Por Kevin Santiago Sánchez Sanabria estudiante de Comunicación Social – Periodismo, interesado en los temas culturales, sociales y la investigación de aquello que afecta a los más vulnerables. Analiza la realidad desde la perspectiva ciudadana y el bienestar social. Soy #Diferencer Poli

La emergencia de la covid-19, en medio de una economía que se prepara para la recesión, prende las alarmas de todas las pequeñas y medianas empresas, dueños de establecimientos y tiendas de barrio, que entre más días pasan, notan como los ahorros empiezan a ser limitados, por no afirmar que ya se agotaron, y no es para menos, pues los compromisos no paran y las ayudas bancarias son pañitos de agua tibia insuficientes.

Tras encontrarse con un panorama desalentador, la nueva bandera o caballito de batalla es: “reinventarse”, pero la palabra más apropiada es: “sobrevivir” a toda costa y bajo cualquier estrategia, pues nadie tenía dentro de sus planes para el 2020 que, de la noche a la mañana, sus actividades económicas se fueran a la quiebra por una pandemia.

Ha surgido la pregunta: ¿cómo es posible que alguien quiebre de un día para otro?, quienes han proferido este interrogante lo pueden dirigir directamente a Avianca que en medio de la pandemia aprovechó para acogerse al código de bancarrota de Estados Unidos. Si eso pasó con esta aerolínea, ¿qué situación está viviendo el dueño de la cigarrería del barrio? que paga arriendo, servicios, un costo de recolección de basura salido de toda proporción, sostiene una familia, paga colegios, impuestos y si cuenta con un domiciliario o ayudante, este es otro gasto más, el problema es que este tendero no tiene un código de bancarrota al cual acudir.

Aun así, algunos buscan sobrevivir migrando a medios digitales, para poder mantenerse a flote, aunque sea “por un tiempo más”, ya que realmente es incierto cuando podamos volver a la normalidad, o bueno, a estas alturas hay que reconsiderar esa palabra y por eso hoy hablamos de una nueva normalidad, la que estará regida por los intereses de los de turno.

La transformación digital llegó, pero no como muchos de los dueños de estos establecimientos lo hubiesen querido, o por lo menos planeado, llegó y con toda seguridad se quedará. Ahora, ¿Qué tan efectiva puede ser esta estrategia? Para unos puede ser lo mejor, para otros la muerte económica.

No me entiendan mal, el comercio electrónico o ventas en línea parece una gran idea para empezar a tener ingresos, pues de algo a nada, es un gran progreso. Ahora, en un país en el que, según el más reciente informe del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el 55 % de los hogares aún no tienen acceso al servicio de internet, es difícil pensar que la esperanza se centra en una estrategia digital.

Atención a esta cifra, el Dane, en su más reciente estudio de población y vivienda, estima aproximadamente 13 millones de hogares en el país, de ahí podemos concluir que más de siete millones de estos no poseen servicio de internet, lo cual abre otros interrogantes como: ¿De qué manera los individuos de esos hogares realizan teletrabajo?, ¿cómo hacen para estudiar? o ¿qué tipo de emprendimiento digital pueden realizar?

Sobrevivir y renacer en la pandemia

Desde hace más de una década se habla de la cuarta revolución industrial, la digitalización, y es justo ahora, en medio de este escenario, que todos aquellos que quieren ver su empresa prosperar, se ven obligados a volverse digitales sí o sí.

Pero en este escenario hay una gran diferencia, el fracaso no es una opción, porque eso representaría una gran pérdida de empleos, sin contar los endeudamientos, aquellos que son llamados por el gobierno alivios, sin garantías de nada, pero aquí lo importante es intentarlo todo hasta agotar los esfuerzos o la esperanza, y si eso pasa, será pedirle a la virgen de Chiquinquirá para que nos salve, así como lo hace nuestro primer mandatario, Iván Duque.

Colombia, el país 4.0 que va a incursionar en las redes 5G y que todo el tiempo habla de reinventarse, no lo ha hecho, en medio de esta pandemia ya debería estar asegurando una conectividad total en el territorio nacional, pero la disminución de la brecha digital ha sido mínima y esta reducción no va solo en la cobertura, se debe pensar en la alfabetización en el campo digital, la orientación de proyectos digitales de emprendimiento y el apoyo económico real, no alivios que a futuro van a favorecer al sector bancario.

Todos estamos tratando de sobrevivir, pero hay que pensar en que, tal vez, algunos no estamos listos para la “reinvención” de la que tanto se habla por estos días y que ya se convierte en un término más que se pone de moda para marcar una nueva tendencia.