Jorge y Jimmy. Doce años de música, desde Romántico como yo
(2000) hasta ahora que se oyen las
canciones del álbum Lo que tú necesitas. Ahora que el mundo vallenato hace sus apuestas por
el nombre del que vendrá a ser el nuevo acordeonero de Jorge, me quedo perpleja
pensando que nunca imaginé al uno sin el otro y todavía no lo logro.
Se bien que en el circuito del vallenato la estrella
principal es el cantante. Y más, bien, comparado con otros formatos musicales,
que el acordeonista tenga un protagonismo al lado del cantante es una de esas
rarezas bonitas del vallenato, que no se deja quitar una de sus raíces
principales: el valor primero que tuvo el intérprete del acordeón, tanto que el rey vallenato siempre
toca el acordeón.
Y creo que Jimmy Zambrano
nos lo recordó con cada nota que tocó al lado de Jorge Celedón. Por eso, pese a
sus numerosos éxitos juntos siempre quise que se pegaran en la radio canciones
como Todo bien, una puya moderna donde, para mí, se lucía el acordeón.
El dúo siempre proyecto una imagen armónica. No apelaban al
escándalo, no buscaron más protagonismo que el que les diera la música, no se
les veía derrochando arrogantes ademanes de estrellato. Se bastaron siempre con
la música y una organización que ha sido admirada y envidiada en el medio vallenato todo
este tiempo cuyos líneamientos Jorge tuvo claros desde el principio. Tuve la oportunidad de verlos trabajar en estudio, sobre todo
durante la grabación del disco La Invitación, y creo que la palabra para
describirlos allí era dedicación.
Doce años. Los oímos cantar y tocar Por tu primer beso, Ay
hombe, Parranda en el cafetal, Juepa je,
No podrán separarnos, Esta vida, La
invitación y Ok, entre muchos de sus éxitos.
El de Jorge y Jimmy ha sido, en lo personal, el grupo vallenato
que he seguido con más atención: los acompañé en el after party del primer
Grammy Latino en el que se otorgó la categoría vallenata. Era noviembre del 2006, el galardón fue para os Hermanos Zuleta, que acaban de separarse en ese entonces, y
en la celebración privada para los artistas ganadores y nominados, Jorge y
Jimmy abrieron la fiesta. Era la primera vez que un artista vallenato tenía
cupo en un escenario que tuviera la marca Grammy Latino.
Los filmaba sintiendo que momentos así, aunque no los
hubieran televisado, eran para la historia. Y cuando bajaron de la tarima, al
hablar con Jorge sobre el galardón que no había sido, me dijo: «Yo estoy feliz,
porque era justo que la categoría la inaugurara un representante de la
tradición». Por su parte, Jimmy, a quien oí hablar en el autobús a la salida,
sí se preguntaba por qué, qué había hecho falta. Afortunadamente, un año
después, en el 2007, sí tuvieron la oportunidad de celebrarlo, cuando
obtuvieron el Grammy por el álbum Son para el mundo.
Podría contar muchas anécdotas: de trasescenas de rodaje de
videoclips, de las jornadas eliminatorias del Festival Vallenato en el que Jimmy
intentó ganar la corona que le fue esquiva (2008), cuando Jorge se sentaba a apoyarlo desde las
sillas de la zona de prensa, en calidad de público atento.
Hoy me parece oportuno recordar una entrevista que le hice a Jorge, en el 2009, para el librillo
que acompañó la edición especial de La Invitación en la que me dijo por qué apostó
por Jimmy:
Jorge iba a salir del Binomio de Oro y había hablado de
todo, de hacer un dueto con Jean Carlos Centeno en unión con José Fernando ‘El Morre’ Romero, por
ejemplo. Pero decidió irse primero….
«Había que buscar un acordeonista -relató Jorge- Pero primero me fui y después
busqué».
¿Se salió del Binomio de Oro sin grupo? No tenía nada…
«Nada… nada… nada. Pero yo sabía cómo se arma un grupo y
todo. A Jimmy lo mencionaron en el estudio.
Yo buscaba y sabía de su trabajo, pero cuando lo nombraron no me acordaba.
Alguien lo mencionó: «Hay un muchacho que trabaja con Omar Geles, que se llama
Jimmy Zambrano, que hace las producciones con él». Y yo dije: «Lo conozco».
Sabía que estaba haciendo producciones con Adriana Lucía, con José Luis Carrascal.
Los trabajos en los que había tocado habían sido éxito. Jimmy se ganó su lugar.
La gente decía: «Ese man es loco, qué se cree, a ese muchacho no lo conoce
nadie». Pero haber optado por un famoso era la fácil. Habíamos pensado en Iván
Zuleta, pero él tenía un compromiso con Poncho. Yo hablé con él y con su papá,
pero no se dio…»
Y estaba arrancando de ceros y el público no conocía al
acordeonero. ¿Qué pasó entonces?
«La gente cree que uno come de nombre. Hay muchas canciones
que suenan y ni siquiera sabe uno quién está tocando. Lo bueno no pelea con
nadie. Lo que se haga bien, la música no pelea con nadie, se va escuchando,
como dice Facundo Cabral: ‘Con la gracia del amor, mi canción camina sola'».
Cuando Jorge me dio esta entrevista, comenzaba el 2009, estaban
por lanzar La invitación, el éxito de Esta vida todavía sonaba reciente y la
preocupación era superar ese «batazo». Seguiría La invitación, canción que se convirtió en un himno de la colombianidad, que inauguró su álbum de ese año. Y, posteriormente, en el 2011, el lanzamiento de Lo que tú
necesitas (2011).
Y ahora, cuando la noticia que se esperaba era el inminente
lanzamiento del disco de duetos, en el que Jorge y Jimmy llevaban dos o más
años trabajando, Jimmy y Jorge se despiden como equipo musical de una forma
elegante. Anuncian que sus conciertos de diciembre serán los últimos juntos, se
agradecen mutuamente. El uno le desea éxitos al otro por twitter, y el otro al
uno, vía comunicado. Tampoco en eso hicieron como otros grupos del género en
los que un día llegaba el acordeonero y le decían que ya no se subiera al bus,
que otro ya estaba en su lugar.
Me uno a las personas que les desea éxito en sus nuevos
caminos. Sé que les irá bien. Aunque creo que añoraré mucho verlos juntos. No sé para ustedes, pero
su música ha marcado para mí toda una época.