Si bien es cierto que la lucha sindical es un tema que ha sido estigmatizado durante décadas, también lo es que a raíz de estas acciones se han determinado algunos efectos positivos para los trabajadores. Por ejemplo, no podemos invisibilizar que gracias a estas luchas se ha logrado garantizar el reconocimiento de las primas y el acceso al sistema de salud y seguridad.

Los sindicatos se han convertido en la base para lograr, por ejemplo, que al trabajador se le garantice el pago del salario mínimo, algo que sin duda alivia la vida de miles de personas en nuestro país.

Las luchas sindicales han estado y seguirán estando presentes para favorecer el trabajo digno, sin embargo, la labor de defensa no es una tarea sencilla en Colombia. Desafortunadamente, el desempleo se ha acentuado de manera significativa a raíz de la pandemia.

Es de saber que la incertidumbre laboral se agudizo provocando que muchas empresas generaran recortes de personal y afectaran parte del mínimo vital de las familias. La necesidad nos tiene mal, tenemos muchos derechos establecidos, pero carecemos del conocimiento mínimo para hacerlos respetar.

En este sentido, la función que tienen los sindicatos dentro de la sociedad es básicamente una construcción y un crecimiento democrático de las empresas, a partir de negociaciones colectivas donde se promuevan la incidencia de los trabajadores, cobijando los derechos de seguridad y salud en el trabajo, salarios justos, contratos equitativos y cero clausulas abusivas.

La estigmatización que en gran medida ha desacreditado las labores sindicales, paradójicamente los ha fortalecido. Una labor que ha partido de la pedagogía, invitando a los trabajadores a seguir luchando por aquellos derechos que se han otorgado gracias a estas organizaciones que trabajan en pro del trabajador.

Por: Katherine Ramirez Leal, estudiante de Derecho del Politécnico Grancolombiano