Si alguien olvidó lo ligada que está la tradición de la música vallenata al medio ambiente, autores como Santander Durán Escalona (Valledupar, 1944) trabajan para ayudarnos a recordarlo. Durán Escalona resume las cosas que ha hecho en vida diciendo: “He trabajado como ingeniero agrónomo, agricultor, ganadero y padre ‘solterón’”.
Por años fue consultor ambiental, estudió el impacto ambiental en cultivos ilícitos y hace tres años se vinculó a la Universidad Popular del Cesar para “aportar los conocimientos recogidos”. Su vena artística le ha dado varios trofeos como compositor, es el actual “rey de reyes” de la canción inédita en el Festival Vallenato (título obtenido en el 2007 con los versos de ‘Entre cantores’), pero no ha sido su único triunfo.
Hasta las canciones que compuso a los 16 años, en 1960, se convirtieron en himnos musicales de la tradición vallenata. Basta con citar ‘Añoranzas del Cesar’, compuesta en ese año, cuando estudiaba bachillerato en Barranquilla. “Estaba en mis primeros enamoramientos -recuerda Durán- y me sacaron de Valledupar para que siguiera los estudios en Barranquilla. La nostalgia del terruño hizo que cualquier día empezara a componer. La canción gustó tanto que siete años después fue el himno de promoción de la creación del departamento del Cesar”.
No fue la única canción de ese año que pasó a la historia de los clásicos vallenatos. Están también ‘Lamento arhuaco’ y ‘Las bananeras’, letras que identificaron a Durán ante el público como un cantor protesta.
Su conocimiento de ambos temas: el vallenato y la problemática ambiental hizo de Santander Durán uno de los invitados estrella al conversatorio ‘El vallenato y las universidades le cantan al medio ambiente’, que se llevará a cabo este sábado, 19 de septiembre, en el Teatro de Bogotá, de la Universidad Central (Calle 22 n° 5-62), de 3 a 5 p.m.
“Me invitaron a un conversatorio abierto”, dice de esta charla en la que estarán también el cajero Pablo Lópéz y el cantante Alberto Fernández Mindiola. “Usted sabe que esos encuentros con cosas mágicas, sabemos como comienzan pero no cómo terminan”, dice Durán.
Acerca del tema central: vallenato y medio ambiente, Durán Escalona parte de resaltar que el segundo es parte de la esencia del primero.
“El vallenato es un proceso cultural. Se basa en el hombre, la cultura y el medio que lo rodea, el paisaje. Esa es la base, el origen de nuestras canciones. Cuando hay una canción vallenata hay cuatro puntos que se tocan: el paisaje, posiblemente el sentimento, una estructura narrativa (algo que contar) y la poesía, todos interrelacionados. Ese vallenato es muy parecido al a música llanera: oyes una canción y en ella está retratado el paisaje”.
-Estamos hablando del origen…
Traemos una historia como narradores. Esto viene desde la Conquista española. El vallenato es de los pocos folclores de Colombia que maneja una estructura narrativa y la ha conservado. Tiene la influencia del Siglo de Oro español. La música vallenata es heredera directa de este tipo de poesía.
-Pero las letras actuales, parece que lo hubieran perdido…
Afortunadamente está el Cluster de la Cultura y la Música Vallenata. Con el apoyo del Ministerio de Cultura conseguimos la declaratoria del vallenato tradicional del Caribe Colombiano como patrimonio inmaterial de la nación y estamos tramitando con el Gobierno, con carácter de urgencia, la solicitud de declaración de patrimonio de la humanidad ante la Unesco. Esto porque se nos ha venido encima el atropello a las canciones tradicionales por parte de una música que si bien es interpretada con acordeón, no cumple con ninguno de los requisitos establecidos en la declaratoria para clasificar como canción vallenata. Se ha perdido todo, desde la esctructura narrativa. Nosotros contamos cuentos, historias y para muchos, todo lo que se toque con acordeón y suene a rumba se confunde con parranda o vallenato.
-Hay mucha confusión entre el sonido de acordéon y el vallenato…
Esto ha sido orquestado por las empresas discográficas con dos objetivos fundamentales. Primero, para que la gente no entienda que el vallenato es un proceso cultura de narradores orales recogido a través del canto. El vallenato tiene la obligación de contar cosas. Segundo, entregarle a una juventud que no está pensando, que no está centrada en los problemas del país, un tipo de canción que la aisle de la realidad nacional.
-¿El verdadero vallenato debe reflejar la realidad nacional?
Miremos canciones: Julio Oñate Martínez, el gran compositor vallenato, compone hace 30 años una canción ambientalista, llamada ‘La profesía’, habla del calentamiento global.
Hernando Marín, el gran cantor de La Guajira, ya desaparecido, habla sobre los problemas de la minería en su departamento en ‘La dama guajira’, hablaba hipotéticamente de algo que estamos viendo.
Y sin pecar de ególatra, en ‘Las bananeras’ hablo sobre la situación en la que queda la zona bananera después de la huelga del año 27 o 28, para poner pocos ejemplos de este tema.
