El solo anuncio de un acercamiento entre las Farc y el Gobierno puso a Colombia a hablar de paz. Y ese ya es un gigantesco paso que podría llevar al país, en algunos años, a su objetivo final: terminar con el conflicto armado.
Pero en este momento tenemos que tener en cuenta que de la manera como cada uno de nosotros actúe, podría depender el éxito o el fracaso de tamaña travesía. Tenemos que pensar que la paz no va a depender de nadie más que de nosotros mismos, seamos zapateros, doctores, políticos, obreros, taxistas o amas de casa.
Si nosotros nos convencemos y convencemos a los demás de que la paz no es posible, no habrá paz.
Todos, desde nuestros hijos hasta nuestros abuelos, deben saber que este es el momento justo para poder lograr ese anhelo, pero que no será nada fácil. Que habrá muchos problemas por el camino. Que lloraremos en algunos momentos. Gritaremos de felicidad en otros. Nos enfrentaremos a los enemigos de la paz, que los hay. Y nos daremos cuenta, en algún momento, que quienes queremos que esa paz sea posible somos muchos más.
Pero antes de que se conozca siquiera de qué hablaron los enviados del Gobierno y las Farc, veamos algunos puntos que vale la pena tener en cuenta:
1. Este es el momento de estar a favor de Colombia y no a favor o en contra del expresidente Álvaro Uribe o del presidente Juan Manuel Santos. La paz se debe analizar sin odios ni extremismos.
2. El propósito de la paz debe estar por encima de partidismos, de odios, de sectarismos.
3. El hecho de que las Farc vayan al diálogo se debe al excelente trabajo que en materia de seguridad hizo el expresidente Álvaro Uribe y continuó el presidente Juan Manuel Santos.
4. Diálogos de paz pasados se han dañado por la revelación prematura de acuerdos iniciales, como los de Maguncia (Alemania). Por eso se necesita prudencia, que no quiere decir secreto.
5. ‘La paz necesita pueblo’, me dijo un consejero presidencial una vez. Y el pueblo llegó, apoyó el proceso con el M-19 y este se desmovilizó.
6. No debemos esperar que las Farc o el ELN dejen sus acciones contra el país, contra las Fuerzas Militares, la Policía o el pueblo colombiano. Por el contrario: debemos esperar que se recrudezcan, como bien lo advirtió el presidente Santos hace poco. Y se van a recrudecer por la creencia aquella de que ‘hay que llegar fuertes a la mesa de negociación’.
7. El cese de esas acciones se dará algún día, pero eso será como producto de las negociaciones.
8. Una cosa es un acercamiento de paz y otra el comienzo de unos diálogos de paz. Estos últimos tienen unas condiciones que las partes acuerdan, precisamente en los acercamientos.
9. No es el momento de decir que van a indultar o a amnistiar a los guerrilleros. Eso se decidirá al final del proceso. Puede que nunca ocurra. Son muchas las fórmulas que se pueden encontrar en un diálogo de paz.
10. Lo ideal es que un proceso de paz sea lo más rápido y eficaz posible. Pero hay que tener en cuenta que un conflicto de décadas no es tan fácil de acabar, por lo que hay que tener paciencia.
11. No habrá despejes. Así se desprende del tercer punto rector que puso el presidente Santos: «Se mantendrán las operaciones y la presencia militar sobre cada centímetro del territorio nacional».
12. Hoy, más que nunca, se requiere de toda la unidad del Estado, en el propósito de la paz. Esto no quiere decir que haya unanimismo. Quiere decir que todas las instituciones deben rodear el proceso para blindarlo de los enemigos de la paz. Y actuar cuando deban hacerlo, hasta para corregirlo, si es necesario.
Twitter: @VargasGalvis