En los últimos años, las organizaciones han ido redefiniendo el concepto de desempeño. Un empleado ya no es simplemente alguien que sobresale en su tarea, sino también alguien que sabe ser proactivo y que es capaz de trabajar en buenos términos con sus compañeros, más allá del desempeño en las labores específicas. Buscamos un desempeño contextual, abarca comportamientos que no forman parte del rol técnico prescrito para un cargo, pero que contribuyen a la eficacia de las compañías dando forma al contexto organizacional y catalizando las actividades y procesos de la empresa, estos comportamientos influyen positivamente en el desempeño organizacional.

Ahora bien, las fortalezas del carácter son una visión positiva de la personalidad. Se pueden definir como una capacidad preexistente, auténtica y energizante para comportarse, pensar o sentir; favorecen el óptimo funcionamiento, desarrollo y desempeño de los individuos. Además, a menudo pensamos que nuestro mayor potencial de progreso está en trabajar sobre nuestras debilidades y no en potencializar nuestras fortalezas, no obstante, para algunos individuos es más fácil progresar apoyándonos en los puntos que tenemos que mejorar.

En la última década, la mayoría de las investigaciones muestran que el uso de las fortalezas promueve las metas profesionales y eleva el nivel general de vitalidad y concentración en el trabajo. Desde este punto de vista, las fortalezas son por tanto activos esenciales que pueden promover elementos organizacionales positivos como la motivación, el engagement, el bienestar o el compromiso organizacional. Entre las técnicas para estimular el uso de las fortalezas encontramos: (1) identificar los cinco puntos fuertes de cada trabajador, (2) realizar el ejercicio de escritura: “Yo en mi mejor momento” y (3) utilizar las fortalezas distintivas de forma innovadora.

La primera técnica consiste en identificar sus puntos fuertes, es decir, los puntos más presentes en un individuo, mediante un cuestionario gratuito de Internet: Valores en Acción. En el trabajo, una de las mejores formas de prosperar es usar sus fortalezas personales en sus misiones. Actuar de acuerdo con tu personalidad es una excelente receta para aumentar el placer y la productividad a nivel profesional. Solo 1 de cada 3 personas puede nombrar sus puntos fuertes espontáneamente, y solo 1 de cada 6 ha aprovechado sus puntos fuertes en el trabajo.

La segunda técnica, el ejercicio escrito “Yo en mi mejor momento”, consiste en redactar un breve texto testimoniando una situación en la que se ha actuado de manera óptima. Este texto nos permite analizar cómo se utilizan las fortalezas de su firma en el mundo del trabajo. Por ejemplo, un empleado puede relatar el éxito de un proyecto de investigación y desarrollo largo y difícil y descubrir que su discernimiento, curiosidad, pensamiento crítico y deseo de aprender fueron utilizados y son en parte responsables de este éxito.

La tercera técnica consiste en elegir, de una lista de posibles actividades, nuevas formas de utilizar las propias fortalezas. En su libro ‘Manual de psicología positiva’ Peterson sugiere varias actividades para usar cada una de las fuerzas a menudo, intensamente y durante mucho tiempo. Esta técnica le pide a la persona que elija una de estas actividades para cada una de sus principales fortalezas, por ejemplo, la persistencia y que encuentre estrategias para implementar las acciones elegidas seguir el ejemplo de un compañero o bien de un mentor.

Utilizar las fortalezas distintivas de los empleados es una forma eficaz de mejorar el bienestar, la salud y el funcionamiento óptimo en el trabajo. Estudios rigurosos han demostrado que es posible aumentar el conocimiento y el uso de las fortalezas de los empleados, lo que intensifica su pasión por su trabajo y, por lo tanto, tiene consecuencias positivas. Para hacer esto, en lugar de confiar en la intuición, podemos identificar las fortalezas distintivas de cada uno utilizando cuestionarios validados y técnicas comprobadas.

En este sentido, «Yo en el mejor de los casos» es una técnica eficaz: el trabajador busca comprender cómo sus fortalezas características lo han llevado a alcanzar altos niveles de desempeño en el pasado, para poder reproducir estos episodios de funcionamiento a menudo, intensamente y durante un tiempo. Esta práctica también permite observar que cuando se evoca un recuerdo agradable, se reactiva la emoción positiva. Además, si compartimos este recuerdo con otras personas, el efecto se multiplica por diez y la emoción también se transmite a los demás por contagio emocional. Nuestro cerebro ya practica muy bien estos principios en el lado negativo con cavilaciones mentales y temas de conversación enfocados en los aspectos negativos de la vida diaria, ¡enseñémosle a poner estos principios al servicio de nuestro bienestar!

Sin embargo, confiar en tus fortalezas rima con motivación e interés de cada trabajador. Potencializar las fortalezas son ante todo un interés para el individuo, incluso antes de ser útiles para la colectividad. Entonces, cuando se usan las fortalezas en el trabajo, se traduce en niveles más altos de energía y más felicidad. Nos sentimos más vigorosos, nos recuperamos más rápido y nuestro rendimiento es mejor. También estamos más alineados con nuestros valores y nos sentimos coherentes. Es una verdadera fuente de significado en el trabajo.

Son muchas las ideas a poner en marcha para mejorar la calidad de vida en el trabajo en las empresas. Cada acción implementada, incluso la más pequeña, probablemente será bien recibida por los empleados, porque demuestra que la gerencia del talento humano está pensando en ellos: también es una forma de agradecer.

¡No olvidemos que un empleado que percibe altos niveles de bienestar laboral se desempeñará mejor que un empleado poco motivado!

 

Por:

Sandra Patricia Hernández Rincón

Docente

Escuela de Estudios en Psicología, Talento Humano y Sociedad

Politécnico Grancolombiano