La noticia sería la siguiente: «¡Urgente! 505 personas murieron y 17.308 más resultaron ‘heridas’ el jueves 29 de abril, a manos de un enemigo fantasma que ataca a las personas sin que estas puedan saber en qué momento. A pesar de que ya se tiene un arma para combatirlo, el atacante ha aumentado su ferocidad y ahora deja más muertos y heridos a su paso».
La mayoría de las personas que murieron tienen entre 60 y 79 años (278) y también fallecieron dos entre 20 y 29 años y 14 entre 30 y 39.
De acuerdo con las autoridades, el enemigo, al que se le identifica como covid, ha dejado 73.230 muertos en un poco más de un año, una cifra tres veces superior a la de las víctimas de la tragedia de Armero y muchísimo más elevada que los ataques al Palacio de Justicia, al edificio del DAS, al carro bomba en el Club El Nogal, a las Torres Gemelas, que en su momento estremecieron a los colombianos y a buena parte del mundo.
Solo en Antioquia perdieron la vida 123 personas el 29 de abril y se vieron seriamente afectadas, con víctimas fatales, Barranquilla, Bogotá, Valle y Atlántico.
Las UCI de importantes capitales se están copando, como es el caso de Medellín, Villavicencio y los departamentos de Antioquia y Cundinamarca, al punto que en algunos hospitales los ‘heridos’ tienen que esperar horas enteras entre las ambulancias para poder ser atendidos, corriendo el riesgo de perder la vida en ellas.
Departamentos como Antioquia han tenido que pedir auxilio a otras regiones para mandar allí a los ‘heridos’ que necesitan UCI y en ciudades como Bogotá se han hecho expansiones de camas en carpas para trasladar allí a pacientes que necesitan hospitalización, pero que no son por covid.
Bogotá quedó sin posibilidades de seguir enviando pacientes a los municipios de Cundinamarca, ya que en el departamento ya están copadas las camas.
Tan grave ha sido la situación, que la alcaldesa de Bogotá dijo que si seguía el aumento inusitado de personas que necesitaran UCI, se podría llegar a un momento en el que se tuviera que aplicar el Triage Ético. Esto quiere decir que los médicos tendrían que decidir a quién llevan a una UCI y a quién no, aunque ambos tengan la misma necesidad.
El Instituto Nacional de Salud informó que, al 29 de abril, había 32 menores de un año en Unidades de Cuidado Intensivo, afectados por el covid, y 18 más entre 1 y 4 años. En total, los médicos atendían en las UCI a 115 menores de edad.
El covid ha atacado dos veces con fuerza en la mayor parte del país, pero esta tercera vez regresó con nuevas armas (cepas) que hacen que las personas caigan ‘heridas’ más rápido y se agraven más. A tal punto que ahora un paciente está utilizando más oxígeno que el que hubiera necesitado en los otros picos.
Esto hizo que se empezara a agotar el oxígeno en el país y los productores, que están trabajando al 105 %, tuvieron que advertirles a los departamentos a los que les proveen que no podrán cumplirles con todo lo que están necesitando.
El Gobierno tuvo que determinar que toda la producción de oxígeno sea para uso medicinal y al mismo tiempo dio entrada libre a todo el que se quiera importar y a los concentradores.
La alcaldesa de Bogotá advirtió, además, que la ciudad está llegando al tope de capacidad de expansión de camas UCI, porque no se podrían poner más, entre otras cosas porque no hay el suficiente número de médicos para atenderlas.
Las instituciones médicas y los médicos de varias especialidades no se cansan de rogar a los colombianos que se cuiden, que tomen las medidas necesarias para no ser atacados por el nuevo enemigo, porque ya no da abasto el personal en las instituciones de salud.
El drama también se trasladó a los hornos crematorios, como el de Medellín, en donde se pasó de cremar 40 a 140 muertos en un solo día y 75 cuerpos ‘hacían fila’ para el mismo procedimiento en la segunda semana de abril de 2021.
Es tan feroz el ataque del covid, que en un solo año 3 millones y medio de personas cayeron en la pobreza, un millón y medio de trabajadores quedaron sin empleo, se cerraron innumerables negocios, industrias y millones de colombianos tuvieron que recurrir a la informalidad para salir adelante.
En calles y poblados por todo el territorio empezaron a verse banderas rojas en el frente de las casas, para indicar que allí hay una familia que necesita urgentemente una ayuda.
A pesar del inminente peligro al que se enfrentan las personas al salir de sus casas (y ahora dentro de sus casas también), muchos colombianos parecen no entender la situación y algunos no usan los salvavidas, como son los tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento, por lo que quedan indefensos ante el covid y ayudan de esa manera a agravar la crítica situación del sistema de salud en el país.
«¡Esto no es un chiste! Es que estamos entre la vida y la muerte», advirtió la alcaldesa de Bogotá.
¿Usted, qué piensa de todo esto?
@VargasGalvis