos».
LO QUE DICEN LOS NUESTROS
A la pregunta por la competencia, Peter Manjarrés, el nominado cuyo álbum Solo clásicos es de los contendores más fuertes, dice: «Hubiera querido nominados más vallenatos. Pero, el problema está en nosotros. Hay gente que no sabe cuándo ni cómo son las inscripciones. Estar allí es más de gestión, de inscribir productos, de estar pendiente. Competir con un Jorge Oñate o a un Villazón para mí sería más motivo de orgullo. Pero el nerviosismo que hay ahora es ese».
Y manifiesta que su esperanza es que sea verdad que hay más votos en Puerto Rico que en México. «Ellas han hecho conciertos en eventos del Grammy -resalta-. Su público está allá. Que ganaran sería grave para el vallenato. Y es porque el vallenato no le ha dado importancia a la categoría del Grammy».
Por su parte, Beto Murgas Jr. -de Gussi y Beto-, también nominado, ve que Las Chicas de Canela resultaron ser su competidor más temido: «En Colombia, la cumbia dejó de producirse y la que se produce no se inscribe. Pero también hay que ver que en esa medida, la cumbia es la que le da el carácter internacional a la categoría y eso nos va a llevar a los vallenatos a esforzarnos más, exigirnos más y competir mejor».
Su productor, Ricardo González, concluye: «Deberían conocerlas, ellas están felices y dicen que si están allí, entre vallenatos, les entusiasma la idea de ser un apoyo más para el género».