“Con el Space cayó mi corazón”, le dijo al canal RCN una de las propietarias de un apartamento, minutos después de la implosión de las últimas cuatro torres.

Allí también estaban dos hombres, uno con el brazo sobre los hombros del otro, como dándose ánimo mutuo, mientras a su lado otro señor se tomaba la barbilla con la mano derecha, como muestra del dolor que estaba sintiendo en ese momento.

El Space había caído y con él se llevó los sueños de centenares de familias que tuvieron sus hogares allí y de otras que fueron felices cuando compraron el inmueble, pero que finalmente no lo pudieron ocupar.

“Me dio duro. Ahí les queda a los Villegas Acevedo el adefesio que formaron. Es duro, duro verlo caer«, dijo otro de los propietarios a un canal de televisión.

Y es que cuando uno estrena casa quiere vivir por siempre allí, y cada día que pasa va dejando en ella su propia huella, su identidad, su corazoncito. En cada cosa que compra para ella, cada cuadro que pone, cada habitación que se decora al gusto.

Y nadie imagina que de un día para otro le vayan a decir que se tiene que ir de allí. Y menos que ese pequeño terruño, su cuarto, el que tanto quiso, lo vayan a derrumbar.

Eso es lo que verdaderamente significa la implosión del Space: ese dolor de más de un centenar de familias que vieron truncados sus sueños, que perdieron lo suyo y que hoy vieron cómo se derrumbó en un santiamén lo que tanto quisieron.

Muchas de esas familias fueron hoy a ver la implosión. Hubo lágrimas, pero también rabia por la corrupción que significa el haber construido unas torres en esas condiciones.

Apenas cayeron esas últimas torres del Space, a las 9 de la mañana de este 23 de septiembre de 2014, cayó también a lo más bajo la imagen de la constructora CDO. Entre esos escombros quedó enterrada esa imagen. Y ahora le toca a la justicia hacer lo suyo. Deben ir a la cárcel los que llevaron a la muerte a 12 personas con la caída de la primera torre. Y todos aquellos que les quitaron los sueños a estas familias propietarias que deben ser indemnizadas doblemente: por el valor de sus apartamentos y por el dolor que les hicieron sufrir.

Apenas vi caer hoy el Space se me hizo un nudo en la garganta. No porque se hayan caído esas torres que la empresa quería mantener en pie, sino de pensar en que allí muchos niños fueron felices, muchas familias vivieron sus mejores momentos, y hoy no pueden señalar siquiera en el aire en donde fueron felices, porque CDO les quitó hasta ese derecho.

 

Twitter: VargasGalvis