Lo advirtió el ministro de Salud, Fernando Ruiz: «Es una realidad que (la variante Delta del covid 19) llegará al país, porque es prácticamente imposible contener su expansión. Ya nos llegó la brasileña, tenemos la alfa, la beta y prácticamente todos los linajes».
La variante de la que habla el ministro es la misma que conocíamos como de la India y la que veíamos muy lejana, porque solo estaba atacando en Europa (como nos pasó con la original de Wuhan). Pero ya está en Latinoamérica. De acuerdo con una información de la agencia alemana Deutsche Welle , ya está en Argentina, México y nuestra vecina Perú.
¿Es para alarmarse? En condiciones normales no. Es decir, si los colombianos respetáramos las normas de bioseguridad, nos laváramos las manos varias veces al día, usáramos el tapabocas tapando boca y nariz, hiciéramos el distanciamiento de dos metros y evitáramos las aglomeraciones, no habría que preocuparse demasiado.
Pero la verdad es que nada de eso se está haciendo en Colombia, por lo que el peligro es mucho, pero mucho más grande. Lo que está pasando pareciera demostrar que a una muy grande proporción de colombianos no les preocupa lo que les pueda pasar a ellos y a los demás, incluyendo a su propia familia. Algunos por indolencia y otros por ignorancia.
En un centro comercial tomé las escaleras eléctricas. Le pedí a las dos personas que bajaban detrás mío que por favor dejaran por lo menos dos escalones de distancia (aunque deberían ser cuatro). Enseguida, la linda parejita bajó los escalones hasta quedar pegada a mí. Les expliqué la importancia del distanciamiento y la joven me dijo ‘es que yo trabajo en el sector salud’. ¡Plop! Si una persona de ese sector no sabe el riesgo que corre y que hace correr a los demás con esa acción, mucho menos lo sabrán muchos otros colombianos que creen, incluso, que el covid es un cuento chino o que se lo inventó el gobierno para someterlos o que es una confabulación en su contra.
Contratamos a una señora el año pasado para que nos hiciera el aseo por días y cada vez que nos oía hablar del covid se reía, decía que eso no existe y hasta nos informó que en la semana de Navidad no podía trabajar porque iba a estar haciendo los tamales de la cena para todo su conglomerado familiar.
Posteriormente supimos que antes de que pudiera repartir los tamales, su esposo se enfermó de covid-19. Y lo increíble es que, luego de ello, aún seguía pensando que eso era un invento de no sé quién que quería perjudicar a los colombianos.
El año pasado veíamos más conciencia frente a la pandemia. La gente era responsable. Pero llegó el cansancio y muchas otras cosas, al punto que hoy uno ve a la mayoría de las personas viviendo en una falsa normalidad, pensando en que nunca se van a contagiar e ignorando que en cuestión de semanas el covid puede acabar con varios miembros de una sola familia.
Lo que dijo el Ministro es muy serio. Por ejemplo, Israel iba muy bien. Con más del 50 % de su población vacunada con las dos dosis, lo que les permitió quitar la mayoría de las restricciones, incluso el tapabocas. Los estudiantes regresaron a clases y se hizo popular un video de alumnos de una escuela que celebraron corriendo desde sus pupitres hacia la caneca, rompiendo y botando sus mascarillas en el mismo momento en que les avisaron que ya no se debían usar.
Pero la dicha duró muy poco. La variante Delta del covid entró a ese país y empezó nuevamente a cobrar víctimas, incluso entre los vacunados.
Según la agencia sanitaria Public Health England, citada por el diario español As, la variante Delta, que antes se conocía como la cepa India, es 64 % más transmisible que la del Reino Unido. En solo una semana los casos se multiplicaron en Alemania, pasando del 3,2 % al 6,2 %.
«Este virus, digo, la variante Delta, está más calificado, es más rápido, eliminará a los más vulnerables con mayor eficiencia que otras variantes», dijo Michael Ryan, director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud. Y agregó que esta «encontrará aquellos individuos vulnerables que se enfermarán gravemente».
Un estudio de la revista Science, citado por el periódico español El Mundo, señala que esa cepa es entre 43 % y un 90 % más transmisible que la original del covid-19.
Y los estudios que se han hecho hasta el momento indican que la variante Delta puede empezar con un simple dolor de cabeza, dolor de garganta, secreción nasal y, en algunos casos, fiebre, por lo que se puede confundir con una gripa. Si la persona no acude al médico, podría agravarse muy rápidamente.
«Una persona plenamente vacunada puede también infectarse sin tener síntomas y pasar el coronavirus a otros que no están vacunados, como los jóvenes y los niños», dijo el virólogo alemán Félix Drexler, a la DW.
Y agregó lo que ya hemos escuchado miles de veces y a lo que muchos colombianos no quieren hacer caso: hay que mantener el aislamiento social, usar el tapabocas y vacunarse.
A eso se le debe agregar el lavado de manos y el respeto por los protocolos de todos aquellos lugares a los que vayamos.
Pero como los colombianos ya sienten que están en una normalidad, hoy no nos queda más que, aquellos que nos queremos y queremos a los demás, nos protejamos así mismos y a nuestros seres queridos, así no lo quieran hacer los demás.
Estamos ante un sálvese quien quiera. Porque ya sabemos que a una muy buena cantidad de colombianos no les interesa si se contagian o contagian a sus hijos. Esa es nuestra triste realidad.
@VargasGalvis