Algo bonito de los festivales como el de Riohacha (y obviamente el de Valledupar) es la forma como la ciudad se integra a la fiesta y a la recepción de los que llegan. El aeropuerto se convirtió en el escenario de introducción de las celebraciones.

En Valledupar, a veces algún rey vallenato cumple jornadas tocando recibiendo a los que llegan. En el Carnaval de Barranquilla, mientras la gente recoge las maletas hay un grupo de millo dando la introducción general. El de Riohacha, para la bienvenida de Francisco el Hombre en su novena edición, también contaba con un conjunto de caja, guacharaca y acordeón recibiendo al público. Lo he vivido ya varias veces, pero no deja de parecerme emocionante ver las caras de los que sí llegan por primera vez y no pueden más que sacar sus celulares y empezar a registrar el momento, mientras en sus caras se ve el reflejo de una genuina sorpresa.

El acordeón, un símbolo presente en el desfile. Foto: Gustavo Mindiola.

Esta vez, el Festival trae más novedades. La primera: el desfile inaugural. Lo bautizaron ‘Riohacha portal de Perlas’ y no lo habían hecho en las ocho ediciones anteriores. Llegué sobre el final, así que vi llegar a las diferentes bandas y comparsas de baile al término del recorrido, cuando bordeaban la playa y empezaba a caer el sol. No eran grupos interminables, más bien era lo que se espera de un primer desfile, un número moderado de comparsas, pero representativo y emocionante, porque se tenía ese carácter de ser el punto de partida de algo. Ruth Berardinelli, de la organización del Festival, me diría después que fueron al rededor de 35 agrupaciones, incluso algunas invitadas del exterior.

 

Las mujeres wayuu con sus caras pintadas y sus coloridas mantas adelante, las diferentes expresiones de baile de la costa y las bandas de viento de diferentes instituciones se siguieron en orden e interpretaron repertorios diversos, que fueron desde la champeta hasta la famosa canción ‘La Bicicleta’. Mi curiosidad está puesta en el futuro, ¿cuánto es capaz de crecer este desfile el año entrante y los que vienen?

Otra innovación, me dicen, es la presencia de dos tarimas. La grandota, podría decirse que es la de siempre, donde centran los espectáculos musicales de la noche y las competencias en las que 12 agrupaciones de diferentes ciudades de corazón vallenato buscarán el trofeo principal en las noches de este fin de semana. Y la otra, una nueva, también enmarcada por la playa, más pequeña para espectáculos musicales que se llevan a cabo durante el día, pensando en niños y adolescentes que tienen restringidos los espectáculos nocturnos.

El deporte siempre ha estado presente en el Festival, así como las muestras de las tradiciones wayuu, pero esta vez habrá unas competencias paralímpicas. Es otra de las novedades.

Como distintivo musical, este es el año de Jorge Oñate -el año pasado fue el de Iván Villazón- y por lo mismo los conjuntos participantes deben interpretar alguna de las canciones que se volvieron insignia en voz del cantante vallenato. El homenajeado recibirá tributo, aplausos y compañías especiales en el escenario durante la noche de la final. Por lo pronto: de esta primera noche salen dos finalistas. De la de mañana saldrán otros dos. Y el domingo estos cuatro grupos (los de más altos puntajes entre los 12 iniciales) se disputarán los trofeos de mejor cantante, mejor acordeonero y mejor agrupación.

Si quieren conocer más detalles como antesala a este festival que comenzó hoy pueden consultar este link. También allí se enumeran los grupos participantes.

Seguiré reportando.

@lilangmartin