Teniendo en cuenta que la felicidad es aquel estado al que todo ser humano anhela llegar, cada 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas para sensibilizar al público y reconocer la importancia que tiene en la vida de las personas.

La felicidad no debería considerarse como una ‘obligación’, ni un criterio para determinar la riqueza de una existencia en particular y mucho menos debería postularse como un objetivo de vida, sino que, por el contrario, tendría que ser el resultado de un conjunto de acciones o actitudes que, si se adoptan de forma acertada, traería beneficios que incluyen momentos de bienestar, lo que incrementa los índices de felicidad.

Esto lo respalda el más reciente estudio realizado por Ipsos, que concluye que lo más importante para ser feliz, de acuerdo con los encuestados de 30 países, es la salud y el bienestar físico (54 %), seguida por la salud y el bienestar mental (53 %). En el tercer y cuarto puesto se sitúan la relación con la pareja y sentir que la vida tiene sentido. Completando las cinco primeras posiciones se encuentra la felicidad que aportan los hijos (48 %), mientras que las condiciones de vida (agua, comida, vivienda) y la seguridad personal son las mayores fuentes de felicidad para el 47 % y el 46 % de los encuestados, respectivamente.

Mayra Alejandra Hernández, docente y psicóloga de la Escuela de Estudios en PSI del Politécnico Grancolombiano, explica varias interrogantes que surgen sobre la felicidad y su relación con las personas: “Como primer punto, es fundamental explicar cuál es la diferencia entre felicidad y alegría; la felicidad es un estado de plenitud o tranquilidad que tiende a permanecer más tiempo, mientras que la alegría es momentánea. Por ejemplo, si una persona ha tenido un día estresado en el trabajo, pero cuando llega a casa se da cuenta de que ha llegado una persona que hacía mucho tiempo no veía y que anhelaba ver, va a sentir alegría, sin embargo, sería pasajera”.

¿Por qué no se ha logrado la felicidad individual y colectiva?

La vida está llena de matices, experiencias y situaciones. El ser humano pasa por muchas etapas, emociones y sentimientos a lo largo de la vida, pero cuando no se aceptan estas cosas, sino que se fuerzan, esto se convierte en una utopía que aleja mucho más a las personas de la felicidad, ya que no se están permitiendo sentir y mucho menos vivir plenamente y sin expectativas.

La docente resalta que para determinar que una persona ha encontrado la felicidad, se debe entender que cada ser humano tiene metas u objetivos diferentes en la vida, que pueden ser alcanzados o no, por eso hay que ser compasivos con nosotros mismos, pero también con los demás, esto mediante la validación o el reconocimiento de los esfuerzos o cambios que cada uno ha realizado para llegar hasta donde está y ser la persona que es ahora. Esto no quiere decir que deben quedarse en un estado de conformidad, sino que, por el contrario, es necesario que identifiquen cuáles son los aspectos para mejorar, para así poder seguir trabajando en pro de conseguir lo que se quiere y estén cada vez más cerca de vivir con estado de tranquilidad y felicidad.

“Por otra parte, la felicidad colectiva se ve truncada principalmente por el juicio o las etiquetas que ponemos sobre los demás, lo que crea una barrera enorme en la sociedad, ya que aún no se normaliza ni se acepta la idea de que vivimos en un mundo diverso donde cada individuo tiene sus propios interés y pensamientos, los cuales deben ser respetados independientemente de que estemos o no de acuerdo; por eso es importante movernos hacia una dinámica de respeto y trabajar en conjunto por una sociedad que valora y hasta disfruta de la multiplicidad que incentiva el sano equilibrio y puede acercarnos a esa felicidad colectiva que tanto necesitamos en el mundo”, explicó la docente Hernández.

¿Existe la clave para ser felices?

“Desde la psicología no hay una fórmula secreta, pero se ha determinado que es fundamental entender cuáles son las heridas emocionales y las habilidades o aspectos de mejora que tienen las personas, pues se consideran aspectos determinantes para sanar y para conseguir esos espacios de felicidad que tanto anhelan las personas. Por esta razón, ir a terapia es uno de los aspectos que debería ser desmitificado y cobrar más relevancia, puesto que ir a terapia no es para locos, sino que es para todas aquellas personas que sienten que no han logrado acercarse del todo a esa vida que merece la pena vivir”, concluyó la psicóloga del Politécnico Grancolombiano.