Mi adorada mamá:

Hace nueve meses y dos días nos dimos nuestro último abrazo. Ese día terminaba la cuenta regresiva del viaje que con tanto empeño preparé junto a Lina y empezaba el primer paso de este sueño que con el transcurrir de los días y los kilómetros se ha convertido en mi vida.

Tengo que confesarte con alegría que nunca me había sentido tan feliz, tan completo. En estos 275 días que llevo viajando he conocido de todo. Me di el gusto de conocer el país que me enseñaste a querer y por el que has trabajado toda tu vida. Estuve en sus montañas, en sus desiertos, en sus grandes ciudades y sus pequeños pueblos. Navegué sus mares y nadé en sus ríos. Ascendí a sus nevados y amanecí en sus playas.  Aquí les cuento más sobre Renunciamos y Viajamos: mi viaje de Colombia a Alaska en carro.

Ya crucé varias fronteras y aprendí de otras culturas. Conocí a muchas personas y viví con ellas. Vi de frente  la cara de la miseria contra la que tanto luchaste en un salón de clase con una tiza entre tus dedos como única arma. Y aprendí a valorar las pequeñas cosas de la vida estando lejos de casa, lejos de vos.

Te extraño mamá. Ya te he contado que mucha gente me lee en este espacio desde muchas partes del planeta. Y hoy quiero que ellos sepan cuánta falta me haces y también lo mucho que te admiro. Porque en cada madre que he conocido he visto tu rostro. Porque en esta vida de viajero que escogí he conocido mujeres que han fungido como mi madre por algunos días, me han dado su cariño y las he aprendido a querer y a valorar.

Pero ninguna como vos. Vos sos única. Me siento un afortunado por haber tenido a una maestra como mamá. Ahora que te escribo esta carta, cientos de recuerdos me asaltan. Jamás podré olvidar como desde niño te acompañé a los salones de clase y veía embelesado como captabas la atención de tantos estudiantes. Y siempre sentí que ellos te quisieron como a una madre. 

Porque no solo les dices hijos, sino que los quieres y los defiendes como si fueran tuyos. Les enseñaste y les diste las herramientas para enfrentarse al mundo. Hiciste mejores personas a los miles y miles de colombianos que pasaron por tus aulas de clase.

Sos una guerrera, mamá. Y esa es la mayor herencia que me traje a este viaje. Te vi levantarte de los golpes duros que la vida te asestó y seguir adelante siempre con una sonrisa. Me enseñaste que eso es vivir, no quedarse derrapando sobre las penas y siempre buscar la forma de seguir adelante. Pasaste por encima de un tipejo que te maltrató y hoy te ve ser una gran mujer desde su insignificancia. Sobrellevaste con altura que el cáncer te arrebatara al hombre que amaste y fuiste el apoyo para esa madre a la que adoras tanto como yo a vos.

Gracias. Muchas gracias mamá. Por quererme y apoyarme tanto, por alentarme en esta decisión de alejarme cada vez más de tu lado. Sé que mi felicidad te hace feliz, aunque con cada paso que doy arranco un pedazo de tu alma. Y te entiendo, porque a mí me pasa lo mismo. Aunque estoy junto a la mujer que amo haciendo lo que más me gusta, no es fácil acostumbrarse a las ausencias. A la tuya, sobre todo. Pero aquí estoy, declarándote mi amor ante el mundo en el primer día de la madre que vamos a pasar separados.Deseándote lo mejor que los años que nos quedan tengan para entregarnos y pidiéndole a la vida la oportunidad de hacerme viejo disfrutando de la compañía de la mujer que me trajo al mundo.

Sigue riendo, enseñando, bailando, viajando, haciendo chistes y amando sin medida a los tuyos. Ellos te necesitan y siempre estarán allí para devolverte con creces toda la felicidad que les brindas.

Feliz día Amparo. Feliz día mamá.

Te adoro.

Andre.

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