Muchas empresas recortan el presupuesto y postergan el desarrollo y capacitación de sus empleados porque consideran que es una obligación patronal y un gasto innecesario que aporta poco beneficio tangible. Esto resulta ser un error que afecta desfavorablemente a las empresas cuando buscan alcanzar los objetivos, ya que todo el tiempo se deben enfrentar a entornos cada vez más complejos a los que difícilmente se adaptarán si sus empleados no están capacitándose constantemente.
Uno de los portales de empleo más reconocidos en Colombia: elempleo.com, afirma que la capacitación empresarial permite incrementar en más de 20 % la productividad en los procesos y reduce cerca de un 40 % los niveles de rotación de personal, cifras que indudablemente se verán reflejadas en el presupuesto de la organización.
“La carencia de formación generalmente explica el incremento de los costos económicos de la empresa, los problemas de productividad, pérdida de calidad en su gestión, debilidad en la atención de los clientes internos y externos, desperdicio en el manejo de la materia prima, fallas en el uso de las tecnologías muchas veces subutilizadas. Además, se da absentismo, impuntualidad, abandono del puesto de trabajo, accidentes laborales y otras consecuencias sociales indeseables”, explicó Leonardo Zúñiga Martín, docente del Programa de Psicología y Coordinador de Prácticas Profesionales del Politécnico Grancolombiano.
Y aunque se ha avanzado en esta materia, aún falta mucho por trabajar. Según el Banco Mundial, América Latina sobresale como una de las regiones del mundo en las que más del 40 % de las compañías ofrecen capacitación a sus empleados. Un estudio realizado por el Politécnico Grancolobiano reveló que el 37,6 % de los encuestados consideran que las empresas invierten en fortalecer las habilidades de los equipos de trabajo, mientras que el 62,4 % consideran lo contrario.
Por esta razón, la capacitación debe verse como un proyecto indispensable dentro de una empresa y como una de las inversiones más rentables. Para el docente del Politécnico Grancolombiano, apostarle a la capacitación empresarial es fundamental porque es un canal de desarrollo y formación que los individuos requieren (y piden a gritos), incluso por encima de otros beneficios. De hecho, los programas de capacitación complementan una parte clave en las organizaciones, denominado el salario emocional, con el que se busca un equilibrio entre la carga laboral, el beneficio personal y el desarrollo individual.
¿Cómo implementar las capacitaciones?
El docente del Politécnico Grancolombiano explica que las empresas deberían tener en cuenta tres recomendaciones al momento de programar y estructurar estrategias de capacitación:
- Conocer la pertinencia e impacto de la capacitación, pues no sería lógico impartir temáticas que no le aporten significativamente a la formación del individuo, ni a la optimización de sus cargos. Por lo tanto, es importante establecer un diagnóstico real de necesidades de formación. De igual forma, es crucial indagar las demandas del mercado laboral en la actualidad para conocer si el trabajo que desempeñan los empleados se encuentra en línea con las tendencias y de esta forma poder innovar con nuevos conocimientos.
- Designar un presupuesto ajustado a la realidad de la organización, sin exceder expectativas que, a la larga, no generan los resultados esperados.
- Establecer dinámicas de evaluación de los programas impartidos de capacitación, desde su duración, pertinencia, calidad de los mentores, herramientas utilizadas, etc., así como su impacto real en lo que se busca mejorar, optimizar o implementar. De esta manera, se pueden tomar planes de acción a futuro sobre qué resulta más efectivo o no en la implementación de los planes de formación empresariales.
¿Cuáles son los beneficios?
Este tipo de inversiones generan beneficios a corto, mediano y largo plazo. La empresa empieza a ser reconocida por su labor y por sus niveles de profesionalismo, lo que les brindará credibilidad y fuerza frente a la competencia y los clientes potenciales. De esta forma mejora su imagen en el mercado al servir de puente para conectar a las personas, las empresas y todos los sectores sociales, pues entienden el contexto en que se encuentran y contribuyen desde diferentes dimensiones al desarrollo social y humano. Además, redundará positivamente en la calidad de vida organizacional, en un clima de trabajo de mayor satisfacción y en una cultura corporativa más fuerte y sana.