Escribo esto desde el mismo escenario del concierto de Carlos Vives en Bogotá… son mis apuntes preliminares de la que será la nota de mañana en el periódico impreso.
Con el concierto que dio esta noche en Bogotá, Carlos Vives confirmó que su regreso a las listas de popularidad y de ventas no podía estar completo sin un espectáculo en vivo lo suficientemente fuerte como seguir rompiendo paradigmas.
La puesta en escena fue cuidadosamrente preparada para cada canción: en imágenes que complementaban el sentido de las letras, de una manera jocosa. Vives presentó su concierto en una tarima con luces, pantallas e imágenes que podrían ser la envidia de cualquier grupo de rock o de pop del mundo.
Y si se mira desde el ángulo vallenato, de los clásicos convertidos a la modernidad, de nuevo puso un punto alto, sobre los espectáculos que los demás artistas del género podrían llegar a hacer si se lo proponen. El público tuvo que darle la razón cuando Vives anunciaba que llegaba a Bogotá con un grupo musical al que se le notaban los años de evolución y de trabajo en equipo.
El concierto, que tuvo lugar en el Parque Simón Bolívar, comenzó a las 8 p.m. en punto con el primer «Clásico de la Provincia» que le dio a Vives la fama internacional, en 1993: La gota fría a la que siguió una potente versión de La cañaguatera. Después, el cantante samario interpretó tranquilamente, es decir, confiado en su público, sus «nuevos clásicos», del álbum que lanzó apenas en septiembre. Porque otros artistas esperan a que varias canciones de un álbum suenen bastante en radio antes de emprender con el Tour. En cambio, Vives se dio el lujo de empezar una gira con una producción de altura, a pocas semanas de haber sacado el disco. Claro, le favoreció el hecho de su regreso a los clásicos.
Y la gente respondió: cantaron todas las canciones, desde Sí, sí, sí hasta Confidencia, de autoría de Gustavo Gutiérrez.
Vives bailó tal como la mayoría de colombianos lo recuerdan, el acordeón de Egidio Cuadrado, rey vallenato 1985, tuvo el protagonismo en medio de un acompañamiento musical que resaltó la potencia de sus notas en canciones como El pollo vallenato o Mujer conforme, de autoría de Máximo Movil. Y, de cuando en cuando, el cantante agradecía a los autores de las canciones que han integrado su trabajo Clásicos de La Provincia 2.
La segunda parte del concierto volvió a las canciones de su repertorio anterior como Déjame entrar. Así, a lo largo de dos horas de concierto, el cantante reafirmó ante el público su lugar de pionero en materia de folclor con traje contemporáno. Otras de las canciones que interpretó fueron: La cartera y Fruta fresca.