-Son muchas las canciones que abordan entonces el tema…
Rafael Escalona narra en un lenguaje muy sarcástico y de humor ácido la problemática social de los pueblos de la provincia de Padilla y convierte a los personajes que rescata en figuras inmortales. Los rescata a través de canciones. Hay cantidad de narraciones como ‘Canción eterna’, que habla de cómo se inició la música vallenata y tantas cosas para narrar. Así que lo hemos hecho y con este tipo de canciones nos tomamos el país. Lo que están haciendo ahora no es una evolución, es una involución. Eso lo reconoce la gente que sabe de esto.
-Leyendo su biografía, lo identifican como el autor de la canción protesta dentro del vallenato…
Pertenezco a una generación que comenzó a componer en los 60, una década en la que se movieron muchas cosas en el mundo Estaba la pildora anticonceptiva, la música de los Beatles, la música del sur del continente en contra de las dictaduras, la música cubana. Muchos de mis compañeros comenzaron a cantar siendo niños y hoy son grandes poetas de la música vallenata: Gustavo Gutiérrez, Hernando Marín, Fernando Meneses, figuras rutilantes de la canción colombiana.
Ahora, el compromiso del cantor es con la realidad. A veces los cantores tenemos que callar para salvar el pellejo, como los periodistas. Pero muchas veces logramos decir lo que queremos y esas cosas quedan en la historia.
-¿Cuál es la historia de ‘Las bananeras’?
Es una canción que no llamaría protesta, sino canción social. Se nutre de mis vivencias. Fui a la zona bananera porque mi papá era de Aracataca. Nosotros vivíamos en Valledupar y nos llevaron allá a saludar a la familia y me di cuenta de cómo vivía el pueblo, en la miseria, rodeado de tierras riquísimas que no se podían explotar. Lo mismo sucede hoy: tierras sin explotar porque no hay políticas agrarias. En ese momento vieron a un muchacho de 16 que comienza a cantar ‘Las bananeras’ o ‘Un lamento arhuaco’ y me encasillaron en protesta, pero es canción social.
-‘Lamento arhuaco’ es otro de sus clásicos…
Nació en una de las fiestas de la Leyenda Vallenata, la fiesta religiosa, mucho antes de que naciera el Festival. Fui a la plaza de Valledupar y encontré a una cantidad de indígenas arhuacos, borrachos, a los que les habían borrado la ropa y las mochilas. Era un espectáculo denigrante. Se me ocurrió componer una canción basada en ellos. Realmente plantea la situación de todos los indígenas de América Latina, despojados de sus tierras, robados, asesinados. Fue la segunda o tercera composición que hice.
-¿Esas primeras canciones marcaron su propuesta musical en general?
Mi propuesta no es de arengas ni de frases de cajón. Trabajo mostrando personajes, mostrando al pueblo. Por ejemplo: ‘Cantares de vaquería’ es un homenaje a los arreadores de ganado, vaqueros del Caribe Colombiano que ayudaron a forjar la economía del Caribe. Fue la ganadora del Festival Vallenato en canción inédita en el 2000 y nadie la ha grabado. Con ‘Lamento arhuaco’ fui rey en 1972. En el 87, gané con ‘La canción del valor’, en un homenaje a un cacique que durante la conquista montó un gobierno indígena aún con los españoles dentro de la ciudad.
-Volviendo al medio ambiente… ¿qué tanto se sigue trabajando hoy en las canciones?
Mucha gente trabaja en esto. Pero no tiene salida comercial. Lo hemos trabajado en la universidad. Tomamos la música caribe en sus diferentes ritmos folclóricos, hemos hecho un libro en la Universidad Popular del César, que se llama Cátedra ambiental del Caribe Colombiano, lo escribí con Gonzalo Palomino Ortiz. Se trabaja mucho el tema de cultura, medio ambiente y desarrollo y vemos que hay mucha canción ambiental, pero no la hecha por encargo. Buscamos recuperar la música o canciones que hayan nacido con un tema ambientalistas sin que el compositor siquiera se lo hubiera planteado, sino que más bien estuviera narrando sus vivencias. En la academia hacemos muchos talleres basados en esto.
-¿Cómo son esos talleres?
Son muy sencillos. Hay una tonada kankuama, de las reservas de Atanquez, allí la llaman ‘La lluvia’. Es una tonada instrumental con gaitas, tamborcito y maracas. La tocan para invocar a los espíritus de la lluvia. Ponemos a los estudiantes en clase a escucharla con los ojos cerrados, concentrados, para después socializar las imágenes que llegan a su mente y todos coinciden en imágenes de paisajes lluviosos.
Se ha hecho un trabajo lindo. Por ejemplo, hablemos del fenómeno del niño o del calentamiento global, podemos remitirnos a una canción de Leandro Díaz, de 1959, que hablaba en ‘El verano’, de la resequedad que llegaba…
El conversatorio ‘El vallenato y las universidades le cantan al medio ambiente’ fue organizado por la Universidad Central y U.N. Radio (98.5 FM). Se realizará en el Teatro de la U. Central y se transmitirá por la emisora de 3 a 5 p.m., el sábado 19 de septiembre.