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martinyjuanchoQue Juancho De la Espriella y Martín Elías tenían una relación difícil fuera de los escenarios era un secreto a voces. Es más, cuando lanzaron el nuevo álbum ‘La historia continúa’, me sorprendió que lo hicieran. Porque llegaban rumores de lo endeble de esa relación y la verdad, en el mundo de la música no hay nada más falto de estrategia que lanzar un álbum en esas condiciones, o quizás separarse en fase de estreno. De todos modos, el consumidor de música vallenata quema tan rápido la fiebre por los discos que si ‘La historia continúa’ salió en abril, ya bien podían estar pensando en el álbum que sigue.

Por eso, se veía venir la separación de Martín Elías y Juancho que finalmente se dio en la tarde del martes 4 de noviembre. El tuit del rompimiento vino de la cuenta de Martín Elías: «Tomo la decisión de separarme de Juancho a raíz del incumplimiento sin justa causa en Maracaibo, Venezuela, siendo esta la 3 vez que lo hace».

Pero la tormenta se gestaba desde el viernes, cuando el acordeonero subió en sus redes un texto sobre su malestar con los managers del grupo (son dos): «Informo que no llego a Maracaibo por irresponsabilidad de los managers de nuestro grupo, que en este momento estoy sin visa ni pasaporte». Hacerlo público ya era hacerlo más grave. La cuenta regresiva era inminente.

Ante los medios, Juancho explicó que no esperaba la «ruptura», puesto que incluso en una conversación posterior con el cantante habían convenido en que el acordeonista iba a integrar al conjunto musical a una persona que se encargara de sus propios documentos y de la logística para su llegada puntual a los compromisos. Incluso también en redes, el acordeonista cuyos momentos de gloria tuvieron lugar al lado de Silvestre Dangond, escribió: «Vamos a realizar cambios en la organización de nuestra agrupación con @martineliasdiaz, que permitan mejor desempeño y profesionalismo».

Quizás el motivo por el que De la Espriella manifestaba las cosas con tanta seguridad era la conformación del grupo: acordeonero y cantante eran socios. No era un empleado más del hijo de Diomedes, sino que tenía su participación en la empresa, protegida con una cláusula que lo aseguraba para casos como este, según informó. «300 millones de pesos por romper la sociedad» que le dio a los seguidores los álbumes ‘El boom del momento’ y ‘La historia continúa’.

Pero Martín Elías lo «despidió» como si fuera su empleado y no su socio, a la usanza común de los conjuntos vallenatos. Es una costumbre que tiene su base quizás en la falta de pensar las agrupaciones vallenatas como una empresa con cláusulas y deberes y que en otras rupturas ha dejado en evidencia que el valor del acordeonero dentro del conjunto parece estar solo en la palabras de elogio que su compañero de fórmula les echa en tarima y entrevistas, más no en las condiciones de su contrato. Sin embargo, en este caso, De la Espriella, al unirse con Díaz, había tenido la precaución de cuidarse.

Por eso,  el siguiente tuit Juancho afirmó: «Prefirió Martín el desorden al que siempre ha estado sometido y romper una sociedad. Bueno, legalmente tendrá que responder por eso».

Esto disparó la comidilla de todo el mundo vallenato. Juancho se despachó confesando cosas que no decía en las entrevistas de hace pocos meses: que la falta de comunicación entre los dos managers llegaba al punto de tener firmadas presentaciones el mismo día en extremos distantes de Colombia, que las demandas a la agrupación eran muchas, que él había tratado de poner orden en el desorden del cantante relacionado con el manejo del grupo, tanto en lo administrativo como en lo musical (incluso del empeño de Martín en mantener malos músicos movido por motivos personales y no empresariales), y no lo había logrado.

Martín Elías por su parte amaneció a hacer una rueda de prensa. Allí dijo que al tomar la decisión de romper la sociedad lo último que pensó fue en la plata, sino en su tranquilidad y, de paso, dijo que retomaba la unión con Rolando Ochoa, su anterior acordeonista que se había ido con Silvestre hace tres años cuando Dangond se separó de Juancho.

Ochoa hacía pareja hasta ayer, 4 de septiembre, con otro artista promesa del vallenato, ‘El Mono Zabaleta’, con el que se suponía que iban a hacer un camino quizás más largo después de su polémica separación de Silvestre el año pasado.

Por otro lado, el manager Harold Becerra publicó en su instagram la fotografía de la visa de De la Espriella acompañada de la siguiente leyenda: «Aquí esta la visa del Sr @jmdelaespriella que dice que no le llegó, la visa venezolana llego al mismo tiempo que la de Martín Elías y el resto de la Agrupación a la 1:40 pm del día viernes 31 de octubre.  @martineliasdiaz si decidió cumplirle a sus seguidores en Maracaibo y @jmdelaespriella tomó la decisión de no ir por capricho propio».

La historia así continuará pero por separado. El acordeonista está grabando un álbum con diferentes cantantes para conmemorar sus 20 años de carrera. Ha afirmado, también en redes que está seguro de que «la unión que haga no será a costa de dañar a un colega o desarmar un grupo, todo en el tiempo de Dios».

El cantante se queda con el disco y las canciones y de paso deja, a un colega sin quien lo acompañe en el acordeón, pero parte de la improvisación del medio vallenato está en la idea de que un acordeonero se puede reponer fácilmente por otro y que eso, igual, los conciertos salen como sea, hasta sin ensayo. Así que cuando hay una ruptura, no se tardan mucho en presentar un reemplazo. En general -no solo lo digo por Martín y Juancho sino por la mayoría de conjuntos-, creo que tanto la forma como están manejando la manera de comunicar sus decisiones ante el público, así como la forma alegre como le restan valor a elegir a los integrantes de sus empresas es la gran debilidad del vallenato como género musical, la gran traba que tiene su posible proyección internacional.

Twitter: @lilangmartin

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