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La corona de rey vallenato llegó para Sergio Luis Rodríguez a los 23 años. Era una especie de promesa cumplida para un músico que desde las competencias infantiles, en las que también fue rey, estuvo bajo la lupa de los vallenatos. Hace un año, llegó al Festival de la Leyenda Vallenata como «el acordeonero de Peter Manjarrés», próximo a lanzar el disco ‘El Caballero’, y cuando se hizo con la corona, empezó a hablarse de ‘El caballero y el rey’.

De ese momento, Rodríguez recuerda el nerviosismo normal, lo mucho que pensaba en los minutos que faltaban para cumplir su sueño. «Me decía a mí mismo que tenía que buscar el al mejor acordeonero que había dentro de mí». Después, esperando el fallo detrás del escenario, recuerda haber oído «una impresionante bulla del público» y haberse preguntado si acaso ya iba a cantar Daddy Yankee, invitado al cierre. Y tardó en entender que no era por el reggaetonero, sino porque acaban de anunciarlo como rey vallenato.

 
«La lección principal es la superación personal -dice a pocos días de saber quién será el nuevo rey vallenato-. Lo primero que uno debe tener en cuenta en la vida es prepararse como persona, para no desfallecer en los intentos». Lo dice por el intento fallido del 2006, cuando subió a la final y fue vencido por el cachaco Beto Jamaica. Muchos amigos le dijeron que dejara así, que no necesitaba ese título. Pero Rodríguez no iba a abandonar así de fácil.

«El respaldo de los medios hacia mí ha cambiado muchísimo -cuenta-. El cantante suele ser el protagonista en todas las agrupaciones vallenatas. Ser rey  vallenato sirvió para que me den la importancia que merezco como acordeonero». De hecho, recuerda que el primero en sacar pecho porque ahora cantaba junto a un rey vallenato fue el cantante Peter Manjarrés. «Él lo ha hecho sentir en cada presentación y en las entrevistas. Me ha servido mucho para que resalten la labor que estoy haciendo desde el acordeón en la música».

 
Este año, Sergio Luis vivirá el Festival de otra manera: «Ya estoy relajado, tengo paz interior, tranquilidad porque logré lo que quería. Ya no voy con el estrés de estar pendiente a qué hora me toca». Y confiesa que el año pasado no dormía, cuando podía recostarse «se pintaba el escenario» frente a sus ojos y se veía al día siguiente tocando, imaginándose cómo iba a tocar. «Esta vez voy a disfrutar con mis amigos y mi familia. Obviamente, también tengo nostalgia porque, aunque no dejaré de ser rey vallenato, ya no seré el rey actual».

De todos modos, Sergio Luis no se dejará olvidar fácil. Él mismo preparó una medicina para su nostalgia: está en Valledupar no solo para «entregar» la corona, sino para dejar un legado: «Voy a lanzar una producción. Un CD que grabé en mi estudio, en mi casa, se titula ‘Rey para la historia’, contiene las canciones con las que me coroné como rey vallenato y composiciones del maestro Escalona, porque la primera canción que toqué en el acordeón fue El testamento».

Ese legado del que habla es para el rey 2009:  «El recordatorio de un año magnífico, de sueños hechos realidad. Dios va poniendo las cosas y las he sabido obtener, con disciplina y responsabilidad. Siento que estoy dejando una huella en el vallenato, no solo como rey sino como persona. La gente me quiere, siento el respaldo en cada ciudad de Colombia y respondo siendo lo más humano posible, porque no creo en la fama, no me gusta. Soy como soy desde niño, así me criaron mis papás y eso no lo ha cambiado la corona».

El disco de despedida

El disco con que el que Sergio Luis Rodríguez despide su año de reinado era, también, otro sueño. «Lo hice sin sello, en mi estudio personal, en Valledupar, con el apoyo de amigos y familiares. Se me prendió esa chispita al final, cuando un día me dije:
«Yo tengo que dejar algo, hacer algo para regalarle a la gente’. Así que produje una emisión limitada para dársela como recuerdo a la gente, sin ánimo de lucro, ni nada. Viene con un librito adentro que habla de mis sueños, tiene palabras de mi papá, que dice cómo fue mi crecimiento, fotos de cuando me coroné rey vallenato. Algo que yo sé que la persona que lo tenga va a valorar mucho».

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