Por: María Malo Peniche, docente de la Facultad Negocios Gestión y Sostenibilidad. Programa de Finanzas del Politécnico Grancolombiano.

Los hábitos de consumo en el mundo ya no son los mismos y Colombia no se queda fuera de este panorama. La pandemia del covid-19 ha generado una dinámica diferente en la manera de comprar y consumir. En 2020, las empresas estuvieron a prueba debido al cierre de los canales físicos, como una medida para detener y reducir el contagio del covid-19, panorama que a abril de 2021 no parece cambiar ya que, según los últimos informes del Ministerio de Salud y Protección Social, aproximadamente el 8,1 % de los colombianos se ha contagiado del virus.

Un estudio publicado en Forbes por Alison Angus, jefa de Investigación de Estilos de Vida, y Gina Westbrook, directora de Tendencias de Consumo en Euromonitor International, explica que los consumidores viven la nostalgia por la convivencia del pasado, a pesar de esto, se ha transformado la forma de comprar y de consumir en el mundo y Colombia no es ajena a este tipo de transformaciones.

La exigencia por parte del consumidor a la disponibilidad inmediata y las jornadas de trabajo de 8 horas cada vez más extensas, han provocado que el e-commerce se convierta en pieza clave para el desarrollo de múltiples transacciones a través de canales digitales, donde las empresas enfrentan el reto de adaptarse al nuevo entorno para preserva la experiencia de una compra ágil en todos sus canales.

Comprar en línea ha impactado positivamente la vida de los consumidores, puesto que ha generado mayor confianza en estos al momento de acceder a productos y/o servicios y tomar decisiones de compra rápida y sin mayores dificultades. Parte de las ventajas que encuentra el consumidor en las transacciones virtuales son una mayor cobertura geográfica, ofertas y precios diferenciales con respecto al mercado tradicional y la reducción de intermediarios.

De acuerdo con la Cámara Colombiana de Comercio electrónico, durante el 2019 las ventas a través de este medio crecieron a una tasa mensual promedio del 2.74 %, mientras en julio del 2020 este crecimiento fue del 51 %. La sensación de incertidumbre de las personas, así como la preocupación por las condiciones económicas y la latente posibilidad de sufrir quebrantos de salud, ha generado que el consumidor piense dos veces antes de gastar y que sean más conservadores en las decisiones de compra, lo cual se refleja en que están optando por productos de menor valor.

De acuerdo con WGSN, empresa experta en proyecciones de consumo, la preferencia de los consumidores en usar cada vez menos dinero en efectivo y realizar más transferencias bancarias, pagos en línea, tarjetas de crédito y tarjetas débito, ha favorecido el desarrollo del e-commerce, impulsando a las empresas a adoptar nuevas aplicaciones cada vez más sencillas y con mayor valor agregado que no solo permitan la realización de transacciones digitales, sino la organización de las finanzas personales y el fortalecimiento de la seguridad.

La tendencia es ahorrar y consumir lo necesario, el 74 % de las personas consideran importante reducir los gastos y ahorrar hasta un 40 % más. La firma encuestadora Ipsos coincide con lo analizado por la Cámara de Colombiana de Comercio electrónico y el informe de comportamiento del e-commerce en Colombia durante el 2020 y sus perspectivas para el 2021, cuando concluye que la desaceleración económica ha aumentado y reducirá el ingreso disponible de los hogares, lo que afectará el consumo, reduciendo la frecuencia de compra por medios digitales donde, finalmente, se espera que para 2021 haya un crecimiento del 16 % respecto al año 2020.

En conclusión, las nuevas tendencias del consumidor en 2021 están directamente relacionadas con el crecimiento y desarrollo del e-commerce en Colombia, toda vez que se proyecta como una estrategia de seguridad percibida por los consumidores que apoya un menor contacto y evita el contagio del coronavirus.