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Desde hace varios años se ha venido hablando de la depresión posparto y de la importancia de mantener una adecuada salud mental por parte las madres para así poder brindársela a sus hijos. Por ello, es impórtate cuestionarse dónde quedan aquellas que no son diagnosticadas con depresión, que no entran en los criterios de este tan “sonado” diagnóstico, pero que se ven enfrentadas a una serie de signos y síntomas emocionalmente abrumadores, en especial las madres primerizas.

Se ha restado importancia al hecho de que deben enfrentarse a grandes preocupaciones, inseguridades, cambios y retos cómo lo son: los dolores de la lactancia, los cuidados específicos del bebé y la vida en pareja. Lo que resulta ser, en resumen, la punta del iceberg de todo aquello que pueden llegar a vivir dentro de los primeros días de la maternidad. Eso sin mencionar la ola de consejos y comentarios bien intencionados que reciben por parte de familiares, amigos, vecinos y demás conocidos, que sin darse cuenta pueden llegar a aumentar los síntomas de la depresión al hacerlas sentir inseguras, agobiadas y confundidas.

Biológicamente, en el momento en que se gesta un bebé hay una alteración hormonal que hace a las mujeres más susceptibles ante múltiples situaciones que, aunque están al tanto, esto no hace que sea más llevadero el proceso del embarazo. Además, deben contemplar las exigencias del medio en el que se desenvuelven, puesto que en su cabeza todo el tiempo retumba el hecho de que deben “cumplir como madres, esposas, amas de casa… y en unos meses como trabajadoras”.

Hay que tomar conciencia, de que todos estos roles solo los podrán desempeñar de una forma adecuada si cuentan con una salud mental óptima o de lo contrario les será casi imposible, puesto que, existirán situaciones y dificultades que las pueden llegar a rebosar y hacer sentir que no van a poder con todo, y claro, no siempre las cosas saldrán como se esperan, eso es una realidad.  Por ello, es indispensable que aprendan a delegar funciones, no sin antes descargar a través del llanto todo aquello que las abruma al cuestionarse si están o no haciendo las cosas de la manera correcta.

Ahora bien, ya que se pueden llegar a sentir identificadas con algunas o todas estas situaciones, es importante hablar de ¿qué hacer?.  Primero, siempre permitan que las ayuden, a veces, como madres primerizas llegan a considerar que son las únicas que hacen las cosas bien para su bebé y que los demás lo hacen a medias, pero no es así, y lo que están consiguiendo con este pensamiento es sobrecargarse de responsabilidades que en realidad otra persona de confianza podría estar realizando para apoyarlas, por ejemplo, el padre del bebé que es quien comparte los días y las noches de trasnocho a su lado, o algún otro familiar que pueda comprender lo que requieren.

Es normal que cuando nace el bebé, él consuma el 100% del tiempo, pero hay que llevar las cosas con la calma, ya que paulatinamente se deben ir retomando sus actividades y cada uno de los roles (mujer, esposa, hija, hermana, amiga, trabajadora, emprendedora, empresaria o ama de casa) que han venido desempeñando a lo largo de su vida. De todos estos el primordial es ser mujer, por esta razón, no pueden olvidarse de su feminidad, aunque sea complejo, permítanse reconocerse y reconectarse con su “ser” y “hacer”, lo cual podrán lograr siempre y cuando le den prioridad a su salud mental.

Siempre busquen apoyo profesional, cuando sientan que las situaciones las superen y más si sus recursos conductuales, emocionales y cognitivos no son suficientes para afrontar los cambios que trae consigo el bebé. Tengan presente que los profesionales en salud mental están en la capacidad de escucharlas, orientarlas y brindarles posibles soluciones que quizás no han logrado ver, puesto que, ellos se convierten en la mirada objetiva de esta etapa.

El profesional en psicología no solo está cuando el “daño” ya está hecho o cuando se está devastada, por el contrario, el psicólogo las apoya en la promoción y prevención de la salud mental, por lo tanto, durante el embarazo o posparto también pueden acudir a él, si ven que algunas situaciones, pensamientos o emociones, no son del todo habituales, no duden en consultar.

Aproximadamente, en España, para el 2021, el 25 % de las embarazadas vivió algún malestar psíquico significativo. Así que es recomendable que siempre tengan presente que su salud mental es también la de sus hijos, si no están sanas mentalmente ellos también se verán afectados a nivel emocional, físico y cognitivo. Por lo cual, la búsqueda de ayuda les permitirá encontrar y reconocer esos recursos, habilidades y capacidades de adaptación a la nueva vida y a los desafíos que representa ser madre, esto con el objetivo de fortalecer ese vínculo afectivo que requieren y así mismo suplir las necesidades de cuidado.

Tranquilos papás que estén leyendo esto y se estén preguntando ¿Esto solo les pasa a ellas y solo a ellas?, y nosotros ¿dónde quedamos? Este último apartado está dedicado a ustedes, ya que comprendemos el papel fundamental que cumplen en esta etapa, desde el momento en el que deciden estar ahí para ellos (madre y bebé), inclusive cuando ustedes también viven en silencio las dudas, temores e inseguridades que genera el preguntarse si están haciendo las cosas bien; cosas que los aquejan y también pueden llegar afectar su salud mental. Por lo tanto, también les extendemos la invitación para que puedan acudir a un profesional de la salud mental, cuando sientan que necesitan ayuda para comprender y sobrellevar cualquier situación que los está sobrepasando, ya sea que esté relacionada con ustedes, sus bebés o sus parejas.

Para finalizar, no puedo despedirme sin antes decirles: ¡Gracias! A esos padres presentes, fuertes y sensibles que están con su nueva familia a pesar de los llantos, temores, trasnochos y dudas.

Por:

Paula Andrea Ramírez Barrero, Máster en Psicología Clínica y de la Salud y Terapia cognitivo conductual y docente del programa de Psicología – Politécnico Grancolombiano

 

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