La humanidad desde sus inicios ha encontrado en torno a los alimentos formas de socialización, ya sea en torno a una reunión familiar, una celebración entre amigos o simplemente para concretar un negocio; por ende, la gastronomía constituye un invaluable factor de identidad y expresión cultural en todo el mundo. Lo anterior debe llevar a la reflexión acerca de cómo estamos apropiándonos de nuestra gastronomía, pues sin duda alguna, todos somos conscientes de la necesidad de alimentarnos, pero no todos lo hacemos con la responsabilidad que lleva consigo el arte de hacerlo, el cual involucra desde una adecuada selección de alimentos, formas de cultivo y producción, diferentes preparaciones, impactos generados, hasta cómo se establecen hábitos de vida saludable con alimentos nutricionalmente balanceados; pero en especial el derecho que cada ser humano tiene para acceder a ellos.
El desperdicio de alimentos constituye, en promedio, 1300 millones de toneladas al año de acuerdo a lo informado por la FAO, y cada día nos encontramos ante la penosa realidad de millones de personas que pasan hambre diariamente o mueren a causa de ello; por ende, son grandes los retos relacionados con la alimentación. El mundo enfrenta en la actualidad un consumo de alimentos cada vez mayor debido al creciente número de personas que habitamos el planeta, sin darnos cuenta de que en poco tiempo no habrá suficiente comida para todos, en especial cuando estamos malgastando nuestros recursos naturales y destruyendo la tierra; tanta indiferencia debe parar.
Desde el 2016 se celebra el 18 de junio el día de la Gastronomía Sostenible, que representa una valiosa oportunidad para enaltecerla con diferentes actividades. La ONU destaca cinco pilares sobre la gastronomía sustentable: disminución de residuos, uso racional de los recursos, producción sustentable, respeto por los productores de temporada y compromiso social para promover el comercio justo con productores y compradores.
En Colombia, se han generado leyes entorno a este tema pero que requieren de su adecuada difusión para que sean implementadas de manera correcta. Dos de ellas son la Ley 1920 de 2019 cuyo objetivo es evitar e desperdicio de alimentos en el país y se promueve la donación a organizaciones sin ánimo de lucro que atiende a población vulnerable; así mismo, la Ley 2144 de 2021, establece normas encaminadas a salvaguardar, fomentar y reconocer la gastronomía colombiana con objetivos claros como: empoderar a los productores de materias primas locales, sensibilizar a los productores sobre la conservación del medio ambiente y de su entorno, fomentar el consumo de productos saludables, crear una red turística de restaurantes y espacios abiertos que promuevan la gastronomía y los saberes tradicionales, entre otros.
Más allá de la responsabilidad gubernamental y empresarial, es nuestro deber para con el planeta y, en este caso, en torno a las tradiciones gastronómicas, encaminar acciones que desde la cotidianidad se apropien para contribuir en la generación de cambios inmediatos y permanentes (reciclar, generar huertas caseras, conocer más acerca de los ingredientes locales, su forma de producción y usos, diferentes maneras de conservar los alimentos sin enfermarnos ni desperdiciarlos, etc..); coadyudando desde lo sostenible a satisfacer las necesidades actuales protegiendo las necesidades futuras de las nuevas generaciones. Comencemos siendo generadores de cambio, innovemos; somos parte integral del planeta, es hora de retribuir lo generoso que ha sido con nosotros.
Por:
Lenyd Angélica Riaño Martínez
Docente Coordinadora programa Administración Hotelera y Gastronómica
Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano.