Me encontraba en el Festival Internacional de Intérpretes de la Canción, en Buga (Festibuga), cubriendo la final para una agencia de noticias, y me dio por ver el espectáculo detrás de bambalinas. Cuando entré a los camerinos me encontré, en uno de ellos, a la cantante Edna Rocío, que era la representante de Colombia y una de las favoritas para llevarse el triunfo. Eran los años ochenta.
Cuando la vi, quedé de una sola pieza. El camerino era solo una puerta de latas y el asiento era un bloque de cemento. Sobre este, posando su espalda contra la pared lateral y con los pies subidos en el asiento, con las rodillas levantadas contra su pecho y las manos abrazándolas, estaba la mujer que en unos minutos tendría que salir al escenario a cantar y a hacer vibrar a centenares de personas.
No se le veía el rostro. Su pelo caía hacia adelante y le daba un mayor dramatismo. ¿Se estará concentrando?, pensé. Pero no. Estaba presa del susto.
Le tocó el turno de cantar y cual Lázaro desde su tumba, Edna Rocío se levantó de allí, se puso justo detrás del telón, dijo una frase que no me acuerdo y se lanzó al escenario, a cantar y a encantar. Y ya en el escenario fue otra. Se convirtió en una mujer arrolladora a la que aplaudieron a rabiar.
Y ahora, cuando estoy escribiendo mi primer blog en Internet, me siento como esa Edna Rocío del camerino. Con pánico escénico. Durante semanas le he dado vueltas y vueltas al nombre del blog y al primer tema a escribir, pero entre idea e idea no he podido dejar de pensar en todo lo que piensa uno cuando quiere hacer lo mejor, cuando quiere conquistar a un público, cuando sabe, en este caso, que hay 133 millones de blogs más y uno quiere ser uno de los que más le aporte a sus lectores. Siento ese pánico escénico que vive uno cuando va a escribir por primera vez para un diario, o cuando va a salir por primera vez en televisión.
Ya me leí una buena dosis de columnas de MissP, para saber cómo se hace un blog, me suscribí a una buen a cantidad de blogs y llegué a una conclusión: el arte de los blogs no está inventado. Hay quienes los hacen cortos, otros largos, otros son de opinión, otros solo pegan y pegan artículos y videos de otros, etc.
Es como estar en una superautopista en la que por todo lado salen voceadores de prensa a gritar títulos y títulos de blogs. Y me imagino como uno de ellos, parado en una esquina, gritando «tengo pánico escénicooooo», «tengo pánico escenicoooo», «tengo pánico escénicooooo», para ver quién me lo compra por el título o quién se interesa y entra a leer el blog.
Pero ya está. Ya lo dije. Y ya empecé a escribir. De aquí para allá, como a Edna Rocío, no me queda más que abrir el telón y empezar a contarles las cosas que pasan, que pasaron y que van a pasar. Siempre aferrado a Dios y a la verdad. Les aseguro que hay buenos temas. Y que no se van a aburrir. Para empezar, en la próxima ocasión vamos a hablar de la reivindicación de las gallinas criollas. Porque ellas, si tuvieran voz, ya estarían haciendo un referendo por la vida. Y si tuvieran voto, ya habrían instaurado el fin de la pena de muerte a manos de los frigoríficos, habrían declarado persona no grata al Ministro de la Protección y de paso nos habrían dejado sin sancocho.
Nos vemos en la próxima.

EL DATO: De acuerdo con Technorati (descrito por Wikipedia como «un motor de búsqueda de Internet para buscar blogs»), de los 133 millones de blogs que había hasta el 20 de septiembre del 2008, solo 1,5 millones se habían actualizado en los últimos siete días. El mismo buscador registra 10,4 nuevos blogs por segundo. Este es uno de ellos, desde este segundo.