Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Por: Iván Francisco Tunjano Pinzón y  Cristian David Maldonado Pedroza, docentes del área de finanzas de la Facultad de Negocios, Gestión y Sostenibilidad del Politécnico Grancolombiano

Las fintech o la innovación en servicios financieros basados en herramientas tecnológicas han estado revolucionando desde hace algunos años las formas cómo las personas interactúan con el sector financiero, ya sea mediante pasarelas de pago y transacciones, monederos digitales, banca en línea, plataformas de financiación colectiva, etc. Y Los mercados de valores no han sido ajenos a esta tendencia. Lo que en años anteriores se percibía como un mercado reservado para las élites o a quién disponía de grandes capitales para participar en operaciones de compra y venta de instrumentos de inversión como acciones y bonos, ha ido encontrando la forma de acercarse al ciudadano de a pie mediante el apoyo en este tipo de tecnologías.

Una inversión tradicional en este tipo de escenarios implicaba, necesariamente, la relación del inversionista con una firma comisionista de bolsa (intermediario de mercado), y normalmente un profesional del mercado que lo atendía, el pago de comisiones por transacción que oscilan entre los $150.000 y $200.000 más IVA por operación, y por consecuente la inversión de capitales lo suficientemente grandes (mínimo de $20.000.000) para justificar los costos asociados. Actualmente, si bien es necesaria la intermediación y persiste el cobro de comisiones, los nuevos medios de inversión facilitados por las innovaciones tecnológicas aplicadas a las finanzas han hecho que este proceso pueda hacerse de forma más eficiente en términos de los costos, montos y formas de contacto entre el inversionista y los mercados.

El primer avance en este aspecto lo hicieron los fondos de inversión colectiva FIC´s que brindaron la posibilidad de unir capitales pequeños, bajo un esquema colectivo de inversión, para poder entrar al mercado de valores y realizar inversiones en activos de renta fija como títulos de tesorería TES, CDT, Bonos, entre otras operaciones. Por ejemplo, los TES son activos acostumbran a manejar nominales de $500 millones en adelante, lo que supondría inversiones de entre $500 a $700 millones en valor de giro, dependiendo de sus fechas de vencimiento y tasa cupón. Pero mediante una fiducuenta o un fondo colectivo de inversión, que pueden ser administrados por una sociedad comisionista de bolsa, una fiduciaria o por una compañía administradora de fondos de inversión, un inversionista puede participar y ganar frutos en estas inversiones con capitales desde $500.000 en adelante o incluso menos, cumpliendo algunas condiciones y horarios de ingreso y de retiro. Sin embargo, tienen una condición y es que las inversiones se realizan bajo una política que no puede ser modificada. Es decir que no ofrecen la posibilidad de hacer “trading”, que no es más que compras y ventas diarias buscando aprovechar la volatilidad del precio de los activos. En este primer acercamiento podemos encontrar aplicaciones como TYBA, UALET, TPAGA que les permiten a sus usuarios invertir en diferentes fondos de inversión colectiva, arriesgado, moderado o conservador y en diferentes mercados como renta fija, renta variable, monedas y otros activos, es decir, el cliente escoge.

Adelantos más recientes permiten que en Colombia existan plataformas que posibilitan a los inversionistas hacer “trading”, de manera directa, con montos pequeños sin que eso signifique que se deba hacer una operación apalancada (en una operación apalancada el intermediario respalda al inversionista para que con capitales pequeños pueda manejar inversiones de varias veces el valor invertido, pero con la exposición a perder el 100 % del capital, si la volatilidad del mercado no responde a su favor una vez realizada la inversión). En este sentido, existen aplicaciones como TRII que cobran comisiones de alrededor del 94 % menos que el promedio del mercado lo que permite que un inversionista pueda realizar trading de una forma eficiente desde montos relativamente pequeños, como un millón de pesos.

Hacer trading de forma eficiente, en términos de costos, significa que el valor de la comisión de compra y venta no superen entre el 1 % y el 2 % del valor de la inversión, y de esta forma permitir que volatilidades superiores al 1 % o al 2% signifiquen ganancias para las inversiones. Sí aún no cae en cuenta del potencial de este tipo de aplicaciones para democratizar la inversión en acciones, entonces, vea este ejemplo:

Suponga que hace una inversión de 2 millones para comprar acciones, dependiendo del precio por acción esto le significa una cantidad de acciones, pero para efectos de comisión le cobrarían 200.000 más IVA en el momento de compra y 200.000 más IVA en el momento de venta, lo que significa algo así como un 23,8 % sobre 2 millones claro está, dependiendo del precio de venta de estas. Es decir, que las acciones tendrían que subir más de 23,8 % para que este inversionista pudiera ver algo de ganancia, de lo contrario, así el activo subiera, si no supera este umbral del 23,8 % solo tendría pérdidas asociadas al pago de comisiones.

En el caso de aplicaciones como TRII, cuya comisión es de $ 12.000 más IVA para montos de 0 a 6 millones de pesos, es decir que si el inversionista del ejemplo anterior compra acciones por este medio, su comisión será de 12.000 más IVA por la compra y 12.000 más IVA por la venta, lo que significa algo así como un 1,43 %, dependiendo del valor de venta de las acciones. Entonces, solo necesitaría que las acciones que compró suban más de 1,43 % para poder obtener ganancias.

Si bien para el caso de nuestro país aún son grandes los retos en materia de democratización del mercado público de valores y de generar una cultura inversionista, es claro que abrir espacio para la existencia de este tipo de plataformas es un paso en la dirección correcta de generar formas en que las personas puedan obtener mayores ingresos y aumentar la oferta de recursos disponibles para la financiación de las empresas.

Compartir post