Hablar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como la Agenda 2030, se ha puesto en boga. Cada vez son más los escenarios multilaterales, nacionales o locales que están abordando la temática, y se están preguntando por la mejor manera de llevar estos objetivos a la acción, y alcanzar las metas deseadas, monitoreando su implementación e impacto. Eventos, congresos y publicaciones pululan desde diversos sectores, y la academia no es la excepción.
Y es que independientemente de los pocos detractores y de las críticas que surjan a la Agenda, algunas mejor fundamentadas que otras, lo cierto es que los ODS representan la principal hoja de ruta consensuada a nivel mundial para “no dejar a nadie atrás” y acercar a la humanidad hacia un desarrollo próspero y sostenible en los próximos 11 años; reto que requerirá del concurso decidido de todos los actores, participando de manera coordinada en alianzas innovadoras. En este escenario, hemos estado adelantando investigaciones para explorar, por ejemplo, cómo ha venido avanzando la implementación de los ODS en Colombia.
Resulta de particular interés el rol que el sector privado puede tener para alcanzar las metas de la Agenda Global. Hoy por hoy, es cada vez más aceptado que la sostenibilidad empresarial no se trata de un aditamento filantrópico, sino que representa la estrategia de desarrollo empresarial más eficaz para alcanzar el éxito con coherencia, respeto y responsabilidad, generando no sólo réditos financieros, sino bienestar.
Las empresas tienen ante si 17 objetivos mundiales que les presentan una serie de retos complejos que pueden ser fuente de inspiración para los gerentes y sus departamentos de investigación y desarrollo. Retos a los que las compañías, independientemente de su sector o tamaño, están llamadas a responder con creatividad e innovación responsable, alejándose de las formas tradicionales e insostenibles de concebir los negocios, e implementando criterios de sostenibilidad para garantizar no sólo su viabilidad comercial, sino también su viabilidad ambiental y social.
Cómo involucrar al sector privado con la superación de los múltiples desafíos que afectan a los millones de personas en condición de pobreza, es un reto de particular relevancia para el sector empresarial colombiano. Los negocios inclusivos son una respuesta sostenible que, actuando desde el mercado, involucra a las comunidades menos favorecidas en la cadena de valor de las empresas, generando resultados positivos y transformadores para ambas partes.
Así las cosas, los ODS abren una significativa y urgente ventana de oportunidad. La forma en que las empresas decidan involucrarse con y responder a las metas de los ODS será un punto fundamental de la diferenciación empresarial en la próxima década. Quizás, nos estamos acercando a un escenario en el que si se está dejando o no a alguien atrás, podrá convertirse en un nuevo indicador para juzgar y valorar el verdadero éxito empresarial.