A solo dos días de la tradicional celebración mexicana del día de los muertos, una cultura que ha integrado con sabiduría la figura del esqueleto como una parte más de la vida, me parece oportuno hablar sobre el arcano XIII del Tarot de Marsella, más conocido como el arcano sin nombre y popularmente llamado la muerte. Su figura, un esqueleto color carne con una guadaña, generalmente causa pavor entre los consultantes. Temen una enfermedad o la muerte de un ser querido. Sin embargo, este arcano nos conecta con una dimensión mucho más profunda de la existencia. Vamos por partes.

1.En ningún lado de la carta está escrita la palabra “muerte”. Entonces no tiene porque serlo. Quedarse con esta única interpretación puede ser una manera muy facilista de entender el Tarot.

2.Si se fijan en las calaveras que desfilan en las calles el día de los muertos, todas llevan una guadaña hacía el lado contrario de la que lleva el arcano XIII, la cual es roja (acción vital) y azul clara (espiritualidad). Entonces, de qué tipo de muerte nos está hablando. Según mi interpretación, de una que conlleva a la muerte de todo eso que no soy.

3.Este arcano nos propone una revolución interna poderosa y la necesidad de darle muerte al pasado, de cortar radicalmente con creencias heredadas de nuestros padres (por algo hay dos cabezas abajo), de ir hacia adentro, de liberar rabia acumulada. Nos impulsa a actuar y a tomar decisiones que nos beneficien a nosotros mismos. Nos indica que debemos limpiar nuestro corazón y nuestra mente. Es la muerte del ego, por lo que todo esto puede vivirse como un doloroso luto, y el renacimiento de nuestro verdadero ser.

4.Su esqueleto, color piel, el color de los vivos, nos enfrenta con nuestro propio miedo a la muerte. Nos hace mirarla de frente para atravesar su espejismo y ser libres. Su abrumadora energía es para verdaderos valientes.

5.El arcano XIII no es el último de los 22 arcanos mayores. No se trata de un fin. Por el contrario, está un poco más allá del medio de las cartas, ubicándose en el corazón mismo del Tarot. En la tradición hebrea el número 26, dos veces 13, es el número de Dios.  De alguna manera el arcano sin nombre nos recuerda nuestra condición divina. Es el fin de la ilusión del ego y el nacimiento de nuestra verdad.

*Foto: Álvaro Delgado. www.alvarodelgado.com

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