Por Fabian Sampayo, Visionario Millennial. Docente de las materias “Modelos Ágiles de Negocio”, “Habilidades Gerenciales” y “Pensamiento Estratégico y Prospectiva” de las Especializaciones del Politécnico Grancolombiano.
Toyota es una empresa que admiro desde mi formación en pregrado, recuerdo que la primera vez que la escuché me encontraba en el 2006 tomando una clase de fundamentos de producción y mencionaban la filosofía de Lean Manufacturing. En ese momento no comprendí lo que hay detrás del concepto de aumentar la productividad de una empresa eliminando los desperdicios. El tiempo pasó y unos semestres más adelante profundicé en lo que se conoce como el pensamiento Lean. Cuando exploré los cinco principios quedé enamorado de cómo se podía resumir una manera de pensar centrada en el cliente y dependiente de un proceso, un concepto que asociaba a una caja negra donde algo entraba y un producto o servicio fabricado.
Desde ese momento he seguido la evolución que ha tenido el pensamiento Lean a nivel cultural y hace dos años Nigel Thurlow, en conjunto con Brian Rivera y John Turner, sacaron la primera versión de la guía del Pensamiento en Flujo: una evolución que busca hacerse cargo de ambientes no tan predecibles y con una ambigüedad similar a la que hemos vivido en el 2020.
Tomando extractos de la página oficial de www.flowguides.org y de una entrevista realizada a Javier Miranda, traductor oficial de la guía para el mundo de habla hispano, podríamos resumir las dinámicas que busca construir el pensamiento en flujo.
Comencemos por la palabra flujo: un estado en el cual una organización o estructura produce unos resultados sujetos a unas restricciones de recursos y procesos de tal manera que los empleados se concentran en la creación de valor hacia el cliente. El flujo significa que no hay fricción en las actividades necesarias para alcanzar un objetivo.
Javier Miranda nos comparte que el punto inicial de todo es el cliente, la empresa debe ser coherente cuando dice que el cliente está en el centro y no vivir enamorado de la solución que propone sino de la necesidad que tiene el usuario o consumidor. Nos expone que hoy en día las empresas buscan transformarse digitalmente sin ser conscientes que la cultura es uno de los pilares claves para asegurar el éxito de un cambio.
Profundizando en la guía del sistema en flujo (Flow System Guide) se encuentra que es un conjunto de metodologías, marcos de trabajo, prácticas y técnicas que permite que una organización logre diferentes resultados en un ambiente donde se debe iterar rápido para entregar valor al cliente. Javier nos expone que la experimentación es clave para transformar una organización, la mentalidad que deben tener los directivos es atreverse a que la incertidumbre va a provocar que no se tenga el 100 % de un plan para ejecutarlo y que a partir de hacerse preguntas y observar se puede ir adaptando el plan de trabajo.
El sistema en flujo tiene tres principios claves:
- Primero el cliente: Es comprender que, sin un cliente, no hay colaboradores, no hay inversores, no hay partes interesadas y no hay desarrollo de comunidad. Lo importante es resolverle el problema o la necesidad a nuestro cliente, se trata de enamorarse del problema y no de la solución. El cliente busca satisfacer un requerimiento y aquella organización que ofrezca la mejor experiencia será la que lo cautive.
- El flujo de valor: La interconexión existente entre los equipos para realizar su operación sin fricción y crear un producto o servicio que satisfaga al cliente. Cuando existe una fricción se genera un desperdicio. El objetivo de este sistema es eliminar esas actividades que no generan ningún valor.
- La triple hélice del flujo: Es un ADN de tres elementos: el pensamiento complejo, el liderazgo distribuido y la ciencia del equipo. En cada uno de estos elementos se encuentra un gran número de prácticas, herramientas, metodologías y marcos. En la imagen 1 pueden observan el 100 % de este sistema en flujo (para mayor detalle ir al link asociado).
Cuando estudiamos el pensamiento complejo aparecen temas como el marco Cynefin, el ciclo OODA (observar, orientar, decidir y adaptar) y la metodología de Scrum The Toyota Way.
En el liderazgo distribuido encontramos temas como la escucha activa, el coaching y el diseño organizacional. Por último, en la ciencia del equipo encontramos herramientas como Design Thinking, Sistemas Multiequipos y Aprendizaje colaborativo. Esta triple hélice esta interconectada como un ADN que simboliza la conexión que debe existir entre los tres pilares.
Javier también nos expone que sin un equipo de trabajo nada es posible, por lo que entender las interacciones o conversaciones entre ellos se vuelve fundamental para asegurar ese estado de flujo. Finalmente, esta nueva guía permite encontrar a los amantes de la filosofía Lean un siguiente paso cuando tenemos ambientes con alta incertidumbre y ambigüedad. Al final volvemos al punto inicial: el cliente primero.