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El chino no lloró, pero de berraco. Vivió los cinco minutos y 19 segundos más emocionantes de su vida. Moviendo su cabeza de lado a lado, decía con la mirada que aquello apenas lo podía creer. Y no era para menos.
Se llama Joan Sebastián Alarcón Rozo, tiene 20 años y es de Barranquilla. Y el primero de octubre pasado se paró en el escenario de ‘La Voz’ y no solo conmovió en el alma a Ricardo Montaner, sino que puso al jurado y al público de pie, porque en ese momento todo se volvió una magia llena de alegría de la que nadie quisiera salir.
Antes de subir al escenario él lo confesó: tenía temor de que nadie se diera la vuelta (se refería a los jurados, que solo voltean cuando les gustó la voz del participante). Pero más que eso, tenía un reto inmenso, como lo llamó: “tratar de no imitar sino hacer mi propia versión y esperar que le guste (a Montaner). Nada más”.
Sonó el primer acorde de ‘Me va a extrañar’, de Ricardo Montaner, y Joan Sebastián estaba allí parado, en ese fastuoso escenario, pienso que con el alma en vilo, presto a elevar allí su voz por primera vez.
“Cada mañana el sol nos dio en la cara al despertar…”, alcanzó a entonar y de inmediato sonó una salva de aplausos.
“Cada palabra que le pronuncié, la hacía soñar…”, siguió cantando y en ese momento Ricardo Montaner, de espaldas al escenario, sin ver siquiera quién estaba cantando, subió las cejas y con la mano en su mentón miró a la derecha, a Andrés Cepeda, y le hizo un gesto, como quien dice, ‘sí señor, ese es’.
“No era raro verla en el jardín, corriendo tras de mí…”, cantó Joan Sebastián, y Montaner empezó a afirmar con la cabeza. Se llevó su mano derecha a los ojos, apretó los labios y bajó la cabeza, escuchando. Luego volvió a cerrar los ojos, se extasió con la canción, echó la cabeza hacia atrás, miró luego adelante, muy serio, oprimió el botón, se volteó y empezó a sonreír.
Cepeda y Carlos Vives, que también estaban emocionados desde antes, se hacían señas para oprimir el botón al mismo tiempo y darse la vuelta, mientras Montaner abría sus brazos y cantaba en voz baja desde su asiento, con Joan Sebastián, “y sentirá… que no habrá vida después de mí, que no se puede vivir así…”.
El muchacho se seguía batiendo en el escenario, con toda propiedad, y el cantante venezolano le llevaba el ritmo con su dedo índice, hasta cuando tomó con sus dos manos el atril, con la mirada fija en el barranquillero, dejó que terminara la canción, abrió los brazos como en señal de incredulidad y luego, con emoción, le dio dos puños cerrados al escritorio y exclamó “¡Dios!”
El público no dejaba de aplaudir, su familia gritaba desde el camerino ‘ese es, ese es’, al mismo tiempo que lo hacían los asistentes al estudio.
Después de que Vives y Cepeda lo felicitaron, Montaner le dijo a Joan Sebastián lo que nadie le esperaba escuchar: “Gracias por el homenaje. Lo más importante de todo, cuesta para un artista decir esto, sobre todo cuando él escribió esa canción, es tan grato poder encontrar a alguien que cante mejor que uno la canción que uno mismo parió. Es maravilloso. Así que muchas gracias”.
Joan Sebastián lo miró, abrió sus ojos incrédulos ante él, escondió su rostro entre sus manos cerradas que aún sostenían el micrófono y dobló la espalda hacia adelante, como haciendo una venia, pero queriendo expresar, más bien, su propia emoción.
Como era de esperarse, el barranquillero escogió irse con Montaner como entrenador. “Tengo que seguir mi corazón y, Ricardo, tu eres mi ídolo. Me voy contigo”, dijo.
Montaner se paró de su puesto, fue hasta cerca del escenario y se fundieron los dos en un abrazo que más parecía de hermanos del alma. Joan Sebastián le estrechó la espalda como cuando uno quiere gritar ‘¡Te quiero!’
Sin soltarlo, Montaner le dijo: “Me haces sentir primero un viejito y segundo, me haces estar seguro de que valió la pena estos 25 años de trabajo y de carrera para encontrarme gente como tú, para que me diga cosas como las que me dijiste. Me emociona mucho y se me corta la voz“.
Enseguida Montaner pidió pista y arrancó a cantar: ‘Me va a extrañar….” y los dos siguieron inmediatamente a dúo “al despertar…” y siguió solo Montaner “en sus paseos por el jardín…” y el turno fue para Joan “cuando la tarde llegue a su fin” y los dos se subieron rápidamente al escenario.
Arriba unieron otra vez sus voces : “me va a extrañar…” y luego solo Montaner: “al suspirar” y se fueron turnando así el micrófono y luego lo hicieron los dos a una sola voz y el público seguía de pie, aplaudiendo, y el jurado también estaba de pie y fue cuando Montaner selló la noche con un beso en la cabeza de Joan y un abrazo que nos dejó, a quienes nos conmueven estas cosas, con unas cuantas lágrimas de alegría, porque un muchacho no cumple su sueño así todos los días.
Twitter: @VargasGalvis
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Hasta hace unos dias, me generaba cierto escozor mirar de reojo el TV y ver gente con Camisetas negras o pañoletas en el mejor de los casos, cambiar de canal y ver ese gran homenaje que le hacen a un ejemplo de la sociedad como lo fue cierto Narcotraficante.
Definitivamente a nadie le interesa que los medios ayuden a concienciar a los habitantes de este pais de que los buenos modales y el respeto por los demas debe ser importante.
Es de resaltar, ademas del gran talento de los concursantes, el manejo que se le ha dado, de respeto, de comprensión, no de burla ni “egocentrismo” por parte de los Jurados y el resto del personal del programa… ojalá y sigan por esa linea.
Me gusta y me emociona, y sobre todo… me deja ver que en este país hay gente buena, con sueños, con historia, con proyección.. y sobre todo humilde con un talento indescriptible.
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Que podrà enseñarles carlos vives a estos personajes de tanta calidad?
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