Lo único que les estamos pidiendo a los colombianos es que el 2 de octubre próximo se unan para evitar que más niños vayan a la guerrilla, para evitar que más madres vean impotentes cómo se llevan a sus chiquillos de sus casas sin poder hacer nada por ellos; para evitar que mueran más campesinos, para lograr que estos puedan vivir en paz en sus municipios y veredas sin el miedo a que de un momento a otro haya un ataque guerrillero o un enfrentamiento militar.
Estamos buscando colombianos que le apuesten a la vida, que no tengan ánimo de venganza sino que piensen en lo que podrían aportar con un solo voto a que más familias crezcan unidas, a que menos padres deban abandonar a sus hijos y esposas, a que menos padres mueran a manos de la guerra.
Estamos buscando colombianos que se enamoren de la paz, la abracen, la concientan, la arrullen y la cuiden como lo hacemos con nuestros recién nacidos. Que ayuden a construirla, a hacerla crecer, a criarla como se cría a una pequeña o a un pequeño desde la cuna.
Estamos buscando colombianos que le apuesten a las risas y a las sonrisas y que se convenzan de que al poner su voto el 2 de octubre van a hacer felices a millones de compatriotas que hemos olvidado por décadas, porque viven lejos, en el campo, no en la ciudad y porque sus problemas no los sentimos en las ciudades.
Votar el 2 de octubre es abrazar la esperanza y decirle al mundo que como colombianos estamos dispuestos a perdonar y a seguir adelante, con la berraquera que nos ha caracterizado, para seguir construyendo un país rico, orgulloso de sí mismo, lleno de futuro, de grandeza.
Votar el 2 de octubre es abrazar a más de 7 millones de víctimas (igual a casi toda la población de Bogotá) y decirles aquí estoy, a su lado, dispuesto a apoyarlas, dispuesto a que haya verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición.
Votar el 2 de octubre es decirle a casi dos centenares de miles de familias que van a tener la oportunidad de saber en dónde están sus familiares desaparecidos; que se los van a ayudar a buscar y que les van a entregar sus restos, si han muerto, para que por fin puedan salir de la tragedia de la desesperanza, de la incertidumbre y de la impotencia de no haber podido sepultar dignamente a su ser querido.
Votar el 2 de octubre es decirles a miles de familias campesinas que van a poder tener su tierra, titulada, que la van a poder cultivar y que van a tener la garantía de que sus productos serán llevados a los centros de distribución y se les pagará lo que les corresponde.
Votar el 2 de octubre es decirles a los niños de las zonas de conflicto que podrán tener escuelas más dignas, que van a tener profesores, que se les va a garantizar que puedan dedicarse a lo que deben, a estudiar, a jugar, a prepararse y a ser felices en su propia comunidad.
Estamos buscando colombianos que quieran conformar un ejército de paz, que sean soldados de la paz desde sus propias familias, que tomen sus instrumentos de trabajo y se unan con todos los demás para reconstruir a Colombia, para construir la paz.
Salgamos todos, tomemos los azadones, las palas, los esferos, los computadores, nuestras manos, nuestros cerebros, todo aquello con lo que sea que trabajemos y pongámoslo al servicio de los millones de compatriotas que han sufrido esta guerra.
Salgamos a las urnas como un Ejército de la paz, todos unidos, todos en la calle, nadie en la casa, recorramos las calles que nos separan de nuestro puesto de votación y llenemos el corazón de amor en ese momento, de orgullo por Colombia, de pasión por Colombia, de perdón, de esperanza, y lleguemos a las urnas a depositar un voto que diga SÍ.
Es un sí a la vida, un sí a la esperanza, un sí al perdón, un sí a nuestro derecho de ser una nación grande que toma en sus manos su propio destino, un sí al abrazo al campesino que sufre, un sí a esos niños que estuvieron presos de las Farc, un sí a Colombia, un sí a nuestra Patria, un sí a la vida, un sí a la paz y un rotundo NO a la guerra.
Vamos con todo, soldados y soldadas de la paz, y demos un rotundo mandato en las urnas para que brille en nuestros corazones el amor y para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan decir en unos cuantos años que estuvimos a la altura de las circunstancias y les dejamos un país mejor, para que ellos sean mejores, para que sigan naciendo generaciones de la paz que siembren el país de amor y se sientan orgullosos de sus antepasados.
Vamos soldados de la paz, todos, a las urnas el 2 de octubre, a decirle sí a Colombia, sí a nuestros hijos, sí a nuestros nietos, sí a la esperanza, sí a la paz.
@VargasGalvis