Por Ernesto Fabian Sampayo Oliveros, visionario millenial

Docente de las materias “Modelos Ágiles de Negocio”, “Habilidades Gerenciales” y “Pensamiento Estratégico y Prospectiva” de las Especializaciones del Politécnico Grancolombiano.  

Volatilidad, Incertidumbre, Caos y Ambigüedad son palabras que se repiten frecuentemente en esta nueva realidad. El 24 de marzo es un día que marcó el inicio de una nueva historia, una nueva identidad forzada por un virus que demostró la fragilidad que tenemos como seres humanos. Una fragilidad que esta resaltando las brechas sociales, ya que aquellos que estaban preparados para lo digital han sacado un gran provecho de la situación, pero otra historia cuentan los que su ingreso dependía de la interacción social, de la venta del día a día y del flujo de caja temporal.

Si regresamos al pasado observamos que las crisis siempre han existido, solo tomando este siglo XXI encontramos que en el 2000 se hablaba del estallido de la burbuja de las puntocom, ocasionado una fuerte caída en los índices de Nasdaq. Un año después el ataque a las torres gemelas inició un camino de guerra hacia el terrorismo. También en el 2008 se observaba la quiebra de los Lehman Brothers y el inicio de una recesión económica mundial. Todos estos eventos construyen nuevos universos y con ello una nueva narrativa de sus personajes. Hoy nos enfrentamos a una nueva identidad: vivir conectados digitalmente, pero desconectados físicamente.

Y esa conexión la podemos enunciar en números, según Hootsuite (2020) el 67% de los usuarios en el mundo cuenta con un dispositivo móvil y en promedio cada ser humano invierte 6 horas y 43 minutos utilizando el internet. Si nos vamos al caso colombiano, el tiempo promedio de conexión supera las 9 horas diarias. Este nuevo universo brinda unas costumbres, unos hábitos y unas tradiciones que nos marcarán hacia adelante. El gran reto es aventurarnos a navegar con Templanza y Serenidad este nuevo universo, en palabras del doctor Fernando Flores podemos utilizar la conversación para actuar y crear una nueva realidad. Hoy en día podemos contagiarnos de un estado de ánimo diferente donde con templanza y serenidad nos hagamos cargo de la incertidumbre que ha generado el COVID19.

En mi último libro comparto una historia donde un millennial que se enfrenta a estos ambientes tiene un gran reto: CONECTARSE AL INTERIOR para seguir creciendo. Y esa conexión se hace desde el desarrollo de una creencias y hábitos que le permiten crear un nuevo universo narrativo, un universo donde el PODER que tenemos como seres humanos se reivindica a través de un elemento básico: LA CONVERSACIÓN.  Como Alonso Puig lo transmite “Vivir es un asunto urgente” y esto lo podemos hacer desde estar en el presente, desde desarrollar nuestra serenidad en las conversaciones que construimos diariamente.

Una creencia que comparto en mi libro es “El error es una fuente de aprendizaje, repetirlo es ser negligente”, esto nos invita a ser consciente que podemos equivocarnos en el ambiente incierto que vivimos, solo que debemos hacerlo rápido y aprender de ello. Baltasar Gracián lo decía bastante bien: ““No hacer de una necedad dos. Es muy ordinario que para remediar un error se cometan cuatro. Lo peor de un error es empecinarse; y mucho peor es no saber reconocerlo. Es pago habitual de las imperfecciones dar cabida a otras muchas. Hasta el más sabio puede tener un descuido, pero no dos, y como accidente, que no como norma”. Así que hoy vivimos en ese ambiente volátil, incierto, complejo y ambiguo que nos abre una oportunidad a un universo nuevo: Navegar con templanza y serenidad.

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