El próximo 15 de febrero se llevará a cabo la subasta de cargo por confiabilidad, un evento crucial para asegurar el suministro de energía eléctrica a largo plazo en Colombia. Esta subasta, objeto de debate y controversia, representa una oportunidad para avanzar en la diversificación de la matriz energética del país, promover la inversión en nuevas tecnologías y garantizar la confiabilidad del sistema eléctrico.

En el último tiempo, el sector eléctrico colombiano ha enfrentado una serie de desafíos que han generado preocupación y debate en la sociedad. Uno de los temas más destacados es el constante aplazamiento de las subastas por cargo de confiabilidad, un mecanismo crucial para garantizar el suministro de energía eléctrica en el país. Estos aplazamientos, aunque pueden parecer decisiones administrativas rutinarias, tienen implicaciones profundas que podrían afectar el futuro energético de manera significativa, así la transición y seguridad energética a largo plazo del país.

La subasta por cargo de confiabilidad es un proceso fundamental para asegurar que Colombia cuente con la capacidad necesaria para satisfacer la demanda de energía eléctrica en el futuro. A través de este mecanismo, se asignan obligaciones de energía firme a los diferentes agentes del mercado eléctrico, garantizando así un suministro confiable incluso en periodos de alta demanda o condiciones climáticas adversas. Además, promueve la inversión en nuevas fuentes de generación de energía y contribuye a diversificar la matriz energética del país, aspectos esenciales para garantizar la sostenibilidad ambiental y la seguridad energética a largo plazo.

Sin embargo, recientemente, estas subastas han experimentado una serie de aplazamientos que han generado dudas y preocupación en el sector eléctrico colombiano. Estas dilaciones, aunque justificados por razones normativas y regulatorias, han generado una serie de repercusiones negativas que podrían comprometer el futuro energético del país.

En enero de 2024, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) decidió posponer nuevamente una subasta programada para el 1 de febrero de ese año, a pesar de haberla anunciado previamente. Este nuevo retraso se suma a una serie de postergaciones anteriores, lo que genera inquietud en el sector.

En primer lugar, los aplazamientos de las subastas generan incertidumbre en el sector eléctrico, lo que puede afectar la planificación y la toma de decisiones de las empresas. La falta de certeza sobre la disponibilidad de energía firme en el futuro puede llevar a una menor inversión en nuevas capacidades de generación de energía, lo que a su vez podría comprometer la seguridad y confiabilidad del suministro eléctrico a largo plazo. Además, los aplazamientos pueden aumentar la probabilidad de cortes de energía y la volatilidad de los precios de la energía, lo que tendría impactos negativos en los usuarios finales y en la competitividad de la economía.

Además, los aplazamientos pueden tener un impacto negativo en los precios de la energía eléctrica. La subasta de cargo por confiabilidad permite que los agentes generadores compitan entre sí para ofrecer el precio más bajo. Al aplazar la subasta, se corre el riesgo de que los precios de la energía eléctrica aumenten, debido a la escasez de oferta y la incertidumbre sobre el suministro.

Otro efecto negativo de los aplazamientos es el impacto en la inversión en el sector eléctrico. La subasta de cargo por confiabilidad es una oportunidad para que los agentes generadores obtengan ingresos garantizados por la entrega de energía firme. Al aplazar la subasta, se puede reducir el atractivo de invertir en el sector eléctrico, lo que podría ralentizar el crecimiento de la capacidad instalada y afectar la modernización y diversificación de la matriz energética del país.

Por otro lado, los aplazamientos de las subastas por cargo de confiabilidad también plantean interrogantes sobre la eficacia y transparencia del proceso regulatorio en Colombia. Si bien es comprensible que las autoridades busquen garantizar que las subastas se lleven a cabo de manera justa y equitativa, los constantes aplazamientos podrían socavar la credibilidad del proceso regulatorio y generar desconfianza en los inversionistas y en la sociedad en general.

Los constantes aplazamientos de las subastas por cargo de confiabilidad representan un riesgo significativo para el futuro energético de Colombia. Estas decisiones administrativas aparentemente rutinarias tienen implicaciones profundas que podrían afectar la seguridad energética, la competitividad económica y el bienestar de la población. Es crucial que las autoridades tomen medidas urgentes para evitar nuevos aplazamientos y garantizar la realización oportuna de las subastas por cargo de confiabilidad, asegurando así un suministro confiable y asequible de energía eléctrica para todos los colombianos.

En conclusión, la subasta de cargo por confiabilidad del 14 de febrero es una oportunidad para asegurar el futuro energético de Colombia. Si se abordan los desafíos y se implementan las medidas adecuadas, la subasta puede contribuir a la diversificación de la matriz energética, la inversión en nuevas tecnologías, la confiabilidad del sistema eléctrico y la protección de los usuarios. Es un momento crucial para que el gobierno, las empresas y la sociedad civil se unan en torno a un objetivo común: garantizar un futuro energético sostenible para el país.

Por:

Alejandro Toca

Docente de Administración Pública

Politécnico Grancolombiano