¿Por qué tomamos malas decisiones financieras? El proceso de toma de decisiones puede ser algo complejo acorde a la cantidad de variables que se deben analizar, pero si tomamos los dos grupos principales como la razón y las emociones, es posible llegar a conclusiones interesantes sobre cómo funciona este proceso y especialmente en todo lo que esté relacionado con la adecuada administración del dinero.
En el 2002 le otorgan el premio nobel de economía a Daniel Kahneman (psicólogo) y Vernon Smith (economista) por sus aportes a la economía del comportamiento, donde el trabajo conjunto entre la psicología y la economía aportaron datos importantes para entender el proceso decisorio en términos económicos. También trabajaron con Amos Tversky, quien falleció en 1996 y no consiguió poder disfrutar del éxito de sus investigaciones y su valioso aporte a la economía conductual. En conjunto desarrollaron una teoría del comportamiento de las personas y la manera como toman las decisiones en situaciones de incertidumbre, involucrando de forma directa la psicología y las ciencias económicas. Su teoría fue llamada “Teoría de la prospectiva”, en la que exponen una asimetría en la toma de las decisiones financieras cuando se pierde o gana dinero.
Pero antes de entrar en detalles sobre la teoría prospectiva, es importante mencionar que la vertiente de la teoría económica tradicional indica que las personas toman decisiones de forma racional, tienen información completa y buscan siempre obtener un beneficio económico, pero esto no es siempre así, puesto que las decisiones pueden tomarse de forma impulsiva o emocional, de forma no consciente y después de haber decidido obtener resultados futuros inesperados. Por tanto, otros aspectos influyen de forma directa en la toma de las decisiones financieras.
En la teoría prospectiva se definen dos fases principales:
- Fase de preparación: Los resultados se presentan ordenadamente con metodologías no tan rigurosas, por tanto, las personas determinan cuáles resultados son semejantes y de aquí se fijan un punto de partida, algo menor es considerado como pérdida y algo mayor como ganancia. Esta fase está compuesta por varias situaciones:
- Codificación: las personas perciben los resultados como ganancias o pérdidas por encima de un estado de bienestar o riqueza, teniendo en cuenta siempre un punto de partida o de comparación con el fin de poder determinar si se obtuvo una ganancia o una pérdida.
- Combinación: las alternativas de elección se pueden simplificar asociándolas entre sí cuando tienen componentes semejantes.
- Separación: se separan las alternativas que contemplan riesgos diferentes.
- Cancelación: eliminación de componentes compartidos por las alternativas.
- Simplificación: redondeo de resultados o probabilidades.
- Fase de evaluación: se escogen la alternativa de mayor utilidad acorde a una probabilidad de ocurrencia y un resultado potencialmente beneficioso.
Pero, según esta metodología y contrastada con la teoría de la utilidad esperada, las diferentes investigaciones arrojaron que las personas valoran mucho más las certezas que aquellos resultados que tienen algún grado de probabilidad de ocurrencia, es decir, las percepciones y valoraciones subjetivas tienen mayor peso sobre las cifras o valores probabilísticos que pueden indicar obtener una mayor utilidad esperada.
El trabajo de investigación realizado por Kahneman y Tversky constaba de efectuar una serie de preguntas donde se planteaba un problema de elección y los participantes debían elegir cuál opción era de su preferencia; no había respuestas correctas, simplemente se pretendía determinar cómo funcionaba el sistema de elección o el proceso en la toma de decisiones bajo riesgo, detectando qué factores psicológicos influenciaban de forma directa la toma de las decisiones financieras y que involucraban situaciones de riesgo, el miedo producido por la aversión a la pérdida era evidente en el proceso de decisión.
La asimetría existente en los factores decisorios cuando se usaba la palabra ganar o perder, era indiscutible. Por ejemplo: ¿cuál es su preferencia?
- Ganar $900 seguro o $1.000 con un 90% de probabilidad.
- Perder $1.200 con un 20% de probabilidad o $1.000 con un 10% de probabilidad.
Las personas tienden a dar mucho más peso a las pérdidas que a las ganancias, por tanto, la opción más seleccionada por las personas es la A, a pesar de que hay una mayor utilidad en la opción B, dejando evidente la afectación sufrida a causa de las emociones en los procesos de decisión, donde el miedo a la pérdida puede ser un factor importante que influye de manera no consciente sobre lo que se decide.
Una vez identificados algunos factores que tienen que ver con las decisiones financieras, no podríamos decir que la economía tradicional presenta fallos, pero sí que es susceptible de realizarle mejoras, es importante ahora observar no solo las cifras en sí mismas o su uso, sino también el decisor y sus cualidades emocionales, la forma en cómo se afronta al miedo y asume los riesgos y su capacidad de afrontar la aversión a la pérdida, facultades a mejorar si se espera ser más eficientes en la toma de las decisiones financieras.
Por:
César Augusto Hernández Ocampo
Docente
Escuela de Contabilidad y Finanzas Globales