Estaba de turno en la redación de EL TIEMPO el viernes Santo. La noticia sobre el accidente de Martín Elías Díaz era viral cuando llegué. Supe del primer paro respiratorio en la reunión de planeación del día.
En la charla, el artista de entonces 23 años, me habló sobre el origen de ese “rimbombante” nombre con el que se anunciaba: “El Gran Martín Elías”. Convencida de que era una decisión publicitaria, pregunté. Me explicó que no. Había sido cosa de su padre, Diomedes Díaz, desde su nacimiento. Entonces me habló del tío de quien heredó el nombre y, ahora sabemos, también su trágico destino.
Tenía que buscar esa entrevista en mis archivos, pensé. Y sobrevino la información del segundo paro (y del tercero…). La posibilidad de que el desenlace fuera triste crecía y esa búsqueda se convirtió en deber urgente.
Durante las horas que pasaron hasta el anuncio de su muerte, agrupé las transcripciones de las charlas con él. Deseaba que esa revisión se reflejara en un artículo que hablara de su recuperación, no de su muerte.
A medida que releía sus palabras, percibí el crecimiento que tuvo como artista y ser humano. Aún no llegaba ni de lejos al tope de su potencial. Por eso, la confirmación de su partida, inesperada, irrefutable, casi me paraliza, como si hubiera sido una seguidora más. A la vez, impulsó la escritura que tenía al frente hacia contestar la pregunta que muchos se hacían en redes: ¿Quién era Martín Elías? Quería que quienes se interesaran en leerlo entendieran quién fue y por qué lo lloraban tantas personas que se sintieron tocadas por su canto.
Las entrevistas son como instantáneas. Me gusta pensar que quienes suben sus fotos con el artista fallecido en redes lo hacen como una manera de compartir su admiración o cariño por el humano que ha partido. Escribí la semblanza y se publicó, titulada El trágico adiós de El Gran Martín Elías. Pero, creo que es válido compartir con sus seguidores las transcripciones de aquellas conversaciones, para que fueran las palabras de El Gran Martín Elías quienes hablaran de su trabajo y su modo de ver su legado familiar y la vida de un artista.
La primera instantánea
-Lo suyo ya es un fenómeno…
Gracias a Dios. Este es mi primer disco con Juancho y el quinto de mi carrera. Nunca habíamos venido a Bogotá de promoción. Ahora venimos porque las emisoras me apoyaron. El primer disco mío fue con Rolando Ochoa, los primeros cuatro: ‘Una nueva historia’, ‘Marcando la diferencia’, ‘Cosa de locos’, ‘El terremoto musical’. Ese me abrió las puertas. Ahora viene ‘El boom del momento’, el primero con Juancho. Hice otro con varios acordeoneros, ‘Homenaje a los Grandes’.
-¿Qué tuvo ‘El terremoto’ para hacerlo despegar?
Los otros discos iban abriendo camino. En la Costa más o menos se tenía idea de lo que venía haciendo. Algo se escuchaba. Hubo una canción, ‘La soyadera’, que le dio la vuelta a la Costa. Después, ‘¿Quién te crees tú?’, rápida, jocosa, costumbrista. Ese disquito empezó a sazonar la cosa. Cuando grabé ‘El terremoto’ la gente ya me estaba oyendo.
-Faltaba convencer…
Me imagino. Cuando empecé a grabar discos, decían: “Es hijo de Diomedes, pero todos los hijos de Diomedes quieren cantar”. La gente no me conocía. Pero hacía toques. Me empezaron a contratar con artistas grandes como Silvestre (Dangond), Peter (Manjarrés), (Iván) Villazón. Ellos llevan mucho público a los conciertos. Ahí me veían a mí también y les iban gustando mis presentaciones. Con ‘El terremoto’ se convencieron de que era un producto bueno, que tenía madera. Hoy, con Juancho, la fanaticada creció. Ya se convencieron de que Martín Elías puede dar mucho en la música. Empecé a grabar a los 17 años, ya tengo 23.
-¿Qué quiere conservar de esa influencia de Diomedes?
Quiero quedarme con la nobleza que tiene mi papá. Eso se refleja en la familia. Todos salimos calmaditos, como bacano, como buenas personas. Lo musical está en toda la familia. A mi modo de ver, mi papá es un ídolo musical. Veo imposible superarlo. Pero me quiero quedar con la dulzura que tiene para cantar e interpretar sus canciones.
