En escenario VUCA antes de pandemia y BANI después de pandemia los presidentes requieren pensar, reaccionar y actuar diferente, con un liderazgo 360 de ecosistema digital, colaborativo que le permita construir y gestionar nuevas redes de relacionamiento entre empresas. La alta demanda de gestión durante las 24 horas, los siete días de la semana, le exige una extraordinaria energía para mantenerse en modo prospectivo, alerta ante los desafíos del mercado y motivado para inspirar a sus lideres y lideresas al cumplimiento del plan estratégico establecido, es la pieza clave en el proceso de adaptación de estos escenarios.

Por eso, una de las competencias de los presidentes es simplificar la complejidad para encontrar el verdadero rumbo económico de la empresa con las personas adecuadas. Este es uno de los verdaderos retos, liderar pensamientos multigeneracionales y multiculturales entorno a la alineación de los objetivos planteados.

Igualmente, el CEO debe desarrollar la capacidad de construir una cultura con un propósito, donde lo valioso sean las personas, que entre ellos prevalezca el respeto y la coherencia con los valores corporativos, donde la empatía, el liderazgo colaborativo y el trabajo en equipo sean la razón para lograrlo. Con capacidad de liderar transformaciones en este mundo incierto porque el status quo es su peor enemigo.

Es importante que el presidente tenga la capacidad de escuchar a sus equipos y analizar la información que viaja en la cultura de la velocidad de las diferentes variables, por lo tanto, el pensamiento crítico, el pensamiento analítico y el pensamiento estratégico son su arma para afrontar a sus competidores y aliados; otra competencia clave es gestionar y resolver el conflicto de los ejecutivos de alta gerencia a favor de la estrategia, entendiendo el rol que desempeñan, aprovechando sus conocimientos y habilidades.

El presidente debe ser un líder transformacional proactivo, resolutivo y con una alta confianza en sí mismo, que impacte con su ejemplo y sus acciones a los grupos de interés, contar con una visión prospectiva, capaz de adelantarse a los desafíos tecnológicos y emprender acciones ante este mundo de caos, completamente impredecible e incomprensible. Esto implica obtener información de forma rápida y eficaz a partir del big data, respecto al desempeño comercial, el comportamiento del cliente, las tendencias del mercado entre otros factores relevantes que pueden afectar el éxito de la organización. Esta orientación a los datos le facilita la toma de decisiones agiles, precisas y confiables.

Finalmente, la cabeza principal, visible de la compañía debe tener la capacidad de liderar en escenarios de caos, un liderazgo transformacional que le permita aprender, desaprender y reaprender, para conformar equipos de alto rendimiento, donde el referente sea la empatía, la equidad e inclusión que lleve a la organización al cumplimiento del plan estratégico en el marco de la sostenibilidad.

Por:

María Gloria González Molina

Líderesa Centro de Liderazgo 360

Politécnico Grancolombiano