Señor Hugo Ospina:
Le cuento que un día varias personas hacíamos fila para coger taxi y llegó uno. La primera persona en la fila se subió y vimos cómo la bajó el conductor. Uno de los que iba atrás aprovechó, le dijo al conductor para dónde iba y este lo dejó subir. Los de la fila le reclamaron al conductor y este nos dijo: ‘¿por qué no cogen Uber más bien?’.
Nos quedamos pensando y dialogando. Sí, tenía razón el taxista. ¿Por qué estábamos haciendo esa fila, apostándoles a los taxistas bogotanos, en vez de coger Uber? Finalmente nos fuimos.
Otro día, uno de los taxistas me recogió a través de la aplicación de Easy taxi. Cuando llegué al destino, me cobró 2.000 pesos adicionales a lo que indicaba la tarifa que mostraba la pantalla de la aplicación. Le pregunté por qué y me dijo que es que Easy Taxi no tenía sumados los recargos. Por supuesto, era falso.
Recientemente tomé otro taxi -creyendo en usted cuando dice que debemos apoyar a los taxistas de Bogotá- me llevó a mi destino y me cobró 5.000 pesos más de lo que siempre me cobran. Me dijo que era por el trancón, pero las otras veces hubo más trancón y la tarifa fue mucho más baja.
Un día entre semana, cuando iba para el trabajo, pedí un taxi por Easy Taxi. Decía que llegaba en determinados minutos. Me quedé frente al edificio, esperando, hasta cuando vi que iba para otro lado. Lo llamé. No contestó. Le escribí. Tampoco. Y me dejó allí, en el andén, ya con retraso para llegar al trabajo.
Todo eso me ha puesto a pensar en Uber. Le cuento que no soy cliente de esa aplicación, pero cada vez sus taxistas, con sus actitudes, me convencen más de que debo emigrar a Uber.
Y no es que quiera hacerle propaganda a Uber. Me parece que es una empresa ilegal, que reta al Estado prestando un servicio con vehículos sin autorización. Y voy más allá: he tomado dos veces Uber y un día me apareció que le debía algo así como 29.000 pesos a un conductor, dizque por una modificación en la tarifa. Eso quería decir que por esa carrera yo tenía que pagar cerca de 58.000 pesos, cuando con un Easy Taxi vale $13.000.
Busqué dónde hacer el reclamo y me di cuenta de que hasta eso están violando: no tienen correo ni teléfono de contacto, ni modo de poner una queja de ese tipo, lo que los hace aún más ilegales y hasta abusivos con sus clientes. Lo corrigieron luego, sí, pero quedó la inconformidad.
Y aún así, me están haciendo pensar que son mejores que muchos de los taxistas. Porque ellos sí llegan a donde uno está, a tiempo, ya saben a dónde va uno, por lo que no preguntan y no lo bajan del carro, y cobran lo que es, sin marrullerías.
Aclaro que no son todos los taxistas de la ciudad los que abusan de los usuarios. No. Porque hay miles de taxistas honrados, que trabajan en lo suyo honestamente, se ganan el pan de cada día honradamente y no agreden a nadie. El problema es con esa cantidad que opaca la decencia y estimula la grosería.
Cuando estoy en el centro comercial Gran Estación y bajo a donde se supone que deben llegar los taxis de los que llaman los unos, siempre me encuentro con que ni siquiera entran. No sé para qué les dan ese contrato si no quieren trabajar allí. Veo un montón de taxis en horas que podríamos llamar ‘valle’, como en TransMilenio, cuando hay pocos usuarios, y ahí sí, el coordinador de los taxis hasta sube al supermercado y ‘jalona’ a los usuarios para que cojan un taxi. Pero no es sino que esté lloviendo, o que sean horas pico, y al mismo coordinador le toca salir a la calle, parar un taxi, hacerlo entrar y luego repetir la misma acción el número de veces que una persona quiera coger taxi desde allí.
Los que hacen todas esas cosas son muchos, pero muchos taxistas, señor Ospina. No son todos, por supuesto, repito. Hay unos muy decentes y otros muy trabajadores. Tan trabajadores que hasta el día que usted dijo que iba a paralizar a Bogotá con su paro, salieron a laborar. Algunos de ellos me dijeron: no estamos para paros.
Otro de ellos me lo dijo así: ¿Usted cree que voy a parar? Las culebras no lo dejan a uno. Esta mañana madrugaron a llamarme del banco por la cuota. Y no me voy a quedar en la casa porque otros quieren parar.
Usted sabe que eso es cierto. Tanto que le fracasó su paro.
Por qué no, en vez de organizar paros, empieza a organizar cursos de buen conductor para todos los que vea que en su gremio no saben tratar al usuario. No los engañe. Cuénteles que muy pronto van a salir del mercado si no se ponen las pilas. Que por cada vez que alguno de sus conductores dice ‘para dónde va’ le está dando un cliente a Uber, o a Cabify, o a cualquiera de las otras aplicaciones que van a seguir llegando.
Hacen un paro dizque porque la ilegalidad les está quitando los clientes. No los engañe. No es la ilegalidad. Para allá es para donde nos mandan ustedes cuando prestan un mal servicio.
¿Por qué la gente toma Uber o Cabify, pagando incluso más de lo que muchos de los taxistas cobran con muñeco incluido? Porque quieren calidad y se cansaron de la grosería y de la falta de cultura de esa cantidad de taxistas que solo viven para recoger plata y no para prestar un servicio.
¿Sacamos a Uber? Listo, hagamos todo por sacarlo. Pero le aseguro que vendrá otro servicio de calidad, con gente preparada, e igual les quitará las carreras.
Los taxistas honestos deberían unirse y crear una empresa en la que no estén sino conductores sin tacha, los mejores, y anunciarla como modelo de servicio. Tal vez así los que nos negamos a tener que usar Uber para todo, encontremos la calidad que estamos buscando. Y hacemos a un lado a los malos taxistas. Que estos sigan igual si no quieren cambiar.
Como le dijo un taxista a su pasajero, al concertar la ruta: “la cuestión es que usted se sienta satisfecho y siga tomando taxi”.
Señor Ospina, esto no es un asunto de paros y de protestas. Es un asunto de competitividad. El mejor se queda con el mercado. Ojo que dije el mejor, no el más vivo.
Así es que sería mejor que los taxistas entendieran que el asunto es a otro precio y que, como lo dijo Fabio Valencia Cossio cuando asumió una vez la presidencia del Senado y refiriéndose al Congreso, ‘O cambiamos, o nos cambian’.
En sus manos está que sí cambie, en el caso de los taxistas. Y si no pasa, que no se quejen porque ya no tienen a quién recoger o porque no les alcanza para el producido. Por cada abuso de un taxista, habrá un cliente potencial de Uber. Así, todos los usuarios estarán tomando taxi en aplicaciones que incluirán hasta modelos como los que vio usted en Canadá y que tanto disfrutó.
Twitter: @VargasGalvis
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