-La forma de cantar es muy similar…
Cuando grabo los discos trato de apartarme un poquito del estilo. Es difícil, porque me he criado viéndolo. La gente en este CD solo tiene una canción vallenata neta, pura, compuesta por él (‘A mi dama’). La hicimos criolla. Pero el resto de los discos son románticos, me han dicho que parece que no fuera hijo de Diomedes. ‘Tu loco’ es una canción que él no grabaría.
-Piensa mucho en eso al grabar…
Claro, porque es el máximo exponente del folclor. Me da miedo que los seguidores de él no me quieran a mí por la música que hago. Pero, al contrario, con los discos que he grabado, se me han aumentado los fans. Hay gente que me dice: “Soy seguidor de tu papá, pero soy seguidor tuyo también, por la música que haces”. Eso me llena de alegría. Otros dirán que son fanáticos de Diomedes y que el hijo no lo hace bien. Pero muchos me han acogido.
-¿Cómo es el estilo Martín Elías?
El estilo mío es vallenato. Pero entre lo tradicional y lo moderno. Los CD que he grabado han tenido partes vallenatas. En un concierto puedes escuchar canciones modernas, de esas locas que hacemos, como ‘El terremoto’, pero cuando llega la hora de cantar vallenato, se canta y se oye bien.
-¿Por qué le dicen ‘El Gran Martín Elías’?
Tiene que ver con la sangre musical de mi papá, por su familia. Él tenía un tío que se llamaba Martín Elías (Maestre). Era mayor que mi papá tres o cuatro años. Eran uña y mugre. El tío era el acordeonero con quien mi papá cantaba las parrandas en las fincas. Iban en un carro, manejando mi papá, tuvieron un accidente y el tío murió. Le dolió mucho porque la adoración de mi papá era él. Se llamaba Martín Elías. Por eso me pusieron así. Cuando mi mamá iba a dar a luz, mi papá estaba en un concierto. Le avisaron que yo iba a nacer y él dijo: “Dígale a Patricia que se va a llamar El Gran Martín Elías”. Pero mi mamá dijo: “¿Cómo voy a ponerle así en el registro civil?” Pero él insistía.
Mi mamá, a escondidas, me puso solo Martín Elías. Cuando se dio cuenta le dio una rabia. “Te dije que él va a ser como el tío mío, ‘El Gran Martín Elías’”, protestaba.
Y cuando yo le preguntaba: “Papi, a mí me hacen entrevistas y no sé qué decir. ¿Por qué me pusiste El Gran Martín Elías?”. “Usted no más escuche y cállese”, respondía y nombraba a todos los hijos y yo siempre era “El Gran Martín Elías”. Si oyes sus discos, en algunos me saludaba así, seguro por el cariño al tío.
-A propósito, ¿cómo está su papá? (Diomedes había sufrido un accidente de tránsito en octubre del 2012)
Está bien. Ayer estuvimos visitándolo. Se siente recuperado. Él iba a grabar pero no se pudo.
-Comienza la etapa con Juancho, ¿cómo afrontó la salida de Rolando Ochoa?
En el momento de la separación dije: “Si Rolando prefirió irse con Silvestre es por algo”. De pronto vio mucho más a futuro: Él (Dangond) tiene su nombre más posicionado, prácticamente lleva solo la bandera del vallenato. Entonces, reflexioné: “Si me dejaron solo, Dios me mandó a Juancho y hay que meterle más ganas”.
-¿Qué me dice del disco?
Hay una canción muy bonita, de Pipe Peláez: ‘El pasado no perdona’. Es una canción de letra bonita. Quisimos grabarla para que la gente sepa que no solo canto canciones rápidas. Están también ‘El amor llegó’ y ‘Ella, tu amiga’. Bastante vallenato…
Segunda Instantánea
Septiembre del 2014
Diomedes Díaz había muerto en diciembre del año anterior. Quizás era el momento en que más se le exigía a Martín seguir sus pasos. Eso debió influir en el título del álbum de ese año: ‘La historia continúa’, también al lado de Juancho de la Espriella. De nuevo, él visitó instalaciones de EL TIEMPO. La charla empezó con el comentario de lo delgado que estaba.
