Por:

MSc  Ramón Gabriel Aguilar

Docente Tecnología en Gestión Ambiental

Politécnico Grancolombiano

 

Aunque Colombia es el segundo país latinoamericano con reservas de agua dulce más importantes, ya que cuenta con 2.132 kilómetros cúbicos gracias a sus seis nevados, más de 48.000 humedales (entre lagos, lagunas, ciénagas, arrecifes y estuarios, entre otros) y los aproximadamente 50 ríos que tiene, el agua apta para el consumo humano es cada vez menor y se presenta un alto índice de estrés hídrico, es decir, se extrae más agua dulce de la que hay disponible.

La principal problemática que tenemos en Colombia, es que no comprendemos que los ríos son parte fundamental del crecimiento humano, y por este motivo se relaciona con los ecosistemas estratégicos desde su nacimiento, con nuestros páramos, con los humedales, con los acuíferos, con el ciclo hidrogeológico y con los océanos. No hemos entendido que nuestros ríos tienen derecho como un ser vivo y que los derechos del agua son para protegernos de nuestra propia autodestrucción.

Cuando destruimos los ecosistemas estratégicos, estamos destruyendo nuestras cuencas hidrográficas. La presión urbana genera grandes cantidades de contaminantes, y estos son vertidos en nuestros principales ríos sin ningún tratamiento. Los recursos hídricos están sometidos a una presión cada vez mayor, vinculada al crecimiento de población, las actividades económicas y una mayor demanda de agua potable. La minería que tiene una gran incidencia en el vertimiento de sustancias químicas peligrosas es una de ellas. Un ejemplo es el río Bogotá. El tratamiento es del 25 por ciento de las aguas servidas que generamos, lo cual genera un gran aporte a nuestro río Magdalena y en la desembocadura con la contaminación del océano atlántico. Algunas de las problemáticas de nuestros ríos son:

Se está trabajando desde distintos frentes estatales y comunitarios para resolver estas problemáticas, como la gestión del recurso hídrico para proteger los ecosistemas estratégicos, y su delimitación. El cumplimiento de los objetivos del desarrollo sostenible con las metas para el año 2030. Se está fortaleciendo la vigilancia de las actividades que afecten a los ríos como la minería ilegal. Avance los Ríos sujeto a derechos. Inclusión como la capacidad comunitaria de participar en la toma decisiones, especialmente entre indígenas, las mujeres y otros grupos sociales marginados, en las actividades sobre los ríos. Planificación en la Cuenca de los Ríos (POMCA) elaboración y actualización periódica de programa de cuenca hidrográfica, incorporando las visiones de las partes interesadas a las prioridades de desarrollo y manejo de los ríos. Ampliación de las áreas protegidas como prioridad para salvar áreas principales de la cuenca hidrográfica. El pago de servicios ambientales en las zonas críticas para la preservación del agua y del territorio. Mejoras en la planificación y aprobación de licencias ambientales en actividades que generen un alto riesgo ambiental

El cumplimiento de los objetivos del desarrollo sostenible, empieza por gestión económica y financieras, cambio de comportamiento para apoyar objetivos de acceso y beneficios equitativos sostenible para la sociedad, a partir del uso del agua. Gestión de la información, suministro de datos y elementos esenciales necesarios para tomar decisiones informadas y transparentes para el desarrollo y la gestión sostenible de los recursos hídricos en las cuencas hidrográficas. Control de la contaminación con los principios de quien contamina paga, tasas retributivas e incentivos apropiados para reducir los problemas de contaminación y minimización de los impacto ambientales y sociales. Controlar la deforestación del país que afecta directamente las riveras de los ríos y la cuenca alta de los nacimientos.

Debemos aprender de nuestras comunidades indígenas sobre la protección de los ecosistemas estratégicos y recursos hídricos, como nuestros ríos. En cualquier proyecto de protección y gestión ambiental, la participación de las comunidades indígenas y otras poblaciones locales es esencial, así como preservar la integridad de los territorios indígenas para la protección de las cuencas hidrográficas, aumentar el programa de pago de servicios ambientales especialmente en las poblaciones más vulnerables.