Antes de entrar en materia quiero agradecerle a cada una de las personas que a través de este blog compartieron sus experiencias viajeras en las fronteras del mundo. También quiero hacer extensivo este agradecimiento a quienes a diario nos dejan palabras de aliento a mi esposa Lina y a mí animándonos a no desfallecer en este largo camino viajero que emprendimos entre Colombia y Alaska conduciendo un carro.
Como ya les he contado, nuestro objetivo no es otro que sentirnos libres y demostrarnos que con ganas, esfuerzo y buenas ideas, cualquier meta que queramos trazarnos es posible de alcanzar, por loca que parezca.
Ahora sí. En el post pasado les contaba la indignación que me causó haber sido discriminado en la frontera entre Panamá y Costa Rica por una funcionaria que aseguraba que el sólo hecho de ser colombianos nos impedía pasar más de 30 días en su país. Y que además, la única forma de cruzar esa frontera sin tener una visa costarricense, era tener la visa de los Estados Unidos.
Pues bien, hoy estamos en Nicaragua, el quinto país de esta aventura. Y aunque los funcionarios de migración se portaron tremendamente amables, la situación en cuanto a la visa fue la misma. Los colombianos requerimos visa para entrar a Nicaragua, pero si en el pasaporte tenemos pegada la visa norteamericana las puertas se abren automáticamente. Sin ese documento nuestro viaje hubiese sido legalmente imposible.
Eso me motivó a traerles a ustedes estos cinco consejos que publicamos en www.renunciamosyviajamos.com meses atrás, y que a muchos de nuestros lectores les resultaron útiles a la hora de presentarse a la embajada de los Estados Unidos y les ayudaron a salir con su visa en el bolsillo, una sonrisa en la cara y les ahorraron tiempo y dinero.
(La entrada original la puede encontrar en este link)
En la Embajada norteamericana en Bogotá, en tan solo una hora, vimos a una familia que llevaban a sus niños con orejas de Mickey Mouse y otra que cargaba a una niña de no más de tres años vestida de bailarina de bambuco y tocando una mini guitarra frente al cónsul. Llegado nuestro turno, pasamos, respondimos un par de preguntas y nuestras visas fueron aprobadas.
1. Trabajo y estabilidad, lo más importante. Si entre sus planes está renunciar y dedicarse a viajar por un tiempo, como nosotros, le aconsejamos que antes de dejar su trabajo vaya a la Embajada y pida su visa. El principal factor que los gringos tienen en cuenta a la hora de otorgarle permiso de entrada a Estados Unidos es la estabilidad económica y laboral. Es decir, que usted pueda demostrar que tiene como costear su viaje y que tiene un motivo para regresar a su país y no quedarse como ilegal en tierras del Tío Sam. Volver al trabajo, para ellos, es el motivo principal.
2. No mienta, no es necesario. ¿Es tan importante viajar a los Estados Unidos como para tener que inventarse una vida y una posición social diferente a la que ya tiene? Nosotros creemos que no. Ya hacemos bastante con pagar los casi 200 dólares que vale la cita, como para tener que maquillar nuestra existencia con el pretexto de cruzar una frontera más. Incluso, sepa que el proceso para pedir la visa empieza cuando usted envía su formulario, y es desde ese papel donde usted debe entregar información verídica. Tenga en cuenta que el dinero que usted va a gastar en su viaje ayuda a fortalecer una de las industrias más boyantes de Norteamérica: la del turismo. Así que, si diciendo la verdad sobre sus finanzas puede demostrar que su intención es conocer el país y comprar algo, a ellos les conviene su visita y su visa será aprobada sin más. Hable tranquilo, responda la entrevista con calma y sobre todo con honestidad.
3. ¿Falsificar documentos? Ni lo piense. No son pocas las personas que a diario son sorprendidas en la embajada norteamericana con documentos falsos a la hora de pedir su visa. Extractos bancarios, certificados de propiedad raíz, referencias laborales, entre otros, hacen parte del top de papeles inventados por los solicitantes. No se arriesgue, es el consejo que le damos por experiencia propia. No sólo le pueden negar la visa. Dependiendo de la gravedad del caso, puede quedar vetado para volver a solicitarla por un período de varios años. Eso sin ser extremistas, porque hasta a la cárcel podría ir a parar por el delito de falsificación.
4. Vaya preparado con sus documentos en regla (aunque no los pidan todos) El tiempo de duración por cada entrevista no supera los cinco minutos, por lo tanto, el funcionario que lo atiende no tendrá tiempo de leerse cada letra de los documentos que lleve. Sin embargo, siempre es bueno que sobre y no que falte. Como ya dijimos, entre más soportes tenga para demostrar que su viaje es con intenciones de regresar, más probabilidades tiene de que le otorguen la visa.
5. Al que madruga Dios le ayuda, pero no exagere con su hora de llegada. Como sabrán, la cita a la embajada la dan con una hora específica, y por más temprano que llegue no lo van a atender de primero. Revise el horario de su cita y llegue, a lo sumo, con 30 minutos de anticipación.
No está de más contarles que la segunda fue la vencida en nuestro caso. La primera vez nos negaron la entrada y ahí fue que decidimos arrancar con nuestros viajes. Así que, si no le aprueban, no se eche a la pena y empiece por conocer su casa, su país. Ya verá que la vida real es mejor que el sueño americano. (Aquí, por ejemplo, le contamos todo sobre nuestro viaje de 6 meses sin parar por toda Colombia)
Cifra: 375 mil visas fueron aprobadas para colombianos en 2013.
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En nuestra página también puede consultar las siguientes guías de viaje:
- Guía de viaje por La Habana: Viviendo como cubanos
- Once cosas que puede hacer gratis o casi gratis en La Habana
- Guía para viajar por la Guajira colombiana, el paraíso más al norte de Suramérica
Saludos desde Nicaragua.