“Llegué a pesar ciento y pico de kilos -dijo. Ahora estoy en 68”.
Juancho hablaría de las cifras del disco: que el álbum salió siendo disco de oro, con más de 10 mil copias. Se enfocaban en la canción ‘Diez razones para amarte’, pero Martín habló de una composición suya, la que le daba el nombre al disco.
“El tema habla de mi papá, de mis hermanos. No lo escribí ahora, sino hace como tres años, cuando quería hacer una canción sobre mi historia. Hice la primera parte y hace como un año terminé la segunda”.
-Siempre ha compuesto…
Compongo desde que he grabado. En todos mis discos he grabado mis canciones.
-¿Cuál fue su primera composición?
De niño: a una niñita del colegio. Me la encontré en un avión de Valledupar a Bogotá y le hice un cantico. Llegué a mi casa y le escribí un pedacito de canción. Desde ahí se me quedó que podía hacerlo y seguí componiendo.
-¿Cómo fue sobresalir teniendo un padre tan grande en el folclor y una familia tan musical?
Es como una competencia sana. Mejor no hablar de competencia. Se trata de luchar por salir adelante y mantener el nombre de mi papá en alto. Antes de morir Diomedes, cada quien tenía en su mente sus proyectos. Mi hermano, Rafael Santos, se había dedicado a la música, ahora se le ha dado por la TV. Va a retomar el canto. Así, varios hermanos míos cantan. Tengo bastantes hermanos, como cuatro más cantan.
-Son voces parecidas…
Los timbres se parecen, la mía y la de mi hermano Rafael. Como él tuvo un receso musical, yo agarré un poco las cosas. Nos conocen a ambos. El público que sabe de vallenato distingue entre los discos que canto yo y los que él grabó. Saben que canto ‘El terremoto’, que el estilo de él es diferente: es más vallenato como el de antes. Yo lo hago un poco más moderno.
-¿Qué novedades hay en este álbum en materia de evolución?
Entre ‘El boom del momento’ y este álbum, pasó un año y seis meses. La diferencia es que este disco es más variado. Viene con canciones de compositores a los que mi papá les grababa entre los 80 y los 90: autores como Aurelio Núñez, Jorge Valbuena, de los que grababan también Los Zuleta y Jorge Oñate y viene música moderna también. Tiene letras modernas. Así que viene más surtido. Habrá personas de 40 a las que les guste y otras para público juvenil de 15 a 25 años. Nos desenvolvemos en lo moderno, pero tenemos calidad artística para hacer lo de antes.
-¿Esa reunión entre lo tradicional y lo moderno es por la herencia que tiene?
Si estudias los discos de los muchachos jóvenes, vienen con música de reguetón. Al vallenato no le tienen mucha fe en el ambiente. El vallenato ha perdido ese acento. He tratado de que vean que somos jóvenes pero que también podemos hacer vallenato. Por eso hicimos esto, sin perder lo juvenil o las fusiones. Hay música de Omar Geles que tiene champeta, vallenato. Hay hasta despecho.
-¿Es como un equilibrio entre lo que se espera por ser hijo de Diomedes y su propuesta de artista joven?
Lo de mi padre es como una raíz. Se puede hacer música moderna y meterse con la de antes sin perder esa raíz. Podemos grabar un disco moderno, pero siempre encontrarás lo de antes. No tratamos de hacer lo que hizo mi papá, sino que el público entienda que podemos hacerlo.
-¿Qué decía su papá de su estilo?
A él le gustaba ‘El terremoto’. Mi papá nunca me dijo: “Tienes que grabar vallenato del que yo grabé”. Tampoco me dijo que grabara. Si me daba un consejo musical era en el canto: ‘Martín, estás cogiendo las tonalidades muy altas, trata de hacerlo de esta otra forma para que cuando llegues a las altas no te canses”, esos eran sus consejos.
-¿Qué diferencias ve entre la acogida del público ahora?
Este CD gustó de entrada. En los anteriores, tenía que esperar a que me dijeran si les gustaba. En los primeros días me decían: “Mira, te faltó aquí, ¿por qué no grabaste esto?” o “Esto no”. Pero con este solo oímos felicitaciones. Nos han acogido. ‘Diez razones para amarte’ es éxito en emisoras. Ya uno se da cuenta que esa canción gustó más.
-¿Lo tranquiliza el reconocimiento adquirido?
De verdad, pensé que todavía no me iba a ir tan bien como me está yendo. Gracias a los medios, se ve el sacrificio y el empeño. La gente me ve con otros ojos, no como el muchacho que empezó a cantar hace 6 o 7 años. Cuando hay conciertos de grandes artistas como Peter o Silvestre ya no me siento pequeñito. Ellos tienen una trayectoria más larga, pero la gente me reconoce y me da más confianza.
-Con la muerte de Diomedes, le habrán pedido que le grabe homenajes….
Sí. Nos han invitado. Pero digo que hay que dejar que la gente disfrute la música de mi papá tal como es. Vivo en Valledupar. De cada tres canciones que ponen, una es suya. Está en la televisión, en la calle, en las esquinas están parrandeando con su música. Gracias a Dios, uno se va llenando de fuerza y entiende lo que él hizo y que fue grande. Nos queda mantener su legado. Me siento feliz cuando estoy en un concierto y la gente canta canciones que mi papá grabó hace 30 años y son muchachos que en esa época ni habían nacido y las conocen.
Tercera instantánea
Agosto del 2015
Esta charla se dio por teléfono. Martín Elías preparaba el concierto de lanzamiento de su álbum ‘Imparables’, en Valledupar, el 22 de agosto, disco nominado al Grammy Latino al año siguiente.
“El CD viene con 16 canciones -describió-. En el show, vamos a tratar de cantar siquiera ocho o nueve canciones nuevas. Haremos un ‘recorderis’ de los éxitos pasados y unos homenajes a mi papá. Invité a mi hermano mayor, Rafael Santos, para cantarle una canción en ese lanzamiento. El disco se llama ‘Imparables’. Me uní a Rolando Ochoa, con quien grabé ‘Ábrete’ y ‘El terremoto’.
-También hay más novedades…
Con Rolando tenemos una gran amistad. Me dio alegría reunirme de nuevo con él y grabar este nuevo disco, el primero con Sony Music (antes estaba con Codiscos). Firmé con Sony porque la carrera artística de mi papá se hizo ahí, para continuar. Espero que sea para toda la vida. El CD trae 16 canciones, pero en plataformas digitales habrá 17. Vienen composiciones de Tico Mercado, Omar Geles, Wilfran Castillo, Rolando Ochoa, John Mendiola, Aurelio Núñez y Romualdo Brito. Y una canción de mi persona: ‘Amor inexplicable’.
-¿Cómo fue el regreso de Rolando?
Cuando me separé de Juancho era el momento de llamarlo. Él ya no estaba con Silvestre, le hice la propuesta y decidió volver. Dijo que necesitaba ese paso en su carrera, por el renombre que tiene Silvestre, que lo disculpara, que de todas maneras quería estar conmigo otra vez. Le dije: “No se preocupe, aquí tiene casa nueva”.
-Había una reclamación legal por resolver con Juancho. ¿Qué pasó con eso?
Ya arreglé con Juancho. La idea era no quedar de enemigos. Le estoy agradecido. En los cuatro años que duramos juntos, el renombre, la fama y su experiencia musical me la aportó a mí. Busqué la forma de arreglar e hicimos un acuerdo, porque firmé un contrato con él: que si me separaba tenía que darle 350 millones. Entonces conciliamos y llegamos a un buen acuerdo.
-¿No midió lo del contrato cuando tomó la decisión de separarse de Juancho?
