Sin que hayas empezado a existir, hay miles de millones de personas que te aguardan con cariño y con esperanza. Sobre todo esperanza, diría yo.

A la media noche nacerás y el mundo celebrará y te recibirá con juegos pirotécnicos, con brindis, con abrazos, con risas y hasta con lágrimas. Y habrá muchos otros que no tendrán con qué celebrar, pero que igual te esperan con los brazos abiertos y hasta pensando que eres el salvador de su sufrimiento.

Es por esto que, antes de que nazcas, y sabiendo que vienes con los mejores deseos de dejar huella en la humanidad, te voy a contar algunas cosas y me voy a atrever a solicitarte unos favorcitos que sé que no van a ser difíciles para ti.

Lo primero es que sepas que somos un poco más de 7.012 millones de personas en el mundo. Y no sabemos aún cuántos hay en Marte u otros planetas. Pero hablemos por el momento solo de los de la Tierra.

De esos 7.012 millones de personas, hay más de 925 millones de personas con hambre en todo el mundo. Suman más que toda la población de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

Como dicen que cada niño llega con su pan debajo del brazo, te pido el favor de que reserves alguito de ese pan para esas casi mil millones de personas que no tienen nada que comer. Y si no te alcanza, podrías hacer otra cosa: convencer a quienes sí tienen, para que no desperdicien. Para que no pidan una hamburguesa, se coman la mitad y boten la otra. O para que no coman de más. Y de pronto los puedes convencer de que cada vez que vayan a hacer mercado, compren un kit de alimentos para las personas que lo necesitan. Lo pueden entregar, por ejemplo, a la Cruz Roja.

Verás que esta noche, millones de personas estarán comiendo uvas y pidiendo un deseo por cada una de ellas, que representa un mes. Y esperan que ese mes se les cumpla su deseo. Lo mejor sería que les cumplieras el deseo. Pero si no puedes, por favor dales por lo menos esperanza y ábreles las posibilidades para que ellos mismos hagan realidad ese deseo, aunque sea en el mes en que no lo pidieron.

Te vas a encontrar con una cantidad gigantesca de personas que te van a pedir que los hagas ricos. Que en este año los llenes de dinero. Aquí entre nos, te diría que si les vas a cumplir ese deseo, les pidas algo a cambio. Por ejemplo, que sean buenas personas. O un asunto tan sencillo como que le sonrían a los demás. No vale mucho y con la sonrisa sí pueden hacer rico espiritualmente a alguien a quien siempre ignoran y al que hagan sentir valorado, solo con esa sonrisa.

No te vayas a asustar cuando escuches todos esos gritos de gentes pidiendo que les des trabajo o que les ayudes a cambiar el que tienen. Y es que el asunto ya es desesperante. Solo en Colombia hay 2 millones 144 mil personas sin empleo. Y lo peor de todo es que más de 10 millones de personas son subempleadas, lo que quiere decir, aunque así no lo reconozca el DANE, que tienen unos oficios con los que no pueden siquiera pagar sus gastos básicos.

Este asunto ha causado depresiones, peleas matrimoniales, sentimientos de baja estima, dolores en el alma de personas que se lanzan a las calles a vender lo que puedan para poder darles de comer a sus hijos. Y ahora hasta los niños han tenido que salir a las calles a ayudar a sus padres para tener con qué alimentarse.

Aquí sí te tengo que pedir que hagas todo lo posible por hacerles el milagrito. Y te doy una pista: en el mismo momento en que naces, en Colombia se posesionan 32 gobernadores, 1.102 alcaldes y los miembros de Concejos, Asambleas departamentales y Ediles. A todos ellos les podrías ablandar el corazón y darles unas cuantas pociones de honestidad para que no se corrompan y no se roben la platica de los pobres. Ilumínalos por favor para que inviertan en lo que debe ser y hagan propios los dolores del pueblo y no los dineros del pueblo.

No te vayas a reír cuando veas a un montón de gente corriendo por la calle con una maleta en la mano. No están locos. Es que quieren viajar mientras existas.

Pero si de verdad quieres pasar a la historia como un buen año, encierra felicidad en el corazón de cada uno de los habitantes del mundo. Sé que no vas a poder hacer todo lo que queremos en tus 12 meses de existencia, pero si haces que estemos felices con lo que tenemos, que aprendamos a vivir el día de hoy con una sonrisa, con un abrazo para los demás, con el alma y el corazón alegres por tener a esas personas hermosas que nos rodean, yo creo que el próximo 31 de diciembre te vamos a despedir con honores, como un rey, como el año que nos enseñó a amar más.