Por Ernesto Fabian Sampayo Oliveros, visionario millenial. Docente de las materias “Modelos Ágiles de Negocio”, “Habilidades Gerenciales” y “Pensamiento Estratégico y Prospectiva” de las Especializaciones del Politécnico Grancolombiano.  

En el 2010 participaba de una conferencia en la que mencionaban la teoría del cerebro triuno de Paul MacLean. En ese momento iniciaba mi primera experiencia laboral y nos hablaban del poder que tenía la programación neurolingüística para influenciar en los equipos de trabajo. En ese momento cambié radicalmente la manera como interactuaba con mis equipos para afectar de manera intencional las tres partes del cerebro: lo instintivo del reptiliano, lo emocional del mamífero y lo racional de la neocorteza. Comencé colocando música en las reuniones para realizar algún tipo de dinámica previo a los contenidos formales que se presentarían. Luego hice lo mismo con mis clases en las universidades y colegios, agregando cosas sencillas que activaran la función de aprendizaje del cerebro. ¿Qué he observado durante estos 11 años? El aprendizaje con emoción se incorpora a mayor velocidad y se minimiza el desaprendizaje futuro.

Desde el 2010 al 2021 han sucedido varios eventos en mi vida, he podido compartir con más de 10 compañías a través de proyectos, empleos y conferencias donde he notado que una palabra se repite de manera constante: AGILISMO. La mayoría de las organizaciones me contratan porque desean hacer un cambio de chip en sus equipos, pasar de lo tradicional a lo ágil y he encontrado que lo que buscan es desaprender lo que no funciona y aprender nuevas maneras de hacer las cosas. Podemos colocarle diferentes nombres, pero en su esencia es adoptar una actitud de vida que abrace el cambio y se haga cargo de las emociones que estos generan.

El 2020, el año del covid-19, fue un momento de transformación para el mundo donde el entorno que vivimos se volvió más volátil, incierto, caótico, ambiguo e hiperconectado. Estas 5 características hicieron que las organizaciones cambiaran a mayor velocidad provocando un cambio radical en la manera de liderar. En el 2020 emergió un nuevo tipo de liderazgo, se puede considerar la evolución de los estilos de liderazgo emocional que propusieron Goleman, Boyatzis y McKee en el 2002.

Este nuevo liderazgo parte de comprender dos ciencias que han tomado fuerza en las últimas décadas: la neurociencia cognitiva y el agilismo. La neurociencia cognitiva es una disciplina que busca comprender el cerebro y la consciencia para analizar las representaciones internas de los fenómenos mentales. Nuestro cerebro se compone de millones de neuronas y a través de las neurociencias logramos entender cómo aprendemos y los procesos biológicos que catalizan este proceso. Por otra parte, encontramos el agilismo, un movimiento que inició con la firma del manifiesto ágil en el 2001 y que ha dado origen a otros marcos metodológicos como Scrum que han acelerado la capacidad de desempeño que tienen los equipos de trabajo.

De estas dos ciencias y gracias a la interacción generada con Aldahir Román, Alejandra Tangarife, Andrés Valverde, Felipe de Alba, Sumara Hernández y Diego Echeverry surge un nuevo manifiesto que pretende dar origen a la unión formal de las neurociencias y el agilismo. Se comparte con toda la comunidad para que construyamos juntos una manera diferente de pensar, este es el primero de varios artículos acerca del liderazgo neuro ágil.

En el manifiesto de Neuro Agile Leadership dice que somos amantes de la incertidumbre y del caos que se genera a partir del desconocimiento de las cosas. Observamos un mundo donde lo físico y digital está convergiendo para dar origen a una mayor capacidad de acción como seres humanos. Creemos que cada persona es una neurona dentro de un sistema que se configura de acuerdo con el valor que se busca crear. Nos inspiramos en autores como Frederic Laloux, Fernando Flores, Jeff Sutherland, Joe Dispenza, Robin Sharma, Taiichi Ohno y Lev Vigotsky para dar origen a los 5 principios del liderazgo Neuro Ágil.

Un sistema es un espacio donde existen diferentes actores que interactúan entre ellos para alcanzar un propósito. Existen diferentes tipos de sistemas: una organización, una comunidad o una familia. El liderazgo neuro ágil es un tipo de liderazgo dentro de estos sistemas que busca crear nuevas realidades a una velocidad cuántica.

  1. La manera más efectiva para conocer un sistema es a través de las conversaciones que emergen al observar la información que fluye en el sistema.
  2. Un sistema siempre tiene un contexto, en el cual se declara constantemente una brecha entre lo que es y lo que quiere ser. El líder neuro ágil conecta esa brecha a través de competencias conversacionales y tecnológicas dentro de un contexto histórico.
  3. Todo ser humano desarrolla su potencial dentro de un sistema, su individualidad le genera resultados y su nivel de colaboración le genera prosperidad.
  4. El error y los aciertos son parte natural de un sistema, ambos son fuentes de aprendizaje que incrementan la capacidad de acción de próximas declaraciones de brechas en el sistema.
  5. El sistema más perfecto es aquel que vive en adaptación constante a su entorno. El líder neuro ágil es consciente que ésta búsqueda nunca acaba y su propósito es configurar la red neuronal del sistema basada en el valor que su entorno necesita.

Estos principios originan que el líder neuro ágil tome acciones basadas en la neuro plasticidad que tiene cada individuo y configure a través de diferentes marcos metodológicos intervenciones grupales que cambien un sistema en el contexto actual que vivimos.