Recientemente, mi hija me dijo que la “ghostiaron”. Buscando darle la respuesta más acertada pero sin tener idea qué me estaba hablando, le dije en voz tenue y casi inentendible “no te preocupes, no hagas caso de esas cosas”, enseguida me miró con una sonrisa de gratitud que me hizo pensar “uffff acerté”, en todo caso rápidamente cambié el tema para no evidenciar mi completa ignorancia, pero con la intención de salir corriendo a buscar el significado de “ghostear” y poder profundizar sobre los sentimientos de mi adolescente, “bendición”, y su lenguaje juvenil.

Esa pequeña experiencia me llevó a reflexionar sobre si “será que mis padres vivieron estos momentos” y haciendo un pequeño “recorderis” llegaron a mi mente palabras que surgieron en mi época, tales como “o sea” (muletilla pegajosa), “gas” (cosa desagradable), “gomela” (niña rica), nerd (persona come libros), boleta (persona con mucha personalidad), entre otras muchas que, algunas, aún se utilizan, especialmente por nosotros “los mayores”.

En un principio, pensé que debo olvidar ese momento además del término y persuadir a mi hija para que se comunique en un lenguaje más sencillo, pero analicé que sería más “sencillo” solo para mí, porque innegablemente es el lenguaje juvenil, por lo que soy yo la que debo conocer ese nuevo vocabulario para poderme comunicar con mis hijos.

Unos días después le comenté a mi hija que realmente no conocía algunas palabras de las que utiliza con sus amigos, con una carcajada me dijo: – ya lo sé mamá, me di cuenta cuando te conté que me ghostiaron, por lo que me sonrojé un poco, pero la acompañé con su risa. Me explicó que ese término se utiliza cuando de la nada alguien te deja de hablar y me pregunté, ¿por qué no me dice que alguien la ignoró?, pero, en fin, no se puede nadar contra la corriente.

Entonces me comenzó a explicar los términos más utilizados en su círculo de amigos, y corriendo salí a tomar nota para lograr un acercamiento al lenguaje juvenil:

No puedo desconocer que en su mayoría son extranjerismos que se han venido adaptando a las nuevas aplicaciones y tecnología, que no solo incluyen americanismos, sino términos orientales como K-pop (música koreana), otaku (persona aficionada al ánime), anime (caricaturas japonesas).

Esto me permite entender que la globalización afecta irreversiblemente a toda la sociedad, en la cual cada uno de nosotros hacemos parte, que no podemos ser indiferentes y que estamos obligados entender que hay una evolución maratónica del lenguaje, del cual no podemos excluirnos, independientemente de nuestra edad o pensamiento tradicional.

Por: Adymayeth Moyano Camacho, estudiante del Programa de Derecho Sede Bogotá – Politécnico Grancolombiano