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Beto Murgas, al frente de su casa museo. Foto: Yanitza Fontalvo.

Beto Murgas, al frente de su casa museo. Foto: Yanitza Fontalvo.

La colección de acordeones de Beto Murgas, el compositor de ‘La negra’, ya era célebre desde mucho antes de que tomara la decisión de convertir su propia casa en un museo, para poder mostrar sus joyas, adquiridas a lo largo de los años, y poder contar historias que, como buen vallenato, resultan llenas de color y de datos curiosos.

La historia sobre cómo se creó este museo, está en este artículo que escribí en enero pasado: El museo que pone a prueba los mitos del vallenato.

Pero hay mucho más que decir. El mismo Murgas, que antes fue acordeonero y tuvo su propio grupo, tiene muchas historias propias, por ejemplo la de su canción más famosa:

«La negra dice que ya no me quiere, pero yo sí quiero a mi negrita», ¿A quién no le suena esta frase? Murgas cuenta que se la compuso en 1971 a una muchacha llamada Isabel Cristina, que era su novia de entonces.  «Se hizo famosa por circunstancias que se dan de pronto -contaba-. Sale la obra y sin imaginárselo uno, la graba alguien como Alfredo Gutiérrez y se convierte en éxito».

Alfredo Gutiérrez la tenía ahí, incluso había pensado meterla en un álbum que estaba grabando. Pero dio por terminadas las grabaciones sin incluirla y se fue almorzar con un amigo, Iván Gil, que por curiosidad registró el maletín del artista para ver qué canciones había dejado de grabar y encontró La negra. Sorprendido por la omisión le preguntó a Alfredo que cayó en cuenta de que su ausencia en el LP que estaban grabando se debía a un olvido. Pero decidió grabarla de todos modos e incluirla en otro álbum llamado ‘Los tres grandes’, en el que Gutiérrez compartió honores musicales con Luis Enrique Martínez y Abel Antonio Villa.

Cada espacio se bautizó en honor a alguna leyenda del folclor.

Cada espacio se bautizó en honor a alguna leyenda del folclor.

«Cuando salió fue una explosión, tanto que Alfredo la tuvo que grabar tres veces más y sacar otro LP al que le puso su título -cuenta Murgas-. Tiene ahora como 40 versiones hechas por grupos que van desde Los Melódicos, hasta Roberto Torres, Lucho Bermúdez, Los Tupamaros, El Binomio de Oro, Moisés Angulo…»

Una de las versiones más recientes la hizo Juan Piña hace unos siete meses. Hasta Felipe Peláez la grabó en guitarra. «Definitivamente, ‘La negra’ es la canción que me trasciende -dice el actual fundador y director de la Casa Museo del Acordeón-, porque me mantiene vigente como compositor».

Vale la pena visitar el museo y dedicarle un tiempo a oír lo que Murgas tiene que contar sobre la evolución de la música vallenata a partir de sus acordeones y fotografías, así como de la discografía del género. Y, aunque estando en Valledupar es muy probable que cualquier taxi sepa dónde queda el museo, no sobra recordar la dirección: Carrera 17 No. 9A-18, barrio San Joaquín. Está abierta de nueve de la mañana en adelante.

Otra oportunidad de ver a Murgas, ya en su faceta de cantautor, durante el Festival de la Leyenda Vallenata, será en las jornadas de compositores en el Club Valledupar (noche del 29 de abril) y en el Club Campestre (sábado 2 de mayo, desde la 1 p.m.).

@lilangmartin

 

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