Miguel Velilla, samario de 11 años, es el nuevo rey infantil
del Festival de la Leyenda Vallenata. Fue el último de los cinco finalistas de
su categoría en subir al escenario -cerca de las 11 p.m. del lunes 29 de abril-
y junto con su familia y la de sus demás contendores esperó pacientemente en la
trasescena a que se diera la final juvenil y, posteriormente, el concierto de
Pitbull, cerca delas 2 a.m. para saber que había ganado.
De inmediato hubo entrevistas y fotografías. A las preguntas
contestaba con frases breves: El ritmo más difícil de tocar: la puya. ¿Qué
viene? «Prepararme para el otro año y la categoría juvenil». ¿Dónde más ha
ganado? «En otros festivales: Corozal, Sucre, Riohacha y Fundación». ¿Qué
significa este premio?: «Una experiencia muy bacana». Un consejo para los otros
niños: «Que no estén ahí sin hacer nada, que se metan a hacer algo, deportes o
tocar un instrumento».
Los padres, Mélida Navarro y Miguel Ángel Velilla, lo
observaban a pocos pasos, orgullosos del menor de sus tres hijos. Navarro
recordó que toda la aventura que llevó a su hijo a ser rey infantil comenzó
hace tres años, en unas vacaciones de mitad de año, cuando decidió meterlo en
una escuela de música «para que no estuviera por ahí, haciendo nada». Lo llevó
primero a la escuela de la profesora Norma Cortina y, después, en el acordeón
lo entrenó el profesor Víctor Naín Beltrán.
«Hay que explorar el talento de los niños -dijo Navarro-.
Porque uno no sabe qué tengan de especial. Así descubrimos su talento». La
madre hace énfasis en que el niño, que cursa sexto grado, es excelente
estudiante, por lo mismo, en su colegio le dan siempre permiso para salir a
concursar en diferentes festivales regionales, donde casi siempre queda de primero.
La corona infantil llegó en su tercer intento. El profesor y el papá lo ayudan
a tener disciplina.
«No soy músico -dice el papá, Miguel Ángel Velilla-. Pero lo
entreno porque tengo buen oído, tengo la facilidad para descubrir dónde están
los errores, por eso lo ayudo. Todo esto fue una coincidencia, porque comenzó
buscando una actividad para que no se quedara ocioso». Y justamente encontraron
un talento que va más allá del acordeón:
el rey infantil también toca piano y bajo.
El rey juvenil: Rodrigo Romero Chamorro
Rodrigo Romero Chamorro, de 17 años, se dio cuenta de que el acordeón era su vocación desde que vio a un señor tocándolo y desde entonces no pudo dejar de observarlo. «Yo escuchaba el sonido del acordeón y me iba la tarde a ver cómo se tocaba», dice. Tenía 9 años y desde entonces ha venido acumulando la experiencia que le permitió convertirse -después de cuatro intentos- en el rey juvenil del 2013.
El joven, nacido en Turbaco (Bolívar) consiguió desde pequeño aprender con maestros de la talla de Andrés ‘El Turco’ Gil, los reyes vallenatos Almes Granados y Navín López y el acordeonero, aspirante al título de rey vallenato profesional, Manuel Vega.
Romero, estudiante de Administración de Empresas de la Universidad Libre de Cartagena, dice que empezó a prepararse para este festival «desde que se terminó el pasado».
El rey de la Piqueria también se eligió en la noche del 29 de abril. El título fue para Edwin Vásquez.
Y los puntajes más altos en la categoría profesional ayer fueron:
De nuevo 10 acordeoneros compartieron el puntaje más alto, 24.00 puntos, en la segunda ronda en el camino a ser rey vallenato profesional: Carlos Torres Arroyo, Wilber Mendoza, Gustavo Osorio, Omar Hernández, Jairo De la Ossa, Mauricio De Santis, Javier Matta, Leonardo Farfán, Alfonso Monsalvo y Jorge Dangond Daza. De la semifinal de hoy saldrán los cinco acordeoneros que llegarán a la tarima del Parque de La Leyenda. Esta noche se elige el rey 2013.