El acceso a educación superior de calidad representa muchas dificultades para las personas en condición de discapacidad, integrantes de comunidades étnicas, víctimas del conflicto, habitantes de frontera y personas en tránsito a la vida civil. De acuerdo con cifras del DANE, el 14,3 % de las personas con discapacidad tiene acceso a la educación superior, en comparación con el 21,0 % de las personas sin discapacidad, es decir, existe una brecha del 6,7 %.

Ante este panorama, resulta necesario que las universidades propicien la inclusión de todas las personas. “Entender la inclusión en el marco de la diversidad supone reconocer que, la atención educativa debe reconocer una serie de condiciones que posicionan determinados grupos poblacionales en escenario de vulnerabilidad con condiciones de participación más complejas que cualquier otro individuo”, señala Carolina Jurado, docente y Coordinadora de la Oficina de Inclusión del Politécnico Grancolombiano.

En este contexto, conceptos como la equiparación de oportunidades, la flexibilidad, la pertinencia y la adaptación, son elementos centrales para la garantía de la calidad en los modelos educativos, tanto en modalidad presencial, como virtual.

¿Qué debe tener en cuenta una institución educativa para ser inclusiva?

En el caso de la infraestructura, las universidades están regidas por la norma técnica NTC 6304 de accesibilidad del medio físico, que establece los mínimos necesarios para garantizar condiciones de igualdad en toda la comunidad educativa. No obstante, la inclusión es un proceso que va mucho más allá.

De acuerdo con Jurado, una característica indispensable para generar una universidad inclusiva es un cuerpo docente que tenga la capacidad de alinear su gestión para responder a la diversidad inherente en su aula o escenario de enseñanza y aprendizaje.

“Que sus estrategias y planteamientos pedagógicos se anticipen a las necesidades de los interlocutores a los que se va a dirigir, y se diseñen con la capacidad de adaptarse a las formas de aprender y de aproximarse a la realidad, de cara al desarrollo de las competencias necesarias para la inserción de ese estudiante en el contexto real”.

Además, la experta del Politécnico Grancolombiano señala que es fundamental que el docente actúe de acuerdo con las características y diversos modos de aprender de los estudiantes. Así mismo, la cooperación y el trabajo en equipo, tanto con los compañeros docentes como con los mismos estudiantes, serán elementos fundamentales para movilizar y gestionar de manera efectiva los procesos de aprendizaje en el marco de lo que supone una universidad inclusiva.

Finalmente, destaca la importancia de caracterizar a la población de estudiantes, con el fin de identificar y reconocer la diversidad: “de otra forma las instituciones no tendremos los insumos necesarios que permiten establecer y disponer los apoyos que requieren los estudiantes para avanzar en sus procesos educativos en el marco de la equidad, de acuerdo con sus condiciones particulares”.

El rol de la educación virtual en la inclusión

Para Carolina Jurado, la educación virtual es en esencia equiparadora de oportunidades y garante en el cumplimiento de los derechos de los individuos en torno a la educación, ya que facilita el acceso al conocimiento de personas que difícilmente podrían aproximarse a la educación superior y, en esta medida, democratiza el conocimiento y rompe barreras.

No obstante, se hace necesario el trabajo conjunto con entes gubernamentales para facilitar el acceso de toda la población: “la responsabilidad de las IES en la disminución de la brecha digital estará orientada en incentivar la participación y empoderar a los estudiantes para que exijan las condiciones que les permita transitar por el sistema educativo”.

Recientemente, Juan Fernando Montañez, rector del Politécnico Grancolombiano participó de la II Convención Iberoamericana de Rectores y de Líderes Académicos de Educación Superior a Distancia y Virtual desarrollada en Cartagena con una ponencia en sobre “la diversidad, clave para un impacto en la inclusión educativa”, en la que manifestó la visión sobre equidad e inclusión como “un asunto en el que se hace necesario cerrar brechas que nos permitan seguir transformado de manera positiva a nuestros países y uno de esos apalancadores importantes es la educación como medio expedito de transformación, en especial con la educación virtual de calidad, en la que tenemos más de 15 años de experiencia con más de 5.000 graduados en el país, lo que nos hace testigos de ese cierre de brechas de inequidad”.

“Si podemos garantizar desde los entornos educativos condiciones de accesibilidad física, digital y en todas las dimensiones, podemos contribuir a sociedades más igualitarias y a sociedades donde realmente la diversidad resalta como un valor agregado y como un elemento constructor de país y de sociedad” finaliza Jurado.