Yo me separo porque me falló en un concierto en Venezuela, porque discutió con uno de los managers y decidió no ir. Yo le decía que no tenía nada que ver, que fuéramos y al regreso cuadrábamos. Me molestó porque antes ya había fallado. Por eso fue la separación. Él ejecutó el contrato y como no me gusta andar metido en problemas, decidí conciliar, para que no se fuera a tribunales. Quedamos como amigos. Quizás más adelante nos encontremos…
-Se habla de una molestia suya y de su familia por detalles en la telenovela ‘Diomedes Díaz, El Cacique de la Junta’. Se sabía que habría ficción…
Yo respeto mucho… no es culpa de los actores. Lo que digo es: como supuestamente está basada en lo que les contó mi papá, hay cosas que no reconozco ahí. Conocí a mi papá y no era como lo están pintando. Entiendo que a toda novela hay que meterle ficción, porque si no, no tuviera éxito. Pero digo que deberían resaltarle más la parte musical y artística, lo que lo hizo grande. Eso que muestran no fue lo que lo hizo grande. De pronto ellos, para ganar rating…
…No puedo opinar, porque soy una figura pública y de pronto lo toman a mal. Digo que si dicen que mi papá les contó esa historia, tendrán razón, pero lo que yo vi en mi casa no fue eso. No vi que mi papa se levantara a tomar trago a las 6 de la mañana, no lo hacía ni todos los días. Como todos los seres humanos, tuvo errores. Pero tuvo más virtudes que errores. Mi papá fue el artista más vendedor de la música vallenata en Colombia, eso no se resalta en la novela. Fue el primero que ganó un disco de diamante, superó más del millón de copias vendidas y presentan cosas que no tienen que ver con la vida artística. Nosotros sí sabemos quién fue y es lo que llevamos en el corazón. Mi mamá se molestó porque a ella la muestran tomando mucho y yo, en los 25 años que tengo, no la he visto tomando. Por eso fue el twitter que puse…
Mi hermano pidió copia del relato de mi papa y hubo un problema del canal con él. Por eso, me he distanciado del tema, porque soy artista y el día en que vaya a promocionar algo me van a cerrar las puertas. Lo que sé de mi papá, me lo guardo yo: lo que fue él como persona, con la familia, de dejar de comprarse cosas para él para regalárselo a las personas. Nunca fue rico, como dice la gente, lo que tenía lo regalaba. Entonces, hizo mucho por el folclor y eso no está en la novela. Respeto lo que están haciendo, pero como no soy director de telenovelas, solo puedo decir que ojalá lo enfocaran más en lo que hizo musicalmente.
-Cuénteme de sus comienzos. ¿Cómo fue el paso por La Familia de Diomedes?
Cuando mi papá estaba preso, a un tío mío se le ocurrió hacerle un homenaje un 26 de mayo. Reunió a dos primos, él y yo, que tenía 11 años y canté una canción. A la gente le gustó mucho la agrupación y se armó así, seguimos cantando. A los 14 años decidí hacerme solista.
-Volvamos al disco que está por salir. ¿Con qué nos va a sorprender?
De pronto, venía con un estilo más romántico y quise inyectarle más explosión, más energía, sin dejar atrás lo romántico. No había sentido tanta fe en mis otros CD como en este. Es una alegría que me dice que va a ser un éxito. Al escoger letras nos reunimos con compositores, a Rolando le grabé tres canciones…
-Quiere decir que el sonido es más alegre en este disco…
Volvimos a darle por ese lado, ya que me resultó con Rolando antes. También está ‘Mi ex’, de Omar Geles, relata como la novia actual siempre va a tener temor de que uno se hable con la ex.
-Pasando a su vida personal, es padre de una niña…
Paula Helena, la mayor bendición que he tenido en estos tiempos. Ya le escribí alguito, en el próximo CD le voy a grabar. En este CD le compuse una canción a la mamá: ‘Amor inexplicable’.
-¿Cómo ha cambiado su idea de lo que es ser artista?
No es como me lo pintaba de peladito: subirme a la tarima, cantar y ya. Ahora, que he crecido y sé que se necesita mucha dedicación, tiempo, estar entregado a la gente, a los medios para que difundan las noticias. Le doy gracias a Dios por el don que me regaló y no me arrepiento de ser cantante. Esto hay que llevarlo con mucha personalidad y entregarlo todo a la música. Por eso es difícil el matrimonio de un artista. Muchas veces, las mujeres no comprenden que los artistas viven de su gente, del que asiste a los conciertos y te aclama.
-Analizando el momento en que vive el género, ¿qué podrían hacer los artistas para fortalecerlo?
Como están los tiempos, la puesta en escena es muy importante. El vallenato hay que ponerlo más internacional. Mira lo que ha hecho Carlos Vives. No es lo mismo que ir a Madrid a tocar en cualquier tarima, en un escenario no adecuado. Sería como echar a la basura lo que se ha hecho en el folclor. Hay que seguir los pasos de los grandes, como Silvestre y Peter…
-¿Cómo ve el vallenato actual?
