La paz es del pueblo y este es el que debe decidir.

La paz no debe ser una propuesta de campaña. Debe ser una política de Estado.

Y en este tema no se debe correr por el simple hecho de querer firmarla antes del 7 de agosto, si gana el contrincante, como parece ser el deseo de Juan Manuel Santos, al proponer discutir los dos últimos temas en mesas paralelas.

Tampoco debería darse un ‘portazo’ a lo ya pactado, en caso de que ganara el candidato Óscar Iván Zuluaga, quien ha dicho que acabaría con el proceso, o lo suspendería, o lo continuaría con nuevas reglas. Ya ni se sabe qué es lo que, en serio, va a hacer. Pero algo va a hacer. Por lo menos ya aclaró que no le dará la espalda a la paz.

La paz debe ir más allá de las pasiones de amigos y enemigos de ella. Tanto los unos como los otros deben ser partícipes de la negociación en su momento. Las víctimas van a estar en el proceso de paz, hágalo quien quiera que lo haga, porque así lo manda la Ley, que determina que sus victimarios les deben pedir perdón, deben decir la verdad de lo ocurrido con sus parientes, los debe indemnizar y les debe devolver las tierras que les arrebató.

Pero esas mismas víctimas y los 32 millones de votantes convocados a las urnas para el domingo 15 de junio son los que tienen la decisión. Si salieran a votar quienes no lo hicieron el 25 de mayo, otro país tendremos.

Este es el momento en el que estamos tan cerca de la firma de un acuerdo con las Farc, que podemos soñar que nuestros propios hijos podrían vivir en un país en paz. Ya no tenemos que esperar a que sean los nietos quienes la disfruten. La podemos vivir ya.

Pero como lo digo, ni Santos ni Zuluaga son los dueños de la paz. Usted es el dueño de ella. Y su voto, por cualquiera de los dos candidatos, podría ser su granito de arena. Podría decirles a sus nietos que usted ayudó a hacer la paz, saliendo a votar. Por quien sea, pero a votar. Así sea en blanco.

¿Usted qué opina?

@VargasGalvis