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El miércoles 29 conoceremos a los nominados del Grammy Latino. Y precisamente esta semana, el ganador del primer Grammy en la categoría de Vallenato, Emiliano Zuleta Díaz, decidió entregarle a Acinpro (Asociación Colombiana de Intérpretes y Productores Fonográficos), la estatuilla que recibió el año pasado.

Zuleta, el hijo mayor de Emiliano Zuleta Baquero, el autor de ‘La gota fría’ explicó: "El Grammy se recibe cuatro meses después de la ceremonia. Decidí dárselo a Acinpro, porque es la asociación que reúne a todos los intérpretes colombianos, los compañeros en la música y que compartimos sufrimientos y alegrías".

Pensando en esto, Zuleta entregará la estatuilla grabada con el nombre de Los Hermanos Zuleta a Acinpro, esta noche, en un coctel que tendrá lugar en el Hotel Tequendama, de Bogotá.

"Me pareció que era lo más elegante –agregó Zuleta– y me pareció que no era muy correcto guardar ese Grammy en mi casa, en un baúl o un clóset donde nadie lo pudiera ver. Así, lo más lógico fue entregárselo a todos mis compañeros, porque siento que el Grammy no es mío sino de todos los colombianos".

Y fue una inspiración, porque el premio se convirtió en objeto de una canción compuesta por Emiliano, en la que relató sus sentimientos en el momento de recibirlo. "Le escribí una canción al Grammy, quiero cantarla esta noche".

¿Qué dice la canción? 

"Desde el cielo bajó una estrella, un trofeo para mí, muy sublime, y para mi país, luna llena. El folclor se lució como siempre. Mi país se llenó de esperanza y en el mundo se escucha y se siente. Ese Grammy Latino no es de Poncho ni es mío, no es de Carmen Díaz, ni del viejo Emiliano, es para mi país, mi país colombiano".

"La compuse en estos días –contó Emiliano–, si estás en disposición de escucharla, vas a llorar, porque todo el que la oye llora".

¿Qué recuerdos tiene del momento en que recibió el premio?
En la canción lo digo: "Qué momento tan bonito ese, qué ratico tan amargo y tan sufrido, en seguida se me vino a la memoria los recuerdos de mis padres, mis viejitos tan queridos".  Cuando recibí el Grammy subí y le dediqué el premio a Dios, a mi papá y a mi mamá. Pensar que ellos no vieron ese momento, que no están vivos para disfrutar ese momento tan grande, me dio tristeza. Lloré como dos horas.

¿Cómo se sintió al día siguiente?
Eso fue fugaz. Hice unas pequeñas compritas y vine para Colombia otra vez. Aquí, la gente, entusiasmada, feliz, quería ver el Grammy y no podía porque tocó esperarlo cuatro meses. Después que lo enviaron lo guardé en el Banco de la República.

¿Por qué en el Banco de la República?
Porque eso es una joya preciosa que tenía de pronto. Tú sabes que en este país te pueden atracar. Yo lo tenía en el Banco hasta el domingo, que lo traje a Bogotá, para dárselo a Acinpro.

Coincide con que esta semana se conocerán las nuevas nominaciones…
No sabía. El miércoles voy a Valledupar por la mañana.  Me parece que este año el Grammy va a ser para la cumbia. Tengo esa inquietud. Como el año pasado se la dieron al Vallenato. 

Y finalmente no se reunió con su hermano Poncho…
Somos hermanos queridos. Cada quien quiere que el otro surja. Tenemos la misma relación. Esta separación me ha servido, porque uno en la música vive ocupado y no tiene tiempo de atender sus cosas.

¿Qué ha hecho desde entones?
Aproveché para retirarme con mi familia. Me hice una operación porque era muy obeso. He rebajado 30 kilos. Aproveché para no tomar. Tengo dos hijos pequeños, los estoy criando con más apego. Los llevo al colegio, los traigo, les hago las tareas. He disfrutado al máximo y me estoy amañando a esta vida. Me quiero salir de la música. Le cogí sabor a no trasnochar, a no viajar en bus, a estar con mi familia, a mi mujer, a mi cama, a mi nevera, a mi clóset, a mi mesa de noche. Hay cosas que no se compran con plata y son estas que le estoy nombrando.

Pero, está por presentar otro disco…
Estoy en una producción con un primo que tiene una voz muy bonita. No tiene ánimo de competencia. Sale al mercado a finales de septiembre. Es para complacer a los amigos, ellos a veces me convencen de montar parranda. Así, esporádicamente hago mis toques. Pero me quiero salir poco a poco de esto, porque a raíz de la operación, comprobé que es más sabroso un jugo de guanábana que un trago de whisky.
Y lo otro que aprendí es que el trago es una bobada, porque uno compra un malestar.

 

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