Creo que está pasando… no por su mejor momento. A pesar de que todos los artistas vallenatos tienen tres y cuatro presentaciones cada fin de semana, el reguetón se subió una escala arriba. Digo que tiene que pasar algo, hace rato que no hay un éxito vallenato, una canción que digas: “El vallenato volvió a pegar”, esperamos que con este disco logremos algo, pero ahí también está Silvestre grabando con Nicky Jam y Peter, con sus clásicos. Debemos unirnos, todos los colegas, para que el vallenato vuelva al primer lugar. Se pensaba que con la telenovela la gente iba a sumarse más hacia el vallenato, pero se han enfrascado en otras cosas, por eso tampoco se ha dado el resultado que se esperaba. Necesitamos un boom que vuelva el género al sitio que merece. Vamos a esperar que la cosa se de para que con la nueva generación surja más. Sabemos que Diomedes, Poncho y Oñate ya están terminando sus carreras, lastimosamente uno se pone viejo… Necesitamos un golpe de canciones buenas.
-En una audición me pareció curioso oírlo cantar algo de Nicola Di Bari: “Sé que bebo, sé que fumo…”
Lo metí en una especie de mosaico, con el ‘Chan con chan’, de Calixto Ochoa, canté esa estrofa porque a mi papá le gustaba, la cantaba en concierto hace muchos años, cuando Juancho Rois. A mí me impresionó y dije: voy a grabarlo en versión vallenato. ¿Podemos resaltar que la salida del CD es el 21 de agosto y el disco, el 22?
-Falta poco, ¿cómo han sido los preparativos?
Ensayando, llevamos 16 ensayos. La meta es ensayar hasta el miércoles para llegar bien preparados al concierto, porque nos visita gente de otros lados, que no son de Valledupar, vienen de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla.
La cuarta y última instantánea
(marzo de 2016)
-Ha sonado mucho su fusión con ranchera, ‘Por ti’…
Sí, pero ‘Mi ex’ es el segundo objetivo.
-Este año es como si todos los artistas se hubieran puesto para grabar clásicos… ¿Para cuándo los suyos?
El año pasado grabamos una, ‘El chan con chan’, que Calixto Ochoa grabó hace como 60 años. Grabé una canción de Aurelio Nuñez, en un estilo más criollo, más de antes. A los veteranos les gusta más el vallenato de peso. A la nueva generación también le gustan los clásicos, pero cantados por Diomedes, Zuleta y Oñate.
Hace años hice un ‘Homenaje a los grandes’ y gustó mucho. Así que pienso en sacar una segunda parte de ese disco. Creo que para diciembre o el otro año (2016). El primer volumen fue hace cinco años. No lo promocioné porque quería grabarlo para mí, no para el público. Pero un amigo se lo mostró a un señor de Codiscos y al man le gustó tanto que me compró el proyecto. Eso fue hace seis años, tenía 19 años y no pensaba como ahora que sí veo la gran responsabilidad que es grabar clásicos. Si uno le va a hacer un homenaje a estos grandes maestros, hay que hacerlo bien.
-Habla de cuando tenía 19, parece que no hubiera pasado tanto tiempo…
Hace como cinco años, nada más tenía un acordeonero, los que tocaban y un mánager. No tenía un grupo como se necesita ahora. Encontramos personas que saben de esto, promotores en cada ciudad. En Bogotá tenemos a Paola España y a Jimena Palacios, para medios, para posicionar mi imagen, que la gente me conozca más. En radio, tenemos promotores en el eje cafetero y en la Costa. Me he profesionalizado, he avanzado más en eso. Ahora, en conciertos tengo un director, un productor de luces, procuramos que haya pantalla. Se creció la banda. Ya no son solo los músicos. Ahora tenemos productores que van diciendo donde va cada uno y que luces aparecen cuando estoy cantando ‘Ábrete’. Ensayamos y cada tres meses estamos cambiando el repertorio, haciendo nuevos arreglos. Rolando es el director del conjunto, es el que nos dirige en los ensayos y en las grabaciones. Solo dejó de ser mi productor cuando estuve con Juancho. De resto, Rolando Ochoa ha sido el productor de mis discos y de la banda en general. Tres en uno.