Por:
Martha Rocío Godoy Rodríguez
Tutora Virtual
Politécnico Grancolombiano
Centro de pensamiento en talento humano y organizaciones saludables
En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se trazan importantes estrategias en el objetivo 5, en busca del empoderamiento de las mujeres en el ejercicio del derecho a los recursos económicos en condiciones de igualdad, así como el acceso a la propiedad y al control de las tierras y otros bienes, los servicios financieros, la herencia y los recursos naturales, de conformidad con las leyes nacionales y mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular la tecnología de la información y las comunicaciones (ONU, 2017)
Las sociedades han tenido avances notables en la manera de interactuar en la economía entre hombres y mujeres. Las mujeres han presentado un desplazamiento importante de los roles domésticos propiamente dicho hacia el ámbito público, un avance que representa un empoderamiento y libertad económica para elegir un empleo digno y remunerado en igualdad de condiciones, o incursionar en el emprendimiento femenino (CEPAL, 2017). Las ventajas que conlleva la inversión en la igualdad de género supone un mayor crecimiento económico debido a la cantidad de mujeres, resultados en las empresas cuando las mujeres desarrollan su potencial y los resultados que reportan a sus familias y a la sociedad en términos de estabilidad y crecimiento potencial (ONU Mujeres , 2022)
En ese sentido, en tanto que las mujeres han sido relegadas a la esfera privada – reproductiva- tienen más obstáculos para poder entrar al ámbito público – productivo-, encontrando facilidad para asignársele de manera “natural” el cuidado de los “otros”: esposo, hijos, padres, enfermos. Esto no solo no se concibe como un trabajo en sí, sino que además adolece de remuneración y disminuye su capacidad y fuerza laboral, debido al tiempo utilizado en el cuidado. (DANE, 2020)
Si bien es cierto que la fuerza de trabajo de las mujeres ha aumentado, también es cierto que los empleos a los que tienen acceso se caracterizan por bajos salarios, escasa o nula protección de las normas laborales, falta de seguridad social y seguridad laboral. Además, el desempleo es un agravante que va en aumento, aunado a que las responsabilidades de los roles de las mujeres no han sido delegados ni compartidos con el género masculino, ya que socialmente se sigue considerando responsabilidad de la mujer, quien termina distribuyendo su tiempo entre las labores de casa, labor comunitaria no remunerada y el trabajo formal en los sectores públicos y privados, atendiendo a las nuevas dinámicas familiares y sociales. (Carrario, 2008)
La política pública de equidad de género en Colombia plantea estrategias en derechos sin distinción de género y se realza la participación de la mujer en el ámbito laboral, que consagra igualdad de oportunidades, equilibrio en el entorno de familia y los compromisos laborales. También esta política promueve y apoya el acceso a la propiedad y a los recursos productivos, reconocimiento y fortalecimiento de iniciativas de las mujeres y sus diferentes formas organizativas en la construcción de la paz. (Alta Consejería presidencial para la Equidad de la Mujer, 2011).
Si se mira en retrospectiva, en 1980, una de cada 19 mujeres trabajaba en labores domésticas y, a través de los años, se triplicaron las cifras. A partir de 1960, la mujer incursionó en tareas administrativas, pero no fueron ubicadas en línea de autoridad ni poder. Es solo a partir de los años 70 cuando se comienza a documentar y dilucidar lo que se denominó la feminización de la pobreza y se concluyó que las mujeres se acercaban más a la línea de pobreza que los hombres, lo que trasciende más allá de la carencia de bienes, hasta la afectación de la dignidad y la autonomía personal. (Buedo M, 2015)
En el ámbito laboral, aún a pesar de los avances en legislación, normatividad y políticas estatales, las mujeres no tienen dificultades para acceder al mercado laboral en comparación con el género masculino, que añadido a su componente de crianza, prevalece la repartición inequitativa de las tareas del hogar que conllevan a coartar la libertad del poder de decisiones, afectando la calidad de vida de las mujeres tanto en el ámbito laboral, como en los demás roles sociales y constructos culturales y que, a pesar de incluso haber sobrepasado el nivel educativo de los hombres, son las mujeres las que ocupan empleos con baja remuneración y baja productividad (Blanco G, 2017). Por ello, es prioritario alinear las políticas sociales con las estrategias de los recursos humanos en las organizaciones que impacten a las mujeres trabajadoras a través de las diferentes compensaciones y beneficios que posibiliten trabajar de forma racional, armónica, constante y confluya finalmente en encontrar el balance entre el ambiente laboral y bienestar personal, que permita brillar en los diferentes ámbitos de la vida, potenciando las habilidades innatas que hacen parte de la naturaleza femenina como la inteligencia emocional, la percepción, el sentido multitasking y la organización, que son características a favor de la mujer y servirán de apoyo en la compromiso social por la equidad de género. (Jiménez F & Hernandez, 2020)
Finalmente, es importante encontrar un equilibrio significativo y confortable entre las responsabilidades del trabajo frente a la necesidad de tiempo de calidad, equilibrio personal y salud física, mental y emocional que, aunque la percepción de cada uno de ellos es dicotómica y en ocasiones subjetivas, debe existir una corresponsabilidad entre las organizaciones como garantes de proteger y garantizar el bienestar y satisfacción de las mujeres y, desde el rol mujer trabajadora y productiva, construir sociedades más justas equitativas y saludables.
Referencias:
Blanco G, I. (2017). ¿CON QUÉ SUEÑA UNA FEMINISTA? SOBRE CONCILIACIÓN DE VIDA LABORAL Y FAMILIAR. Revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades.
Buedo M, S. (2015). MUJERES Y MERCADO LABORAL EN LA ACTUALIDAD, UN ANÁLISIS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO:GENÉRICAMENTE EMPOBRECIDAS, PATRIARCALMENTE DESIGUALES. Revista de Educación Socia.
Carrario, M. (2008). Los retos de las mujeres en tiempo presente: ¿Cómo conciliar la vida laboral y la vida familiar? La aljaba.
CEPAL. (2017). Progreso y evolución de la inserción de la mujer en actividades productivas y empresariales en América del Sur. CENTRUM Católica Graduate Business School.
DANE. (2020). MUJERES Y HOMBRES: BRECHAS DE GÉNERO EN COLOMBIA. Bogotá : Departamento Nacional de estadistica .
Jiménez F, A., & Hernandez, A. (2020). Percepción de equidad de género y equilibrio trabajo-familia en trabajadores pertenecientes a empresas públicas y privadas. Ciencias Psicologicas.
ONU. (2017). Los desafios de las mujeres en los objetivos de desarrollo sostenibles . Organización de las naciones unidas .
ONU Mujeres . (2022). el progreso en el cumplimiento de los objetvos de desarrollo sostenible : panorama genero 2022. Secretaria general de las naciones unidas .