Indudablemente, la pandemia generada a causa de la Covid-19 puso al descubierto que a nivel mundial muchas de las empresas públicas y privadas no se encontraban preparadas para atender una eventualidad de tal envergadura y que, además, por somera obligación, creó un momento histórico a causa del aislamiento social. Se trata de la digitalización acelerada de los procesos empresariales, del que las administraciones tributarias no se encuentran exentas en la medida en que logran impactar directamente sus principales funciones de recaudación, control y vigilancia fiscal.
En el caso de Colombia, la administración tributaria de recaudo de impuestos a nivel nacional no es la excepción, en los últimos años, la DIAN ha incorporado importantes herramientas tecnológicas que han logrado digitalizar sus servicios en aras de establecer un acercamiento con la ciudadanía y llevar a cabo un efectivo cumplimiento de las obligaciones tributarias, al encontrar factible en la acción fiscalizadora, la posibilidad de contar con información digital y no depender únicamente de la información física que poseen los contribuyentes, lo que incrementa de manera significativa la eficiencia y eficacia de los procesos de fiscalización, recaudación y control. Tal es el caso de la implementación de la firma digital, declaración de renta sugerida, facturación electrónica y nomina electrónica, que son algunos de los más recientes avances en materia tecnológica realizados por la DIAN como parte del plan estratégico de tecnologías y política de gobierno digital establecida en el Decreto 1151 de 2008.
Ahora bien, no es menos importante mencionar que el uso de nuevas tecnologías trae consigo una serie de riesgos, sin embargo, aplicadas éstas al campo de la tributación, hasta el momento no han representado algún peligro en lo que a ciberseguridad de los usuarios concierne.
Por lo tanto, si existiere algún riesgo de desviación de la información no sería en primera medida por fallas en la seguridad informática, sin descartar que en algún momento puedan presentarse. Pero este es un tema meritorio de un análisis más profundo que no se traerá a colación en este apartado.
Es entonces esta fase de digitalización para la DIAN una oportunidad de transformación tecnológica de sus sistemas con el fin de asegurar el cumplimiento fiscal y a la vez un reto para sus funcionarios en la medida en que afecta todos los procesos en los que existe una constante comunicación con los contribuyentes, implicando de esta forma la activación de oficinas virtuales de asistencia al cliente por una parte, y la fiscalización y liquidación tributaria electrónica de otra.
Si bien es cierto que con el uso de estas nuevas herramientas se busca cumplir con uno de los objetivos principales de la DIAN que se enmarca en prevenir, reducir y sancionar aquellas conductas irregulares que apunten a una posible evasión fiscal, se debe tener en cuenta que estas últimas no son generadas por una simplificación en el proceso de presentación de impuestos que finalmente resulta siendo útil para el contribuyente, sino que por el contrario, este complejo fenómeno es común entre los contribuyentes como bien lo enuncia el experto tributario Michel Jorratt, entre otras premisas, por la estrecha aceptación del sistema tributario que para muchos sigue siendo desigual y en segunda medida en la probabilidad de que la acción fiscalizadora detecte evasión fiscal.
Dicho esto, no se puede desconocer que el mundo se desplaza en pasos agigantados a lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OECD en el año 2003 citó como administración electrónica, este paradigma demuestra que las administraciones tributarias dentro de su estructura interna ya no deban contratar únicamente expertos en tributación, sino que también necesitan capacitar su personal en materia de análisis de datos y auditoria forense, que le permitirá a sus funcionarios recopilar antecedentes, establecer criterios de medición de riesgo más acertados, revisar el comportamiento de los contribuyentes, descubrir nuevas maniobras de evasión fiscal y crear finalmente programas y áreas más eficientes que ayuden a resolver dificultades usuales que se presentan en la fiscalización tributaria. Hacia el nivel externo se hace necesario mantener un canal de comunicación constante con empresarios expertos en la materia de diferentes sectores de la economía colombiana, mediante los cuales se logre un intercambio de ideas que proporcione a la DIAN una serie de reflexiones en torno al surgimiento de nuevos métodos utilizados por los contribuyentes para evadir tributariamente al fisco nacional.
Por: Luz Angela López Suarez, estudiante del Programa Técnico Judicial y Procedimiento de Derecho Comercial del Politécnico Grancolombiano.
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