Por:
Jenny León Artunduaga
Docente
Escuela de Estudios en Psicología, Talento Humano y Sociedad
El aprendizaje es uno de los procesos cognitivos más sólidos que acompañan el desarrollo infantil; el ser humano aprende en sus diferentes ciclos de la vida, desde el nacimiento hasta la etapa del envejecimiento logra adquirir nuevos conocimientos y habilidades. A lo largo de la vida se alcanzan aprendizajes de manera informal, un ejemplo es la nutrida interacción con la familia y grupo de pares, es allí donde se adquiere el conocimiento de las normas sociales, resolución de problemas y pautas de comportamientos en los diferentes contextos sociales al que está expuesto el niño y niña. Posteriormente, en un escenario formal como las instituciones de educación, se espera el aprendizaje de habilidades académicas, siendo este un aprendizaje estructurado y directo.
En la edad escolar algunos padres y docentes reportan que sus hijos y estudiantes presentan dificultades académicas, que conllevan a la desmotivación, bajo desempeño académico y en algunos casos alteraciones del estado de ánimo y del comportamiento.
Los Trastornos Específicos Del Aprendizaje, en termino general hace referencia a un grupo heterogéneo de desórdenes manifestados por dificultades significativas en la adquisición y uso del deletreo, habla, lectura, escritura, razonamiento o habilidades matemáticas (National Joint Commite on Learning Disabilities (NJCLD). Tales desórdenes son intrínsecos al individuo, presumiblemente debidos a una disfunción del sistema nervioso. Vale la pena recordar que los trastornos del aprendizaje no se generan en el momento en el que se inicia el proceso lectoescritor y de cálculo, sino que vienen con el niño a lo largo de su proceso de desarrollo, sin ser detectados hasta el momento en que ingresan a la escuela y aparecen los problemas que afectan el desempeño académico.
Se estima que entre el 10-15 % de los niños y niñas en edad escolar padecen problemas relacionados con la formación en un área académica específica, de hecho, esta situación es tan común que estudios han demostrado que en una clase promedio de 25 niños es posible que el 10 % de ellos, es decir 2 o 3 menores no son capaces de seguir el ritmo de los demás y son la causa principal de fracaso escolar.
Las dificultades de aprendizaje pueden concurrir con déficits en la conducta de autorregulación, en la percepción social y en la interacción social, aunque por sí mismas no constituyen una dificultad en el aprendizaje.
Por lo tanto, en calidad de brindar un apoyo oportuno frente a las diferentes dificultades escolares, es pertinente consultar con un especialista en neuropediatria y neuropsicología. El papel del especialista requiere del conocimiento de los actores que intervienen en el diagnóstico y el tratamiento. Asimismo, la intervención de niños con trastornos del aprendizaje se enriquecerá cuando no se enmarque exclusivamente en el déficit y se deje de ignorar el enorme potencial del niño para sobreponerse a condiciones adversas. No se puede seguir ignorando otros objetivos igualmente importantes como la promoción de habilidades personales y sociales.
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