Hace unos días, reposteaba en Linkedln una nota de prensa de un reconocido diario de circulación nacional que presentaba los salarios de gerentes de primer y segundo nivel más y mejor cotizados en Colombia. En dicha nota, se podía evidenciar el área marketing como un campo floreciente para profesionales de esta disciplina, ya que, en 7 de los 10 sectores económicos identificados, había al menos una posición destacada con salarios entre los $15 y los $40 millones de pesos mensuales. Recibí de varias personas de otras áreas de formación preguntas como: ¿por qué esos cargos gerenciales intermedios alcanzan un salario de ese nivel?, ¿cuáles son los roles, funciones y responsabilidades de dichos cargos?, ¿qué tienen los mercadólogos para ser tan apetecidos ahora? Y la repuesta a todos fue muy sencilla: los mercadólogos hemos sido preparados a nivel teórico-práctico para ser responsables de la creación de valor en una organización desarrollando tres objetivos fundamentales: atracción, retención y rentabilización.
Es importante aclarar que la intención de dicha respuesta no fue la de trivializar las funciones y responsabilidades de un mercadólogo, por el contrario, buscaba centrar su labor en las máximas que enmarcan la esencia de la disciplina y su aporte a la razón de ser de toda organización. Por tanto, es imperativo recordar que un área de marketing requiere de profesionales idóneos que desarrollen procesos analíticos, estratégicos, innovadores y creativos basados en conocimientos singulares de las ciencias administrativas, económicas, tecnológicas, sociales y comportamentales.
Para cumplir con dichos objetivos los mercadólogos los deben ejecutar de forma estratégica. El primero de ellos es la “atracción”: atraer a clientes nuevos mediante una propuesta de valor superior a la de otros competidores, siendo comunicada mediante estímulos comerciales y publicitarios adecuados a cada segmento logrando así, la conversión de prospectos a consumidores. El segundo objetivo es “retención”: retener a los consumidores garantizando su satisfacción, cumpliendo con la propuesta de valor, superando sus expectativas y construyendo experiencias memorables para convertirlos en clientes. Y el tercer objetivo es “rentabilización”: identificando, desarrollando y garantizando una eficiencia operacional en todas las acciones desarrolladas, así como nuevas fuentes de ingresos, obteniendo como resultado el crecimiento de las utilidades y por ende la rentabilidad de la organización.
En resumen, ser mercadólogo significa: comprender entornos dinámicos, cambiantes y en ocasiones turbulentos; arriesgarse a pensar diferente guiado por la curiosidad, el sentido común y la intuición; captar la atención mediante innovación y creatividad; liderar equipos en la implementación y desarrollo de estrategias para la creación de valor. Así, es posible reafirmar la importancia del rol de un mercadólogo, su actual cotización y apetencia en el mercado nacional, pues la correcta ejecución de sus tareas impacta positivamente tanto a empresas como a todo un sistema económico de mercado, mediante la creación, activación y protección de la demanda.
Por: Julián Eduardo Bucheli, Director de la Escuela de Marketing y Branding del Politécnico Grancolombiano