La corrupción es como un tsunami. Arrasa todo lo que encuentra a su paso. Lo que se construyó se lo va llevando y va dejando pobreza, desolación, dolor e impotencia.
Hoy estoy sintiendo esa impotencia, viendo no solo aquello que mencionan los noticieros, sino lo que pasa también en nuestras ciudades y que golpea directamente a nuestra gente, sin que nadie haga algo para ayudarla.
No voy a hablar de Interbolsa o de Reficar o de Samuel Moreno Rojas, sino de aquella señora que llega a una EPS buscando que le den sus medicamentos para mejorarse y se encuentra con que no hay, porque unos hombres y unas mujeres, de los cuales poco sabemos, se lo han robado todo.
A Saludcoop se la robaron. Y hay unos nombres que conocemos de personas implicadas. Y unas investigaciones. Pero es que quienes están sufriendo las consecuencias son millones de personas que llegan a buscar los servicios y no los tienen como debería ser.
La solución anunciada por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, fue liquidarla. Y pasar a todos sus afiliados a Cafesalud, de los mismos dueños de Saludcoop. Es decir que es como pasar la plata de un bolsillo al otro.
Para no hablar solo del tema de la salud, dejemos el asunto en unas preguntas: ¿Dónde estaban los Superintendentes de Salud mientras eso pasaba? Y aún más: ¿Dónde está hoy el Superintendente mientras la mayoría de colombianos siguen sufriendo el sistema de salud, sin que nadie les resuelva algo?
Pasemos a otro campo. Al de las calles. Miles de quejas llegan a los medios de comunicación de personas que dicen que nada que terminan una calle que habían quedado de entregar unos meses o unos años atrás. Y uno, como periodista, va a ver y se encuentra con que el contratista abandonó la obra. La pregunta es, entonces, ¿Por qué no está judicializado ese contratista? ¿Por qué le siguen entregando obras?
Vamos a la educación. Ya lo vimos con los programas de alimentación. Si esa valerosa profesora no hubiera grabado ese video de los niños pasándose los alimentos el uno al otro para la foto, ¿alguien estaría vigilando esos servicios?
Veamos lo que pasa con Electricaribe. ¿Dónde están los organismos de control y los de investigación, que no le ponen punto final a esa infamia que deja a sus usuarios sin sus electrodomésticos, sin luz, sin alimentos que debían estar refrigerados?
En el periódico Q’hubo de Cúcuta denunciamos contratos fraccionados que hizo el Alcalde anterior y nada pasó. La Procuraduría no ha hecho nada. La Contraloría tampoco. La personaría tampoco.
Hace meses estamos denunciando que se están cayendo los árboles. Uno de ellos cayó sobre un carro en el que iba una pareja a la que hasta el día de hoy no le han respondido ni por los tres meses de incapacidad que tuvieron, y mucho menos por el carro.
Seguimos denunciando lo de los árboles, buscando respuestas, y las autoridades se lanzan el balón entre unos y otros y nadie responde. Lo último que dijeron es que el ciudadano debe denunciar que un árbol está por caerse, para que la unidad de riesgos haga una valoración. Si esta encuentra que es cierto, debe pasar el informe a Corponor, entidad que designará entonces a otro perito para que vaya a mirar. Y cuando ese perito diga que sí, Corponor responderá a la unidad de riesgos. Después de eso, la unidad debe enviar un oficio a Planeación municipal para que esta mande a retirar el árbol.
¿Corrupción? No. Pero sí total ineficiencia. Y me pregunto hasta qué punto la ineficiencia podría ser corrupción.
Pero más allá de eso me pregunto, con este último caso, los demás y muchos otros, qué es lo que están haciendo los organismos de control, que están dejando a la deriva a los ciudadanos, sin nadie que ponga el pecho por ellos.
¿Qué hacen las personerías? (en Cúcuta, por ejemplo, sus oficinas están en la propia sede de la Alcaldía. ¡Qué independencia!).
¿Qué hace la Procuraduría? ¿Dónde están los contralores que no tienen abiertas investigaciones fiscales y los que ni siquiera han hecho juicios fiscales?
¿Dónde están los superintendentes? Exceptúo al de Superindustria y Comercio, que ha demostrado que le duele el país y se ha enfrentado a los carteles de los pañales, de los papeles higiénicos y del azúcar. Pero… ¿Los demás qué están haciendo?
Esos procuradores, contralores, personeros, superintendentes, que no hacen nada, se hacen parte de la cadena de corrupción que invade a Colombia. Y es hora de que alguien los juzgue. Porque no podemos empezar a construir la paz con unos funcionarios ineficientes que muchas veces trabajan en contubernio con aquellos a quienes tienen que investigar.
Es el momento de empezar la guerra contra la corrupción y la ineficiencia. Y ese será uno de los grandes retos del posconflicto.
@VargasGalvis