Llegó la hora de pensar más en el fondo y en el significado de la paz y de la guerra y menos en seguir las tesis de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.

Hemos tenido ya largas épocas, años enteros, en los que todo lo que ocurre en la política y en el proceso de paz lo miramos con los ojos de los que están a favor o con los que están en contra. Con las tesis que siempre se exponen sobre lo que hizo o dejó de hacer Uribe y con lo que ha hecho y ha dejado de hacer Santos.

Las discusiones son apasionadas hasta en el seno de los hogares, en los que hasta se enfrentan unos y otros, pero siempre llegan al mismo punto: a los gobiernos de Uribe y Santos. Y ahí ya nadie escucha. Todos defienden unas tesis o unos puntos de vista, con base en lo que han dicho el uno o el otro y ni siquiera se dan la oportunidad de explicarse entre sí con más argumentos.

Esa discusión nos está haciendo mucho daño. Porque la estamos centrando en dos personas, dos gobiernos, sin caer en cuenta de que la paz es mucho más importante que ellos y que debemos superar ese paso para empezar a pensar en cómo es que vamos a construir un nuevo país en paz.

Tenemos que pensar en que en este momento lo que está en juego es el futuro de nuestro país. Aquí lo que se está definiendo es entre la paz y la guerra. Y todos los colombianos debemos convertirnos en unos críticos de la una y de la otra, analizando cómo es que vamos a hacer la una o la otra.

Y críticos significa analizar bien qué es lo que se está haciendo o qué se podrá hacer y, si no estamos de acuerdo con algo, levantar nuestra voz o trabajar de inmediato para que eso no vaya a ocurrir. Pero no en la discusión interminable de si fue mejor Uribe o Santos; si antes estábamos mejor y ahora no, o lo contrario; si hay que bombardear o hacer un cese definitivo del fuego, etc.

Si creemos que va a haber impunidad, pues empecemos a trabajar en propuestas para que no la haya. Hagámonos oír. Hagámoslas llegar a la propia mesa de conversaciones en el link www.mesadeconversaciones.com.co , escribámoslas en Colombia Conversa (@ConversacionCOL) o si quiere envíeselas directamente al Alto Comisionado para la Paz (en @ComisionadoPaz).

Pero si queremos ir más allá, a prepararnos para construir un nuevo país, imaginémonos cómo sería Colombia en paz. Dejemos de pensar por un momento en las polémicas que nos plantean uno u otro sector y preguntémonos ¿si se firma la paz, cómo se favorece nuestro país? ¿Cómo me voy a favorecer? ¿Cómo puedo hacer que mi hijo aproveche esa oportunidad? ¿Qué pasará con los campesinos si hay paz? ¿Qué pasará cuando la guerrilla ya no esté secuestrando personas o llevándose niños a la guerra? ¿Será que los campesinos vuelven al campo? ¿Será que si les construyen las vías terciarias y las primarias para sacar sus productos, volverán a cultivar?

Ya varios gobernadores han dicho que si hay paz sus departamentos se convertirían en las despensas alimentarias del país y del mundo. ¿Será que sí? Y si eso pasa, ¿será que podremos comprar alimentos más baratos? ¿Será que se bajarán las tasas de subempleo y desempleo si les dan a los campesinos de bien las parcelas que les anunciaron, si les dan el dinero para cosechar o si les compran sus cosechas?

¿Será que hay que hacer algo más para que la recuperación económica del campo se convierta en realidad? ¿Qué es lo que hay que hacer?

Más allá de qué van a poner a hacer a los guerrilleros rasos, podríamos pensar en qué se beneficiarían las víctimas del conflicto. Más allá de si estas perdonarán o no a los guerrilleros, podríamos pensar en qué pasará con sus vidas cuando sepan por fin en dónde están sus familiares desaparecidos o por qué mataron a los suyos.

Para simplificar, ¿por qué no nos ponemos más bien a pensar cómo construir ese nuevo país que queremos, cuando ya no tengamos la amenaza de las armas?

No estoy diciendo que no nos volvamos a ocupar de las polémicas entre uribistas y santistas o las de los amigos o enemigos de la paz. Estoy proponiendo que demos el otro paso, que vayamos más allá.

Analicemos lo que dicen los unos o los otros sin los apasionamientos por este o aquel. Miremos qué es lo que proponen y analicémoslo. Y, aún mejor, pongamos la mirada más allá, en el futuro, imaginémoslo y empecemos a construirlo desde ya, siendo críticos, pero sin peleas ni discusiones apasionadas que no nos dejan ver la realidad.

@VargasGalvis